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Pasear por la calle Real, en pleno centro de San Fernando, tiene un nuevo aliciente con la presencia de El Pequeño Chamberí. El establecimiento abrió el pasado verano y ya está asentado como una interesante alternativa a la oferta gastronómica del centro de la ciudad isleña.
Productos de cercanía y de calidad de la provincia son la base de un proyecto impulsado por dos emprendedores, Jesús Fernández y Jesús Pérez, que se complementan para cuidar con mimo cada detalle de un local donde se puede comer entre amigos y también comprar productos al más puro estilo de un ultramarino de toda la vida. Y el nombre es un guiño a la historia y a la vinculación de ambos propietarios con el barrio madrileño.
El local tiene un punto de tienda añeja, como puede ser un tabanco o una abacería, donde no faltan salazones o la charcutería. Por el momento no hay terraza porque el objetivo es tener "un contacto más directo con el público para poder atenderlo lo mejor posible".
"Somos la fusión de dos trabajadores. Uno de Barbate que viene con toda la experiencia hostelera y de cocina de la zona y se suma mi experiencia también como empresario, como publicista, como escaparatista. No tenemos cocina, somos una tienda de charcutería donde puedes comerte desde un bocadillo rico de chicharrón a una tosta confeccionada con buenos quesos y piñones de la Breña. Lo que estamos intentando divulgar y poner en valor son las algas y las sales de aquí de la zona", explica Jesús Fernández.
En el establecimiento la decoración es muy llamativa. Un cuadro de Camarón de la Isla lo vigila todo porque "aquí somos grandes defensores del flamenco", explican. Motivos marineros y buen gusto a la hora de mostrar el género a los clientes en un claro esfuerzo por ofrecer un buen servicio y promocionar el producto de Cádiz.
Jesús Pérez remarca que la base principal de una buena cocina es "echarle ganas. Estamos trabajando nuestras tostas con queso de cabra, chicharrones de Chiclana, mermelada, unas algas marinas... Es un proyecto muy bonito y los productos los sacamos en papel de estraza. La idea inicial era montar una tienda de alimentación y está funcionando muy bien con las tapas que ponemos". Las algas que se usan en sus tostas proceden de Suralgas, la empresa de Consuelo Guerra, pionera en este campo unido a la gastronomía.
Entran por los ojos las gildas, elaboradas con cebolla, pepinillos, alcaparras y mojama de Barbate, pero la oferta es variada. Entre las tostas, funcionan especialmente bien la Chamberí (atún de ijar, mixtura de algas, piñones, paté de salmón y pimientos asados bañados en mermelada) y la Santa Ana (chicharrón de Chiclana, queso curado de la Sierra de Cádiz y mixtura de algas), aunque hay más opciones.
El pan de campo que se usa es de Jesús Salido, una panadería clásica de San Fernando y también traen pan de Vejer de la Frontera para algunos productos concretos. El Pequeño Chamberí es una tienda poliédrica donde además de poder comer, se pone a la venta pan, café, dulces, aceitunas a granel o vino, entre otros. La Navidad ya ha llegado al local y, aparte de contar con una llamativa decoración, ofrece la posibilidad de comprar cajas para regalar con diferentes productos, a partir de 35 euros.
La denominación oficial es El Pequeño Chamberí, café boutique porque pretenden ser la boutique del buen queso, del buen vino de la zona, aceites, vinagres o sal. Además, cuenta con un espacio donde adquirir productos de bisutería y arte. Detrás del proyecto está la colaboración del CADE (Centro Andaluz de Emprendimiento) de Barbate.
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