El placer de los otros baños de espuma: "Todos asocian cerveza con fiesta, aquí es bienestar y salud"

Beer Spa tiene origen andaluz gracias a una barbateña y a un granadino, cuenta con sedes en Zahara de los Atunes, Cádiz, Islantilla y Granada. La idea dorada prepara el salto a Madrid este año

Almudena López, cofundadora de Beer Spa, ultima los preparativos de baños de espuma en el jacuzzi de cerveza.

Los empresarios con instinto viajan con las orejas de punta y el olfato afilado. Cuando descubren una buena idea la muerden y se la llevan para hacerla suya. Almudena López, de Barbate, y Juan Sánchez, de Granada, vivieron esa experiencia en Praga.

Durante una estancia en la muy cervecera capital checa descubrieron los beer spa, que podría traducirse por balnearios de cerveza. Probaron y se plantearon versionar la propuesta para los gustos y la estética española, para el público que visita ciudades y puntos turísticos de Andalucía, por ejemplo.

Galería de fotos | Así es un spa de cerveza

Beer Spa también tiene marca propia de cerveza artesana y se puede degustar en cualquier momento. JUAN CARLOS TORO

El resultado de la idea, ni una década después, es una de las mayores cadenas de spa y balnearios de España. Además de los establecimientos convencionales en el sector, Beer Spa suma los especializados en sus novedosos tratamientos de cerveza.

El primero abrió en Granada en 2017. Un año después, Alicante, Islantilla y Salou pero al espumoso sueño de Almudena y Juan le faltaba el brazo gaditano.

Primero Zahara de los Atunes y luego la ciudad de Cádiz, hace apenas 18 meses, cuentan con Beer Spa dentro de los hoteles de la cadena Q (en la que fuera residencia Tiempo Libre, en el caso de Cádiz, y en la turística calle de La Tahona, en el zahareño).

Antes de que acabe 2024 inauguran otro oasis de paz cervecera en Madrid, en el barrio de La Latina, con unas instalaciones que tendrán dos plantas, con más capacidad y superficie que otros centros de la cadena.

El salto a la gran capital es la confirmación del éxito de una idea que sorprende. Muchos de los que visitan Beer Spa descubren una inesperada capacidad para proporcionar placer y relax en vez de ruido y alegría.

La clientela rompe algunas ideas preconcebidas nada más llegar: "La palabra cerveza está asociada a la fiesta pero aquí significa otra cosa, aquí es bienestar y salud".

Cada jacuzzi, con cama, cuenta con un grifo de cerveza para que los usuarios consuman la que quieran.  JUAN CARLOS TORO

Almudena López, cofundadora de la llamativa serie de establecimientos, hace el recorrido por la sede zahareña mientras explica la técnica de base. La sala principal incluye tres áreas iguales, clonadas.

En cada una figura un jacuzzi, un grifo de cerveza y una cama de paja. Todo tiene un aire rústico, casi medieval, en imitación a madera para resaltar el origen antiquísimo de la bebida.

"Una de las primeras cosas que recibe el visitante es un breve resumen de la historia de la cerveza. Es el alimento más antiguo de la humanidad junto con el pan. Su origen se fija hace 7.000 años, en Mesopotamia. Desde ahí, avanzamos hasta los siglos posteriores, por la tradición en monasterios, hasta la actualidad".

Los profanos pueden creer que todo comienza cuando se sumerge el cuerpo en cerveza en una bañera, sin más. Que podrían abrir la boca y tragar un buche. Obviamente, no es tan sencillo ni tan burdo. Al contrario, hay mucho de ciencia, de cuidados y de calma.

La sala privada del Beer Spa de Zahara cuenta con camillas de masaje propias.  JUAN CARLOS TORO

El primer paso del tratamiento básico empieza en el jacuzzi, con un baño en agua libre de cloro mezclada con un preparado (polvo licuado) a base de lúpulo, cebada, levadura y canela.

Es decir, las propiedades de los componentes esenciales de la cerveza entran en contacto con la piel del usuario, como sucede con otros frutos y vegetales (aceite de oliva, coco, avena, aloe vera...) en decenas de productos de higiene y belleza.

La base de cerveza aporta "muchos beneficios, especialmente para la piel" recuerda Almudena. También para el espíritu y sin necesidad de beberla. El preparado cervecero, clave de los tratamientos, fue creado por un laboratorio de Granada tras meses de investigación y pruebas hasta encontrar la fórmula ideal.

Beer Spa prevé abrir sede en Madrid, en el barrio de La Latina, antes de que termine 2024.  JUAN CARLOS TORO

Tras el baño, la sauna. A menor temperatura que la tradicional, entre 40 y 50 grados centígrados. El vapor caliente abre los poros y facilita la absorción cutánea del elixir cervecero. Tras unos 15 minutos, descanso en una cama de paja. La media de este tratamiento esencial suele abarcar una hora, como mínimo.

La cerveza a través de la boca también tiene su papel. Los usuarios pueden tomar la que quieran durante el tratamiento a través del grifo ubicado junto al jacuzzi. Es de la marca Alhambra por convicción y por una cuestión sentimental ineludible: uno de los fundadores es granadino.

Beer Spa también tiene marca propia de cerveza artesana y se puede degustar en cualquier momento. Los abstemios, alérgicos o intolerantes tienen opciones, también en modo barra libre, sin alcohol y sin gluten.

La bebida, en el transcurso de la estancia, está acompañada de una degustación de queso, regañás y bombones de chocolate con mousse de cerveza.

A esa experiencia básica pueden sumarse una veintena de opciones distintas, desde masajes con aceites a base de cerveza hasta tratamientos faciales en cabinas específicas.

A la sala principal de jacuzzi, sauna y camas se añade una especial, la sala privada, con capacidad solo para dos personas porque la clientela principal está formada por parejas.

"Lo habitual es que sean tanto residentes en las ciudades en las que estamos como visitantes. Casi siempre a partir de los 30-35 años porque a los más jóvenes igual les resulta más difícil pagar lo que cuesta este tipo de servicios". El segundo tipo de cliente más frecuente es el que acude en grupo, con amigos.

En zonas turísticas como Zahara o Islantilla, la actividad de Beer Spa está vinculada a las temporadas de apertura de los hoteles pero en otras sedes urbanas, como Granada o Cádiz, la afluencia es constante durante todo el año porque la clientela se divide entre veraneantes y locales.

Los precios empiezan a partir de 60 euros (110 para la pareja) por el circuito básico Beer Spa y a partir de ese precio se abre una variedad enorme de opciones según se añadan tratamientos, masajes, técnicas faciales o corporales y el uso de la sala privada.

El bono regalo es una de las opciones más utilizadas desde la apertura de estos exitosos centros de origen andaluz.

Archivado en: