El camino es una conjunción de elementos naturales y culturales que lo convierten en un escenario de leyenda. Este sendero sigue la orilla del río Miel, en el Campo de Gibraltar, serpenteando a través de elementos tanto naturales como culturales.
Las ruinas de antiguas acequias y molinos, el empedrado del suelo, un puente de estilo medieval y la fuente de las Niñas emergen tímidamente entre la exuberante vegetación de esta selva tropical, el último vestigio de los bosques que poblaron el continente hace millones de años. No es raro que sea uno de los senderos preferidos en la provincia de Cádiz.
La densa vegetación en estos bosques ribereños obliga a numerosas plantas trepadoras a enredarse en los troncos, buscando la luz y creando una bóveda vegetal.
Esto genera un microclima especial que ha propiciado la supervivencia de especies extintas en el resto del continente europeo, como el rododendro u ojaranzo. Asimismo, destaca en esta área una de las alisedas más destacadas del parque natural.
La abundancia de agua llevó a la instalación de molinos harineros en estas gargantas, aprovechando la energía limpia para activar ingenios hidráulicos. El sendero concluye en una hermosa cascada.
Desde la Barriada del Cobre y, por una pista forestal cerrada con una cancela que sólo permite el paso peatonal, después de cortijadas y huertos, el sendero, soleado, se adentra en un paisaje que, poco a poco, nos aleja de la intensa actividad industrial de Algeciras y su bahía. Brezos, aulagas y otras especies dan forma a un matorral típicamente mediterráneo. Los alcornoques, algunos de ellos centenarios, no podían faltar a nuestra cita, con sus troncos desnudos, nos recuerdan una actividad muy tradicional en la zona: la pela para la obtención de corcho.
Longitud: 2.4 km
Duración: 50 minutos
Dificultad: Baja