Entre aguacates y huevos, el brunch ha ido ganando terreno en los últimos años. Ya no sólo en las calles de toda Europa, también en las andaluzas. En la tierra del pan con aceite, las buenas rebanadas de pan o los molletes untados cada vez es más complicado encontrar un lugar en el que, precisamente, se despachen este tipo de productos.
Volver a la raíz en muchas ocasiones se convierte en la auténtica revolución. Y ese es el camino que ha elegido en Sevilla una cafetería llamada Mehl que, aunque significa harina en alemán, opta por productos que se elaboran a pocos kilómetros del establecimiento para recordarle a los sevillanos que la cercanía no impide la calidad. Sino, más bien, todo lo contrario.
Tras algunos años de éxito en el barrio de Los Bermejales, Manuel Salvador (42 años) y su hermana Candela Salvaddor (39), han decidido probar suerte en el centro. Un lugar que, precisamente, cada vez tiene a menos sevillanos entre sus calles. El propio Manuel reconoce que es un reto. "La clientela es totalmente diferente. Allí tenemos un público muy fiel, familias y empleados que vienen todos los días. Aquí tenemos mucho turista porque creo que todavía no nos conocen", señala sobre el nuevo local que abrió el pasado 1 de mayo. No obstante, alguna cara ya se va dejando ver asiduamente.
Mehl nació tras la pandemia porque otros de los negocios que llevaba Manuel, como la Sala X o un laboratorio fotográfico, cesaron su actividad a partir del virus. Se planteó una cuestión, "¿qué puedo hacer que no cierre? Alimentación o farmacia. Y me metí en alimentación. Me interesaba lo local y me puse a investigar proveedores de la zona y pequeños productores locales", asegura sobre el inicio de la aventura.
"La historia era un intentar reivindicar el producto local que tenemos aquí, que es espectacular, ya sea de pan, ya sean quesos o aceites", explica sobre el concepto. Cuando comenzó en Los Bermejales la idea era que la gente de barrio no tuviera que ir al centro para poder acceder a estos productos. De hecho en los inicios fue una especie de tienda. Sin embargo, la aceptación lo convirtió en cafetería y ahora estrena un segundo establecimiento, precisamente, en el centro.
En el mostrador tienen representación una gran cantidad de municipios sevillanos. Aunque también hay productos de Jaén, Fuente Obejuna o conservas de Barbate que se salen de las fronteras provinciales . Entre los quesos uno encuentra el 'Cabañil', un queso fresco realizado en Salteras o el 'Welldone', un queso artesanal realizado en Espartinas de leche cruda de cabra florida.
Los dulces son de obradores locales mientras que los molletes de tinta de calamar, de tomate o de cebolla y la masa de pizza de masa madre son obra de Ángel Puchi, en Coria del Río. Y para acompañar, un café de especialidad de Osuna, lugar del que también llega el aceite. Además, para el que lo prefiera se puede llevar estos mismos productos, con distintas variedades de pan, para su casa.
Sevilla y otras muchas ciudades de Andalucía tienen la peculiaridad de que a partir de cierta hora, cuando el sol ya se deja ver, el cuerpo pide otro tipo de bebida. Por ello, para "ampliar la horquilla horaria", Mehl también ha apostado por vinos, vermús y cervezas locales con el objetivo de que aquel que no quiera desayunar, pueda tener otro incentivo para sentarse en este rincón de la calle Joaquín Costa.
"Teníamos una hora muy fuerte de desayunos y luego se quedaba un poquito muerto", reconoce Manuel. "Todo lo que tomas aquí, te lo puedes llevar a casa. Si te tomas un vino de la Siierra Norte y te ha gustado, te puedes llevar la botella. O el café te lo molemos según tu cafetera. Si te gusta el mollete o el aceite que has desayunado te lo puedes llevar".
Entre los retos más complicados, sin duda, ha estado el de encontrar a los proveedores. Algunos de ellos, de hecho, ni siquiera tiene la oportunidad de conocerlos en persona todavía. "Eso me costó y lleva tiempo. Primero por desconocimiento, es gente que no tiene mucha promoción y te tienes que poner a investigar. Ya después uno te va llevando a otro. Así vas poco a poco hilando", señala sobre el proceso.
Otro de los temas a los que ha tenido que hacer frente ha sido a la escalada generalizada de precios, algo de lo que no puede huir el producto de cercanía. "Nosotros intentamos contener a tope porque aunque la gente lo vea en la tele, cuando llega la hora de pagar se indigna. A veces lo encajan regular, pero cuando ocurre esto los primeros que lo sufren son estos prouctos. La gente se asusta y tira rápidamente por la marca blanca. Pero me sorprende lo fiel que ha sido el público de Los Bermejales en esta época. Una vez que lo pruebas es difícil volver a lo industrial", cuenta sobre la situación vivida.
En muchas ocasiones hay que explicar a los clientes que ese poco más que paga en comparación con el bar de al lado está justificado con la calidad del proucto. "Siempre hay alguno que te dice que le estás robando, pero la mayoría de gente lo entiende y también lo nota".