Cádiz cierra su postverano festivo este fin de semana, cuando media octubre. Después de la Gran Regata (7-10 de septiembre) y el South International Series Festival (6-12 de octubre), el regreso de la SailGP marca el final de ese largo y denso postre estival. Ya no habrá más convocatorias públicas, náuticas, artísticas o deportivas de las que hacen salir a miles de personas a la calle. Es el cierre hasta que llegue el crudo invierno tras un otoño cocido al baño maría. Las próximas excusas para "dar una vuelta" ya no serán propias, locales. Halloween, el puente Inmaculada-Constitución y el maratón navideño se dan en todos los lugares.
Habrá que regarlo y acompañarlo de buenos alimentos para mirar al mar con energía. Aquí van 7 sitios, como podían ser 17, muy cerca de los mejores lugares para contemplar las regatas de los bólidos alados sobre la Bahía de Cádiz. Los mejores espacios van desde la Punta de San Felipe hasta el castillo de Santa Catalina, en las balaustradas que separan las murallas y el barrio de San Carlos hasta el entorno del Parador Hotel Atlántico.
Si alguien tiene alguna sugerencia o novedad, sea tan amable de incluirla en los comentarios que aquí todo el mundo tiene ganas de dar con sitios estupendos por lo que pueda venir.
ConFusione
Desde que abrió, hace casi una década, se ganó la consideración de "uno de los mejores italianos de la provincia". Y tanto tiempo después retiene el título. En términos italogaditanos podría definirse como un bastinazzo. A la focaccia o la pizza de autor, mimada, a las recetas más tópicas de la gastronomía italiana suma platos sublimes, parte de la enorme y desconocida cara de una cultura culinaria milenaria, universal, de la que sólo nos quedamos con una pequeña parte. Platos complejos, pensados, sentidos, trabajados y, sobre todo, deliciosos. Cuesta elegir en una carta cambiante y memorable, entre lo artístico y lo canónico. Navajas al pesto, paccheri con ragú de cañaíllas, carpaccio de ternera, gnoquis con tagarninas, orejitas al ragú con tomillo, falso risotto de setas y trufa, linguine al pesto rojo. Una barbaridad de sabor, respeto y cuidado. El mejor postre del planeta, el tiramisú, tiene aquí una versión mucho más que orgásmica. Está cerquísima de los balcones mejores, en la calle Calderón de la Barca con Buenos Aires. El local es muy pequeño, conviene ir con tiempo y reservar. Eso sí, desde su puerta, giro de cuello, se ven los catamaranes.
Arrebol
El nombre se refiere al fulgor púrpura de las nubes al atardecer cuando se contempla frente al mar. Esa mezcla de naturaleza, cercanía y poesía está detrás de la carta del joven pero experto cocinero Enrique Hidalgo. Tras llamar la atención con otros locales en Extramuros, se mudó a esta esquina de Enrique de las Marinas con la plaza de Mina, donde estaba Ultramar&nos. Su cocina es un brillante fruto de combinar memoria y calle, abuelas y viajes. Recetas de siempre revisadas con técnicas de alta cocina. Entre canalla, sencillo y exquisito. Todo es mestizaje, de lo gadita a lo japo, producto de cercanía con aire neoyorquino y londinense. Igual unas gyozas con relleno gaditano (mar o campo) que un arroz en complú con exquisito marisco. De hamburguesas premium a huevos sorprendentes, la ensaladilla con atún encebollado. Para probar muchas cosas y muy distintas. A tres minutos de la Alameda y, por tanto, de las regatas.
Santa Catrina
Un mexicano algo escondido (calle Vea Murguía, 13) entre las anónimas esquinas del barrio del Mentidero pero cerquísima de la Alameda Apodaca, de la Iglesia del Carmen y el Baluarte de la Candelaria. Dicen los que han ido al Zócalo que es uno de los mejores de su especie en la provincia. Lleno de colorines y calaveras, entre apasionante, mágico y siniestro, como el alma de su pueblo. Tiene aire de cantina, sin lujos, pero su oferta le ha hecho ganar más fieles de los que arrastró Zapata en su cruzada pagana contra los terratenientes. Ya saben, tacos, burritos, todo el abanico posible, con un toque de autencidad difícil de encontrar a este lado del charco y de la Bahía. Funciona tanto que abrió sucursal en Rota hace dos años. Por supuesto, conocedores del gusto local, ofrecen distintos tipos de picante en sus platos, desde el prudente cero hasta la radioactividad palatal. Los que prueban, repiten, dicho sin segundas, no es referido a que tengan que tomar Almax, hablamos de reiterar la visita.
Almanaque
Deliciosa casa de comidas abierta en 2019 y que se ha hecho un hueco en el corazón de muchos gaditanos por su capacidad de seleccionar producto, su elaboración y su buena relación calidad-precio. Enseguida llamó la atención de la Guía Michelin, que lo incluye en el apartado Bib Gourmand, de locales muy recomendables pero poco agresivos con la tarjeta bancaria. Conviene preguntar por los platos de cada día, ya que es un lugar muy pegado al mercado, que innova y se adapta constantemente. Si tercia en el día de visita, conviene probar los arroces, sublimes, los guisos retro de pescado, legumbres o verduras. La bodega es muy amplia y muy sabia porque atiende al vino de la tierra (de hecho el local está emparentado con la Taberna La Sorpresa). Cocina a la vista, piedra ostionera, salón pequeño pero sereno y terraza preciosa bajo las torres miradores de la plaza de España, ya en la esquina de Argüelles. Aunque no se vean las regatas y la Bahía, están ahí atrás, a la vuelta de una esquina, apenas a 50 metros.
Cumbres Mayores
Los que gusten de un mesón de siempre tienen uno bueno muy a mano, en la calle Zorrilla, la que conecta plaza de Mina y Bahía de Cádiz, el campo de regatas. El próximo año cumplirá 25 desde que lo abrieran los hermanos Cárdeno con productos de su tierra, el pueblo extremeño que le da nombre. Los gaditanos de más de 40 años recuerdan el local con gran cariño porque fue la cervecería La Cruz Blanca, un punto de encuentro masivo en aquellos años 80 que el señor Almodóvar tenga en su gloria. La decoración es rústica y sombría, como corresponde. Local grande, siempre lleno. Larguísima carta de tapas y platos con la carne y el jamón, obviously, como protagonistas. Todos los cortes y partes del cerdo imaginables. Bordan algo tan sencillo, complejo y delicioso como las patatas de acompañamiento. Espacio para las conservas selectas. Sitio bullicioso, con muchos camareros profesionales y acelerados. Está todo tirando a tremendo. Eso sí, que el dietista y el cardiólogo no se enteren de la visita. Lo que pasa en Zorrilla, se queda en Zorrilla.
Casa Rafael
Algo parecido al anterior pero menos serrano, menos ibérico, más combinado con lo marinero, con la ensaladilla, las alcachofas, con lo verde y lo blanco de la carne de mariscos y pescados. Se mudó desde la calle Plocia hace apenas cuatro años y se llevó una legión de fieles. Local particular, con un agradable saloncito de entrada y otro, discretísimo, al fondo de un pasillo estrecho. Atención muy profesional, afable y eficiente. Tapero impresionante, corte constante de embutidos, chacinas, cocina de siempre, sin rarezas pero cosa seria. Este local está algo más lejos de los campos de regatas pero, a cambio, está a dos pasos de las pantallas gigantes de la Diputación y de los hangares, con grúa, de los equipos en el puerto de Cádiz. Está en la calle Periodista Emilio López (antes Corneta Soto Guerrero).
Mesón de las Américas
Como el anterior, no es de los más cercanos a la Alameda. Está en una calle paralela a Periodista Emilio López pero no deja de estar a menos de tres minutos de todo. El argentino de Cádiz. Desde su puerta, en una calle estrecha, se ven los hangares y las grúas, los boxes, de la Sail GP. Tiene un salón inferior, en una cueva subterránea, que guarda recuerdos de miles de gaditanos y visitantes. La carta es tan previsible como exquisita. Todos los cortes tradicionales de carne al estilo argentino, pero adaptados al gusto andaluz, con su chimichurri, su puré de patatas y todos los avíos. Una ventaja es que puede disfrutarse todo en formato tapa o en plato grande. Una gran empanadilla criolla. Carta de vinos más que suficiente y notable la de cervezas. En la memoria de los lugareños es uno de esos locales que nunca falla. Y ese nunca es muy largo porque abrió en 1992 con Fabián Vidussi al frente. No tiene terraza pero sí unas minibarras con taburetes en el exterior. Siempre concurrido.