A la venta “bar familiar con una larga trayectoria y con solera”. Es el anuncio que se ha podido ver este fin de semana en las redes sociales. El Puerto está a punto de perder a uno de sus bares emblemáticos. Uno de esos establecimientos que ya se habían ganado el cariño de vecinos y visitantes tras 35 años al pie del cañón. Sol y Sombra, ubicado frente a la Plaza de Toros busca nuevo dueño.
La familia Cruz Guilloto ha decidido vender esta taberna donde ha pasado parte de su vida. “De momento, queremos venderlo, no alquilarlo poquito a poco”, comenta Antonio Cruz Llamas, portuense de 74 años que fundó este punto de encuentro para muchas personas aficionadas al mundo del toro.
“Era muy taurino, por aquí ha pasado mucha gente del toreo. Fue el primero que abrió en esta zona, aquí no había bares”, recuerda el hostelero a lavozdelsur.es.
Fue en 1989 cuando Antonio y su mujer Isabel Guilloto pusieron en marcha este bar en el local número uno de la plaza Elías Ahuja. Le bautizaron Sol y Sombra por el comentario que un amigo hizo al visitarles.
“Me dijo que estamos justamente entre el sol y la sombra de la plaza y se le ocurrió. Cuadró porque soy aficionado a los toros”, comenta el portuense. En las mesas de este bar triunfaban el tapeo, los guisos, los potajes, los menudos marineros o el rape al pan frito que preparaba Isabel.
Antonio llevaba en la hostelería desde los 12 años, cuando fregaba platos en el bar de Cádiz donde paraba su hermano. Con 14, siendo un adolescente, entró en el antiguo Bar Jamón en la calle Capillera y Postigo, hasta que con 39 apostó por su propio proyecto.
En este rincón, convertido en imprescindible después o antes de una corrida de toros, estuvo hasta que cumplió los 70. En ese momento, pasó a las manos de los propietarios de Er Beti, que lo sacaron adelante durante 11 meses. En 2022 volvió a ser capitaneado por la familia. Así, los hijos del matrimonio, Daniel y Susana Cruz Guilloto, tomaron las riendas del negocio familiar para mantener el legado.
Tras dos años de actividad, los hermanos han tomado otro rumbo. “A mi hijo le han ofrecido otro bar más grande donde puede dar celebraciones y se ha cambiado. Lo bonito es que hubieran seguido adelante. Mi mujer y yo nos hemos pegado allí 35 años con la idea de que los niños siguieran, pero entre uno y otro no ha podido ser”, expresa Antonio.
En las paredes de Sol y Sombra se han criado sus cuatro hijos y todos han ayudado en unos u otros periodos. Sin embargo, han terminado tomando caminos diferentes. Ahora, el portuense desconoce si los nuevos dueños mantendrán la esencia o le darán un toque más moderno. Pero, pase lo que pase, nadie borrará los recuerdos creados en este mítico bar.