La sequía es innegable. No sólo lo confirma la sensación de haber pasado uno de los veranos más calurosos de nuestras vidas, sino también los datos. Las autoridades ya han avisado de que no es descartable un otoño y un invierno con restricciones si la situación no da un giro de 180 grados que ahora mismo parece lejano.
Un claro ejemplo de la situación tan límite es el pantano de Iznájar. Se trata del más grande de Andalucía y está presente en hasta tres provincias: Córdoba, Granada y Málaga. Sin embargo, a día de hoy, está prácticamente vacío. El agua que alberga actualmente sólo ocupa el 16% de su capacidad, esto es un dos por ciento menos de lo que acumulaba hace tan sólo un mes. Hace un año estaba al 20%.
La consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carmen Crespo, declaró hace unos días a la lavozdelsur.es que “el Gobierno andaluz fue previsor y se adelantó hace un año al adoptar medidas y actuaciones para paliar los efectos de la sequía que ya vaticinábamos” añadiendo que “Andalucía cuenta con dos decretos de sequía diseñados y desarrollados para acometer infraestructuras en el 33% del territorio andaluz en el que tenemos competencia.
El presidente de la Junta de Andalucía manifestó este mismo lunes que si el Gobierno no hace las obras que son de su competencias en el ámbito hídrico, se va a tener que "cortar el agua" a sectores como el industrial, el agrícola o el ganadero.
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