El Grupo de Evaluación del Protocolo de Montreal, que vigila la evolución de la capa de ozono de la atmósfera, ha contrastado la sensible mejoría que ha experimentado desde que hace 35 años se fijaron las medidas para recuperarla.
En 1980, año de la puesta en marcha de las acciones a través del Tratado de Montreal, más de noventa substancias dañinas fueron prohibidas.
El efecto se evidencia en que la capa atmosférica, clave para la vida en la Tierra, estará prácticamente recuperada a nivel mundial en 2040, han asegurado los expertos. No obstante, en el área del Ártico, se calcula que el proceso tardará más, hasta 2045; mientras que en la zona más afectada, la Antártida, la regeneración no llegará hasta 2066.
En esta mejora, según el análisis, ha sido vital el veto a los clorofluorocarbonos (FCC) al que se comprometieron los países que ratificaron el Protocolo de Montreal. Estas substancias estaban presentes sobre todo en aerosoles (productos de perfumería, limpieza, ambientadores) y gases de refrigeración.
La capa de ozono es la encargada de proteger a nuestro planeta de los efectos nocivos de los rayos ultravioletas del sol, que pueden producir enfermedades como el cáncer de piel. También es un blindaje muy necesario para evitar el calentamiento global.