Santa Teresa, un parque periurbano de Jerez de 41 hectáreas situado casi en la ribera del río Guadalete, sigue siendo objeto de reivindicación por colectivos ecologistas y otras organizaciones que exigen una más que necesaria intervención para que sirva como un gran espacio natural dedicado a la educación ambiental.
Casi tres décadas después de que el terreno fuera adquirido por el Ayuntamiento, en 1995, “todavía seguimos peleando”, comenta Pepe Trujillo a lavozdelsur.es, histórico miembro de Ecologistas en Acción, colectivo que sigue exigiendo una actuación que se adecente, regenere, desbroce y retire el arbolado seco, lo que además vendría a reducir el riesgo de incendios.
“No sabemos si la actual corporación tiene voluntad, pero el PSOE no lo hizo”, comenta Trujillo, que explica que la idea o proyecto que tienen para el parque se centra en la educación: “Durante el curso escolar, los colegios podrían usarlo como un aula de la naturaleza, guiados por monitores que le enseñen las características del parque, su vegetación, variedades arbóreas….”.
El ecologista reconoce que eso se llegó a hacer, aunque solo duró dos años. La actividad desapareció. Un convenio con los scouts de la ciudad hizo posible que recuperara cierta vida mediante un convenio por el que se permitía a estos su uso para actividades propias.
A juicio de este dirigente de Ecologistas en Acción, “debe regularse su uso y sobre todo acondicionarlo”. Trujillo cuenta que una casa ubicada en el parque se usó como aula de la naturaleza, “un proyecto muy bonito como centro de interpretación del entorno, pero como no había vigilancia lo vandalizaron”.
Actualmente, la única salida positiva que puede tener este espacio es con el proyecto de creación del sendero del Guadalete que impulsa la Junta de Andalucía, que ha permitido el acondicionamiento de una pequeña parte de Santa Teresa. “Los ecologistas llevamos desde los 80 con el Guadalete erre que erre, ahora parece que la Junta tiene intención de impulsarlo”, subraya Trujillo.
"Un patrimonio a conservar y a proteger”
La evaluación que merece entre los expertos y amantes de la naturaleza, e incluso a los aficionados a la ornitología, es que el parque de Santa Teresa es una “joya natural y un patrimonio a conservar y a proteger”. También se constituye como una “oportunidad perfecta para dinamizar y poner en valor toda la zona de la ribera del Guadalete”.
Es una finca de recreo creada en 1826 por una familia jerezana ligada al sector bodeguero. Constaba originalmente de un palacete rodeado de jardines exóticos, así como paseos bajo frondosas arboledas.
También se distribuían por su interior diversas edificaciones de menor tamaño destinadas al personal encargado de la conservación de la finca. Está asentada sobre terrenos pertenecientes al Plioceno y compuestos de limos arenosos, arcillas y depósitos aluviales del Cuaternario.
Por ubicación e historia, la finca Santa Teresa se halla estrechamente ligada al río Guadalete, de cuya ribera no dista más de cien metros. En 1995 es adquirida por el Ayuntamiento con la intención de destinarla fundamentalmente a la educación ambiental.
Pero aquello fue un visto y no visto, sin que se haya entrado en su recuperación y adelantamiento, excepto en la inversión que se hizo con la colaboración del Grupo de Desarrollo Rural en 2016.
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