Proteger la naturaleza frente al turismo masivo: "Si destruimos las dunas, destruimos El Palmar"

Ayuntamiento, vecinos y ecologistas luchan por proteger una zona que es barrera natural y es susceptible de albergar nidos de especies protegidas como el chorlitejo patinegro

Dos operarios instalan este miércoles el acordonamiento reforzado para proteger las dunas de El Palmar.
Dos operarios instalan este miércoles el acordonamiento reforzado para proteger las dunas de El Palmar. JUAN CARLOS TORO

"El Palmar desaparecería si no hubiese duna". Son las palabras de Dolores de Melo, concejala del Ayuntamiento de Vejer y delegada especial para el desarrollo de El Palmar. Este verano, el Consistorio ha reforzado el acordonamiento de las dunas, ante las constantes intromisiones de muchas personas que optan por no usar las bajadas a la playa y por atravesar las dunas.

Según explica de Melo, el pasado verano desde el Ayuntamiento de Vejer ya reforzaron la protección de la duna con un acordonamiento, además de la valla de madera que ya existe. Lo instalaron debajo de la duna, es decir, entre la propia duna y el arenal de la playa. "Pero este año, en vista de que hay mucha gente que se salta incluso la valla de madera, la estamos instalando por encima, para ver si así frenamos que se pise", señala.

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Un punto del acordonamiento que protege la duna desde dentro de la playa.  JUAN CARLOS TORO

Las dunas son una protección natural frente a los temporales. "Este invierno, concretamente, que ha habido unos temporales terribles, en las zonas donde la duna permanecía, la arena no ha llegado a la carretera, porque la duna lo ha parado. Sin embargo, en las zonas donde la duna es baja o donde prácticamente no hay duna, la carretera ha adquirido una altura considerable de arena, que hemos tenido que retirar con camiones y tractores", explica Dolores de Melo.

Por ello, este verano han decidido reforzar la protección de la duna. "Le pedimos a Costas, que es responsable de la inversión, que en las zonas más conflictivas, donde hay más establecimientos, instalase una especie de malla cinegética alrededor de la duna para que la gente no pueda acceder. Nos dijeron que se iba a hacer, pero todavía no se ha concluido, con lo cual estamos a la espera. Por eso hemos puesto ese segundo acordonamiento", apunta de Melo.

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Dos de los operarios refuerzan un cartel en la valla de madera, en el que se puede leer: "Conservar las dunas es tarea de todos".  JUAN CARLOS TORO

Los operarios que instalan los ocho kilómetros de cuerda a lo largo de la playa el día en que lavozdelsur.es visita el enclave refieren también la necesidad de proteger las dunas. "Ahí mismo hay unos nidos. Y la gente pisa las dunas, se sientan, se hacen fotos...", afirma uno de ellos. Todo, pese a las señales visibles.

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Los tres operarios encargados de las tareas de instalación del acordonamiento, a mitad de la playa.  JUAN CARLOS TORO

Además de esa función de barrera natural propia de la duna, también pueden ser zona de nidificación de una especie protegida: el chorlitejo patinegro. Esta ave nidifica en las playas, cerca de las dunas, en las salinas o en las marismas. De ahí la importancia de, especialmente en verano, proteger estas zonas para no interrumpir la cría y reintroducción de una especie que ha visto reducida su población en España en más de un 50% en los últimos quince años. 

El trabajo de reintroducción que se está llevando a cabo en la provincia de Cádiz, sobre todo con el proyecto europeo Iberalex, con el que se ha conseguido establecer alrededor de 300 parejas en cría en el Parque Natural Bahía de Cádiz, puede ver sus avances truncados por la gran afluencia que trae consigo el verano a las playas gaditanas.

"Las amenazas son brutales. El Palmar es de los sitios en los que la gente menos respeta al chorlitejo, el perimetrado y demás. La gente pasa de todo, se meten dentro del perimetrado a hacerse fotos, a ver el atardecer... Les da igual. Es muy preocupante. En todos los municipios, y también allí, hemos hecho mesas informativas y de sensibilización. El año pasado hicimos una campaña muy potente, pero de poco sirvió", explica Paula Marchena, de Agaden-Ecologistas en Acción y coordinadora del proyecto 'Salvemos el chorlitejo patinegro' en la provincia de Cádiz.

La época de cría ha sido entre finales de marzo y principios de abril, pero esta especie, por adaptación a las amenazas, realiza en ocasiones una segunda e incluso una tercera puesta. "El chorlitejo hace los nidos directamente en la arena, por lo que son difíciles de ver. Si la duna está protegida y la gente no pasa, no hay problema, pero si la gente continúa pasando y sigue entrando, es muy probable que pisen los huevos", señala Marchena. Además, "durante la incubación, si hay mucho tránsito, el chorlitejo puede incluso abandonar el nido".

Además, por las segundas puestas, aún puede haber algunos pollos. "El otro día vimos algunos correteando, aunque afortunadamente quedan poquitos", afirma. Otra de las grandes amenazas, según explica, son los perros sueltos, otra de las grandes 'batallas' de los ecologistas para proteger a esta especie. 

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Una de las señales colocadas a lo largo de la extensión de la playa de El Palmar.  JUAN CARLOS TORO

La playa de El Palmar cuenta con 16 entradas, pero la protección de la duna continúa siendo un problema, ya que muchas personas atraviesan incluso el acordonamiento o la valla para llegar al arenal. Miguel Ángel Moreno es miembro de la comisión para el diagnóstico, seguimiento y propuestas para soluciones de la problemática de El Palmar de la asociación de vecinos, y, respecto a las dunas, es pesimista: "Si en cada pasarela pone: prohibido perros, y prohibido tablas de surf, en cada pasarela encuentras 200 perros y 200 tablas de surf. Es una indefensión total. Si esto es un entorno natural, y vienes por eso, pero haces todo lo antinatural...", apunta. "Te encuentras a la gente pisando las dunas, y haciendo sus necesidades", afirma.

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Un punto del acordonamiento que refuerza la protección de las dunas, que quedan entre los postes y la valla de madera.  JUAN CARLOS TORO

En la importancia de proteger la duna y de concienciar a la población coinciden vecinos, ecologistas y Ayuntamiento. "Creo que hay entradas suficientes para no tener que saltar la duna, pero no todo el mundo lo respeta. Y además es muy bonito hacerte la foto a la caída de la tarde, encima de la duna... Y mucha gente no se da cuenta de eso. Si destruimos la duna, destruimos El Palmar", afirma Dolores de Melo. 

Sobre el autor:

Alaia Rotaeche

Alaia Rotaeche

Graduada en Periodismo y Máster en Estudios Literarios por la Universidad Complutense. He pasado por medios locales, por comunicación política y de organizaciones y he participado en proyectos autogestionados. Me interesan particularmente la cultura, la política, las migraciones y los feminismos, e intento siempre tener la mirada puesta en quienes tradicionalmente han habitado los márgenes de la sociedad.

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