El Marco de Jerez tiene marcado en rojo tres fechas en su calendario. Se trata de los días 1, 5 y 12 de agosto, días en que podría arrancar (entre el 1 y el 5) y generalizarse (el 12), la vendimia de 2024 en la comarca. El tiempo –el calor, el régimen de vientos– es el que fija realmente el inicio de la campaña y es clave siempre el que haga los días anteriores al inicio de cortar uva, ya que puede precipitar o postergar los acontecimientos, según. Huelga decir que calor y levante adelantan la maduración y, por contra, temperaturas templadas y régimen de poniente alargan la maduración del fruto.
Esta semana ya se ha cortado uva palomino en algunas parcelas, caso de Luis Pérez, aunque se trata de experiencias muy particulares y muy limitadas, con prácticas incluso ajenas a lo que es propiamente la vendimia en el Marco de Jerez.
Fuentes consultadas –bodegueras... sus intereses en cuanto a la vendimia no tienen por qué coincidir con los de los viticultores independientes, que suelen cortar antes– apuestan porque la vendimia sea generalizada la semana que arranca el día 12, lo que no quita para que se empiece a cortar entre el 1 y el 5 de agosto. Pero como ocurre habitualmente, no hay certidumbres: en conversación mantenida con este cronista hace unos días, desde una bodega se señaló que tenían pensado comenzar el día 5, pero que ahora tenían dudas por la sencilla razón de que el fruto todavía está en pleno proceso de maduración... Cada uno lo cuenta como le va. Hay que volver al mirar el termómetro y al anemómetro. Es cierto que a lo largo del mes de julio ha habido varios episodios de mucho calor, incluso superándose en Jerez ciudad los 40 grados, pero siempre han sido dos o tres días a lo sumo, es decir, no ha habido ningún período de intenso calor que haya durado, por ejemplo, una semana, como sí ha ocurrido en campañas anteriores, con el levante como invitado.
El año pasado se comenzó a cortar uva los últimos días de julio, mientras que en 2022, los últimos días de dicho mes la vendimia ya estaba generalizada, es decir, ambas se consideran adelantadas. Este año (sin tener en cuenta la experiencia de Bodegas Luis Pérez), aunque algo menos, también será adelantada.
La vendimia de Jerez se ha ido adelantando en fechas en las últimas tres décadas de manera evidente, todo indica que a consecuencia del cambio climático. Si hace veinte o veinticinco años, comenzar a vendimiar a mediados de agosto se consideraba una vendimia adelantada, ahora se consideraría directamente que está en fechas. Realmente, hace tiempo que una vendimia no da comienzo en septiembre, como 'las de toda la vida'. Es cierto que la vendimia, aunque se extienda a lo largo de todo agosto, es muy probable que llegue a mediados de septiembre, porque hay diferencias muy grandes en la maduración entre los pagos de interior del Marco, expuestos a temperaturas muy extremas, a mucho calor en julio y agosto, y los pagos más cercanos a la costa, con unas temperaturas mucho más suaves tanto de dicha como de noche.
Hablamos siempre de las uvas propias para las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda. Este medio tiene constancia de que en algunos puntos de la comarca ya se han cortado varias parcelas de uva chardonnay para elaborar algún vino de la Tierra de Cádiz.
En cuanto a las previsiones, el sector sigue esperando una buena vendimia, tanto por calidad como por cantidad, aunque hay que esperar porque, como se ha dicho, los últimos días son determinantes. En principio, las más optimistas apuntan a un 20% más que en 2023, mientras las que no lo son tanto se quedan en el 12%; el 15% también ha salido a relucir. Eso sí, como el año pasado la cosecha se quedó exactamente al borde de los 50 millones de kilos, cualquier cálculo va a ser muy sencillo. En cuanto a la calidad, la uva en general está muy sana, con muy pocos casos de plagas típicas como mildiu, aunque hay algo de oídeo en zonas más costeras.
Por último, hay que hacer referencia a la convocatoria de huelga en el sector viñas, que podría ser un lógicamente un problema logístico, sobre todo para los viticultores independientes y lagares ajenos a las bodegas. Se trata, básicamente, de un problema de interpretación (y pago, claro está) del concepto de antigüedad.