Evaristo Babé tuvo el pasado miércoles su última presencia pública en el sector bodeguero desempeñando un cargo, bueno, dos: presidente de Fedejerez y presidente del Consejo Regulador del Brandy de Jerez. Acudió a la Cátedra del Vino de Luis García Ruiz, que realizó una especie de remembranza de sus treinta años en el sector vitivinícola jerezano evocando a algunas personas destacadas del sector…
Pues desde el miércoles pienso que está bien eso de las remembranzas porque te permite montar algo quedándote en los recuerdos sin necesidad de acudir –al menos no mucho– a los archivos: la memoria (y sus inexactitudes) gana al dato. Y eso es lo que vamos a hacer en estas líneas con Evaristo Babé, que se despide de sus cargos en el sector.
Era 1990 ó 1991, totalmente pipiolo, cuando mi compañero Pedro Ingelmo me pidió que le acompañara para entrevistar a alguien a quien calificó como “peculiar” o palabra similar. Pues llegamos a un piso, creo recordar que en la Avenida, pero no en la Casa del Vino, y allí estaba Evaristo Babé, ya presidente de un Consejo Regulador a todos los efectos, superada la etapa de provisionalidad. Bien… yo estuve casi toda la entrevista callado, entre otras cosas porque no sabía muy bien ni de qué estaban hablando. De hecho, conocía la palabra brandy y algunas de sus marcas –mi padre era muy de ‘Magno’– pero no sabía mucho de su diferencia con el Cognac (de hecho, mi padre, como casi toda España, lo llamaba así, por el 'pariente' francés). Observaba en silencio a este señor aún joven, cercano a los cuarenta, pensando a quién me recordaba, cuando dije (sin decirlo) ¡ya está, a Alejandro Pizarroso! Pizarroso fue profesor mío en la Facultad de Periodismo de la Complutense y tenía un apodo común curso tras curso: El Dandy. A ese profesor –muy bueno, por cierto– me recordó el señor que tenía delante, que hablaba con Ingelmo de estadísticas, de futuro, de ventas, etc. Evaristo Babé, en la última entrevista que le hice, el pasado enero, creo recordar, me dijo que nunca se vio como un dandy, pero que sí, que era consciente de su personaje… En realidad, en las bodegas de todo el mundo suele haber lo que vamos a convenir en llamar personalidades singulares, personajes, si quieren, no sé por qué es un sector, el vinatero, que se da para a ello. Paco Valencia, sin duda; Pepe Estévez, a su manera, incluso el propio Juan Luis Bretón… pero sin duda, para mí, el gran personaje del Marco de Jerez en los últimos cuarenta años ha sido Evaristo Babé.
Babé ha sido un personaje clave, en todos los aspectos, en las últimas décadas del Marco de Jerez
Vale, que nos perdemos, que es lo que tienen las remembranzas. A la salida de la entrevista, Ingelmo me preguntó qué me había parecido el tipo y le dije que bien, que era alguien interesante, vaya, que tengo un buen recuerdo de ese primer encuentro, aunque doy por hecho que Babé no se acordará de nada de lo que acabo de contar… y seguro que tampoco Ingelmo, siempre con mala cabeza.
El caso es que meses después fue la huelga de la Vid, la Huelga, la de dos meses, que yo viví en sus preámbulos (lo del Montepío) y sus primeras tres semanas, porque a finales de septiembre me fui a trabajar a Madrid. Aunque fue por entonces cuando comencé a escribir de temas bodegueros, no volví a cruzarme con Evaristo Babé hasta 1995 ó 96, algo después de mi regreso a Jerez (1994). Esta vez fue para mal. El caso es que el Consejo Regulador del Brandy tenía un plan para rejuvenecer el consumidor de la bebida espirituosa, un público bastante maduro. No sé si el tema gustaba o no a la Junta de Andalucía, el caso es que alguien a quien no le gustaba, de la Junta, se entiende, me pasó, así, en modo “toma”, el informe completo en el que se basaba el plan y lo publiqué en dos entregas. No gustó nada porque parecía que el Consejo lo que quería era vender brandy a los jóvenes, que, jaja, por supuesto es lo que quería (hablamos de jóvenes, no de menores)… y lo que querría hoy en día, que bebieran (responsablemente y todo eso) brandy en vez de sea lo que sea que le estén echando al Red Bull. ¿Si pretendes rejuvenecer el posicionamiento de tu bebida, qué quieres? Pueso eso. Total, que Babé se enfadó conmigo, y parte del sector, también. Poco después hicimos más o menos las paces con lo de la campaña de Ketama, el ‘Pokito a poko’, que al final no pudo ser el apetecido ‘No estamos locos’, aquella campaña, se quiera llamar como se quiera llamar, para rejuvenecer al consumidor promocionando el brandy mezclado con refrescos, usando como insignia el patrocinio de una gira de un grupo por entonces en el momento álgido de su carrera. A mí lo de la gira de Ketama me parecía buena idea y, además, por no seguir armándola, no publiqué nada de alguna gran empresa que al final se descolgó del proyecto y tal, que aquello no fue tan Fuenteovejuna como se dijo.
Un momento: Babé no pudo ser presidente del Consejo Regulador del Vino porque faltaron votos de las bodegas
Llegados a este punto estamos ya casi en los años 2000, años sin grandes incidencias en nuestra relación, entre otras cosas porque yo también escribía de política, organizaba secciones y temas de un periódico… y tampoco en el brandy había grandes acontecimientos. Así hasta bien entrada la década de los 2000, en que las bodegas, al final casi todas, decidieron sacar a sus marcas de solera de la denominación específica Brandy de Jerez porque querían bajarlas de grado para pagar menos impuestos. Con menos grado no podían llamarse ‘brandy’, así que dejaron de lado la fuerza de ‘Brandy de Jerez’ y optaron por la fuerza de su propia marca –el que la tuviera– y comenzaron a utilizar el pobre nombre de ‘bebida espirituosa’. Esto fue muy duro para Evaristo Babé, sobre todo teniendo en cuenta que hacía poco que se habían renovado los ‘votos’ de definición de qué es un brandy en Bruselas, es decir, no podía volver y decir que “los chicos se los han pensado mejor” y quieren dos, tres o cuatro grados de alcohol menos, los que sean. Ahí hubo mucha prudencia por parte del medio en el que entonces yo llevaba ya casi diez años trabajando y se relativizó la importancia del hecho, que tenerla, la tuvo y la sigue teniendo. Entre otras cosas, desde entonces, el Consejo Regulador del Brandy, su peso, no ha vuelto a ser el mismo.
Con todo, el momento más amargo de Babé en el sector, con plena seguridad, se produciría poco después, cuando fue candidato a presidir el Consejo Regulador del Vino a propuesta de Fedejerez y no salió contra el político socialista Antonio Fernández, en cuyo alrededor se había armado otra candidatura en pleno malestar de los viticultores con las bodegas por el bajo precio al que se pagaba la uva. Nadie ha explicado de 'pe a pa' qué pasó en realidad para que faltara un voto crucial de las bodegas de Fedejerez, ese 'despiste' que primero se tapó y luego se perdonó. Más tarde, entre Evaristo Babé y este cronista ese momento quedó bautizado como “su momento estelar de la humanidad”, parafraseando un libro de un escritor que nos gusta a ambos, como Stefan Zweig. Babé no termina de compartir que ese fuera 'su momento', ya que ese fiasco al final le abrió otra puerta: la presidencia de Fedejerez.
(A todo esto, no hemos hablado de la vida personal de Babé y ha sido por un simple motivo: es muy celoso de ella. Sabemos que es madrileño, abogado, lector, seguidor del Real Madrid, aficionado a las motos, vive en El Puerto, que debe andar por los setenta y que es coqueto: no tanto por su bigote 'de guías', a veces tamizado por la barba, que también, sino porque no encuentra de buen gusto andar diciendo su edad y no va a ser aquí donde se desvele).
Madrileño, abogado, residente en El Puerto, seguidor del Real Madrid, lector... son algunos rasgos de la persona
Y así fue, presidente de la patronal bodeguera hasta ahora. Durante años apenas tuvimos contacto, yo estuve en otras cosas del mundo digital e incluso fuera del periodismo, hasta que planteé al sector hacer un libro a comienzos de 2019 (entiéndase por el sector a César Saldaña, al frente del Vino, y al propio Babé). Mi idea era recrear, en modo de pequeño relato, la principal efeméride o curiosidad de, no sé, todos y cada uno de los últimos 50 años en el Marco de Jerez. A Babé y a Saldaña les gustó la idea, les gustó tanto que me dijeron que no, pero no del todo. Como nada sale nunca como uno espera, salí de la reunión sin acuerdo sobre mi pretendido libro, pero con otra idea bajo el brazo, esta sí aprobada, el que acabaría siendo ‘Sherry & Brandy 2.0’, un libro un tanto disparatado, pero entiendo que simpático, en el que se simulan hilos de twitter para explicar a un público joven los grandes conceptos del jerez y el brandy desde una óptica de modernidad. Evaristo no solo tuvo el detalle de presentarlo a finales de 2019, sino que fue él quien se ofreció a hacerlo, cosa que le agradecí en su día y ahora vuelvo a hacerlo, entre otras cosas porque entre bromas y veras –con él nunca es fácil distinguir en qué plano se desarrolla el 'partido'– estuvo muy amable conmigo en todo momento, desde la gestación a la presentación.
Y ya está. ¿Cómo que ya está? ¿Y estos últimos años? Sí, hemos comido un par de veces y es, por ejemplo, muy buen conversador, tan, tan bueno que nunca cuenta nada del sector. Pero así fue desde siempre, desde que el mundo es mundo. Babé cuela su mensaje... y ya. Y bien que le ha ido. Le tengo por un buen tipo, pero claro, alguien que ha estado cuarenta años en puestos como el suyo tiene que tener un punto cínico –un cínico no molesta, al menos a mí no, un hipócrita sí– y colmillo, mucho colmillo, a la fuerza… ¿Y esta marcha, que parece un tanto atropellada? Pues, como diría Gabriel García Márquez, estaba anunciada, Babé ya lo dijo tras su reelección, así que entiende que es un buen momento ahora que no se va a presentar al Brandy irse del todo, también de Fedejerez. Ah, él no lo dirá nunca, y de hecho no me lo ha dicho, esto es cosecha propia, pero estoy seguro de que la negociación del Convenio de la Vid que lleva meses atascada no ha ayudado lo más mínimo. Ni esta ni las anteriores.
Por cierto, en todo este tiempo nunca oí a nadie del sector llamar dandy o El Dandy a Evaristo Babé, ‘El Tío Bigotes’ sí, cuatro o cinco veces, tanto entre sus partidarios como entre sus detractores (para la muchachada: ese era el sobrenombre de una antigua marca de linimento… que qué era eso del linimento ya si acaso lo buscáis en Google). Total, que Babé se va, de verdad, del sector. Y aquí no hay más que dar enhorabuenas. Ah, lo de darle la enhorabuena sí que se lo saqué hace unos días, es información propia, así que, si eso, citen la fuente…