De una charla con un viticultor siempre se pueden aprender muchas cosas. Entre otras, que el precio de la uva será ligeramente inferior a lo que se pagó el año pasado, pero solo eso, solo ligeramente. De la charla con un bodeguero siempre se pueden aprender muchas cosas, entre otras que el precio de la uva para 2024 no puede ser tan alto como el de 2023... Es lo que cabía esperar después de que la producción de la vendimia haya pasado de 49,9 millones de kilos de uva en 2023 a 62,5 millones, un 25% más, números redondos.
Se puede decir que, de media, el precio del kilo de la uva en el Marco de Jerez se está situando esta campaña entre los 90 céntimos y el euro (es cierto que hay algunas operaciones entre 85 y 90 céntimos), ya que hay que tener en cuenta distintos factores, como si hay de por medio un contrato de larga duración o se han establecido distintas primas, que van desde el pago (o una colaboración) del transporte a la valoración de la calidad de la uva, bien por la realización de determinadas prácticas bien por la procedencia de la uva de un pago concreto del Marco de Jerez.
Con las previsiones de vendimia en la mano, que se movían entre un 12 y un 15% más, comenzó a hablarse de que se produciría una reducción de precios respecto a 2023… pero que la masa monetaria que iban a pagar las bodegas iba a ser prácticamente la misma, es decir, como hay más producción, el precio de la uva va a bajar, pero precisamente como hay más producción, al final las bodegas iban a destinar poco más o menos el mismo dinero obteniendo ese 12 ó 15% de más en cuanto a materia prima. Como al final la producción se ha incrementado un 25%, el ‘paralelismo’ con el que se contaba no ha sido tal porque, en ningún caso, la uva ha perdido ni va a perder un 25% de valor.
El año pasado se dio mucho bombo a algunas operaciones, casi todas de una bodega en concreto, que se cerraron a 1,20 euros el kilo, pero la mayoría de las bodegas cerró precios con los viticultores independientes sobre el euro. Curiosamente, esa bodega que debido a sus urgencias rompió de alguna manera el mercado, sí podría decir esta campaña que se ha suministrado pagando sobre un 20% menos.
En cualquier caso, hay que decir, ya que el precio de la uva es de máxima importancia para los interesados, claro está, pero no tiene tanto peso en el conjunto del sector. Si tradicionalmente en el Marco de Jerez se hablaba de que la producción de uva se dividía en tres tercios en función de su propiedad –viticultores independientes, cooperativistas y las propias bodegas– ese status se quebró con los bajos precios de la uva que se han dado, se puede decir, a lo largo de las dos últimas décadas, de tal forma que, en la actualidad, las siete cooperativas del Marco de Jerez recogen y gestionan aproximadamente el 50% de la producción total, las bodegas un 30% y los viticultores independientes un 20%. ¿Qué ha ocurrido en este ínterin con los viticultores independientes, qué ha motivado su descenso? Pues básicamente cabe hablar de dos cuestiones: algunos se han ‘desenganchado’ y han optado por poner en sus tierras otros cultivos más rentables y otros se han convertido en cooperativistas para estar más protegidos.
Como el lector habrá reparado ya, cuando se habla del precio de la uva se habla realmente, números redondos, del precio del 20% de la producción (de hecho, tiene más peso lo que las cooperativas liquidan a sus socios), aunque, obviamente estos precios son más determinantes cuando llegue el momento de la verdad, que es el de las ventas de las botas de mosto que elaboran y comercializan precisamente las cooperativas (recuérdese, la mitad de la producción), operaciones que de manera habitual se cierran entre diciembre y enero. Como ocurre con la uva, no cabe hablar de un único precio (Jerez no tiene interprofesional) y concurren varias circunstancias: la importancia de la bodega como cliente, contratos de la larga duración y/o lo que podríamos definir como compras de última hora. Se puede decir, a grandes rasgos, que el precio medio de la bota la campaña pasada estuvo en unos 950 euros, con grandes clientes sobre los 900 euros y compras de última hora sobre los 1.000 euros (y en algún caso algo más). ¿Qué cabe esperar este año? Pues en línea con el precio de la uva, un leve descenso, pero en absoluto de un 20 o un 25%. La vendimia 2024 ha sido aceptable, pero se viene de varias vendimias cortas (en 2022, por no remontarnos más atrás, fueron 44 millones de kilos) y está muy 'tensionado' en cuanto a materia prima para el vino y el vinagre de Jerez, vinos blancos y, por supuesto, el sherry cask y sus ingentes necesidades para el envinado.
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