Estás tan tranquilo en un bar, con los amigos, un sábado por la noche cualquiera, y de repente escuchas a la camarera decir, entre la angustia y la broma, que le han pedido que prepare unos cócteles a base de brandy y vino de Jerez. Claro, no es lo habitual, pero un día antes de que empiece el Salón Vinoble, y estando en Jerez, sabes perfectamente lo que eso significa: ya están aquí los ‘vinoblers’.
Que si un ‘Old Fashioned’, que si un ‘Alexander’… da igual. El caso es que la prensa local supuestamente especializada que se encuentra en el local le echa una mano a la camarera con alguna de esas recetas de toda la vida, hasta que un ‘vinobler’ radical insiste en que quiere un cóctel con palo cortado. Joder, como si hubiera palo cortado en los bares de noche, por mucho centro de Jerez en el que nos encontremos. Así que le decimos a la camarera que le ponga oloroso, que a ver, que son como las doce de la noche, el ‘vinobler’ radical ya ha cenado –parece que en Juanito, que se ve que además de ‘vinoblers’ radicales hay alguno que también puede adjuntar el adjetivo de histórico–, que total, que no se va a dar cuenta. Y allá van los demás elementos de lo que quiere: piña, coco y mezcal. La leche. La leche es interjección, al borde de la palabrota, no es un ingrediente, que ya puestos pues casi… La camarera hace dos cócteles muy generosos, tanto que le da para sacar un par de chupitos que inmediatamente nos ofrece, un detalle, sí, pero interesado, es una ‘prueba del nueve’, a ver cómo está el cóctel. No hay ninguna duda: sabe mucho a coco, pero hay una manera exprés de solucionarlo, una de manual, como es echar un buen chorro de oloroso y, esta vez, no meterlo en la coctelera, que se quede arriba, para uso y disfrute inmediato.
La camarera lleva finalmente a los ‘vinoblers’ los dos cócteles a base de falso palo cortado reforzado, mezcal y los dos mejunjes tropicales de manual (Piña y Coco, que si las escribes así, con mayúsculas, parecen los nombres de dos marionetas) y vuelve sonriente. Ha triunfado. Al parecer están buenísimos, jaja, sobre todo así, sin remover el último golpe de vino, que es el que ha ‘matado’ al coco. A tanto coco. La prensa de Jerez supuestamente especializada, por fin, respira tranquila. También ha triunfado. Tanto hablar de vino, de brandy, de esas cosas, y luego, de repente, tener que hacer frente a algo así, a una prueba de este tipo, y eso después de comer pescado en el Arturo –otro templo de los ‘vinoblers’ enterados– y darse un par de tragos en Puerto Sherry, que para eso hacía muy bueno, ante de volver a la ciudad, que todo sea por los ‘vinoblers’…
Osborne rompe el fuego
… Y a las once de la mañana, como un solo hombre, este cronista está en la primera cata de Vinoble XII en la Mezquita, una cita con Osborne. Cata-charla dirigida estupendamente por el enólogo jefe de Osborne, Marcos Alguacil, que nos desvela la doble alma que actualmente tienen los grandes vinos en la casa portuense: los suyos de siempre y el aporte que significó la compra de parte de Domecq en 2008 o, como les gusta resumir, el alma inglesa y ahora también el alma francesa de la bodega.
Vinos magníficos, estupendo entorno, entretenida charla… ¿qué más se puede pedir? Pues como dijo el propio Alguacil, tal vez las once, el primer día, domingo… el personal anda algo adormilado. Nos centramos en el ‘mundo amontillado’ para conocer más sobre ‘La Honda’ (fino y amontillado), el ‘Amontillado AOS’ (siglas de Antonio Osborne Solera o Amontillado Osborne Solera… que una leyenda con dos posibles soluciones siempre es más leyenda) en sus distintas edades y escalas y, por supuesto el ‘Amontillado 51 1ª’, proveniente, claro, de Domecq. ¿Qué decir de ‘51 1ª’? Este cronista está convencido de que le preguntan por su vino favorito de Jerez y, automáticamente, así, a bocajarro, suelta, más que dice, ‘51 1ª’. Así se lo hace saber a María y Santiago, la simpática pareja de ingenieros que tiene al lado y con la que comparte ‘pupitre’ en la cata. El encuentro se cierra con un buchito de ‘Carlos I Amontillado’, un brandy con doble envejecimiento, epítome de todo lo que hoy significan los ‘sherry cask’ en el Marco de Jerez. Por supuesto, pese a la hora, el cronista se termina el ‘51 1ª’ y los dos ‘AOS’, que no se puede hacer un feo a Osborne…
Inauguración formal
… Poco antes de que acabara la cata de Osborne, las autoridades han inaugurado el XII Salón Vinoble. Con Vinoble ocurre un poco como con las Olimpiadas, en que algunas pruebas (series preliminares, clasificatorias, etc) se llevan a cabo antes de la inauguración formal. Bien, arranca una nueva etapa para Vinoble, en la que el Ayuntamiento de Jerez y el Consejo Regulador del Vino van de la mano. Aunque desde el Consejo se ha dado entender que se va hacia un salón más centrado en lo ‘profesional’, dejando un tanto de lado la evidente componente social que siempre ha tenido esta cita, lo cierto es que el domingo ha arrancado con bastante gente en el Alcázar con ganas de pasarlo bien y conocer más sobre los vinos generosos, licorosos y dulces naturales. Cosas de los ‘vinoblers’… a los que vamos a recomendar que se pasen por el expositor de Sicilia y se tomen un passito de Pantellería, ¡qué gozada!
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