Chari Carrasco Graciano, de Confecciones El Cordobés, es, probablemente, una de las comerciantes más veteranas de Jerez. Hace algo más de dos años, hoy tiene 70, anunció que se jubilaba y ponía en liquidación su tienda, obligada por la pandemia. Organiza sus promociones de moda con un singular baile de sus maniquíes que luego publica en sus redes sociales.
Sin embargo, lo meditó y se preguntó qué hacía sentada en su casa o dando vueltas sin hacer lo que más le gusta: vender moda femenina y asesorar a sus clientas con tallas grandes. Su comercio, ubicado en Divina Pastora, cumple 40 años en agosto. José Carrasco, uno de los cinco hermanos —ya fallecido— fue el impulsor del negocio, situado frente a la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Y para arte el de la ‘gran Chari, la de El cordobés”.
Chari llegó con su familia a Jerez en la década de los 60, porque su padre había encontrado trabajo en la ciudad: la construcción de la barriada de Pío XII. Este comercio tradicional se ha hecho con una selecta clientela que busca el equilibrio entre precio y moda, siempre con sus sabios consejos, ya sean sobre tallas grandes o ropa para eventos especiales.
Autodidacta, ha comprendido el valor de las redes sociales y su herramienta principal de difusión es internet. Instagram, Whatsapp y Facebook, que actualiza prácticamente a diario ella misma en su portátil entre clienta y clienta. No tiene empleados, ella es todo allí.
El impulsor del proyecto fue su hermano Pepe, ya fallecido, quien llegó a crear una red de hasta cinco tiendas especializadas por toda la ciudad. Algo que fue posible gracias a la liquidez que obtuvo tras cobrar un décimo de Lotería premiado en 1966. Hasta que encontraron un local de 60 metros cuadrados en la urbanización Divina Pastora, donde Chari ha pasado los últimos 40 años. Chari ha conseguido hacerse acreedora del cariño de cientos de personas, esencialmente mujeres que confían en su criterio para vestirse a la moda, con presupuestos equilibrados. Los cinco hermanos —Pepe, Salvador, Asunción, Chari y Mari— son “los cordobeses”. Así los conocen en Jerez.
Pues nada, muy fácil. Mi padre terminaba la obra que tenía en Puente Genil con la empresa constructora, que fue la que hizo la barriada de Pío XII. Se tuvo que venir, y cuando ya encontró una vivienda, nos vinimos toda la familia aquí. Yo llevo en Jerez 62 años.
En las primeras ventas, teníamos un acuerdo con los diteros que entregaban unos vales a la clientela. Nosotros le hacíamos un descuento al ditero. Él nos pagaba la cuenta y les cobraba poquito a poco, y nosotros le dábamos de ahí un tanto por ciento para que tuvieran sus ganancias. En 1966 no estaba ni El Corte Inglés, ni Rianal... Unas cuantas tiendas más, pero no grandes superficies comerciales como hay ahora.
La verdad es que fueron cinco, en las que nosotros siempre hemos vendido firmas que tuviesen una gran calidad. Luego ya apareció en el mercado la ropa más barata, la ropa de exportación, de China o Tailandia, pero no con la calidad de la española. Se compraba de otra forma, para todo el año, decían esto para Semana Santa, esto es para los niños, para cuando crezcan, y luego la pagan todo el año. Era otra forma diferente de relacionarnos con la clientela. Pero muy familiar, yo tenía una clienta y la llamaba, “oye, ¿qué pasa, que no te veo, estás mala? Era diferente a los centros comerciales de hoy, no tienen la humanidad que hemos tenido siempre en el comercio.
Pues tenemos que mermar nuestras ganancias. Tenemos artículos con más calidad, la gente lo sabe diferenciar. Viví momentos muy complicados con motivo de la pandemia, me encontré sola en la tienda, de pronto ya no había bodas ni bautizos, ni eventos. Hasta la tienda se desplazan clientes, y clientas, hoy en búsqueda de las tallas grandes. Los fabricantes siguen reservando una parte importante de su producción para tallas grandes, pero no hay muchos proveedores de tallas grandes en España en este instante, los principales son de Cataluña y Badalona y se dedican exclusivamente a estas tallas. A mi tienda, además de los jerezanos, acuden clientes de toda la provincia, de la Sierra, incluso de Sevilla, porque no encontraban allí tallas grandes de su gusto y yo tengo cosas en exclusiva.
Sin darse cuenta, Chari Carrasco describe uno de los principales déficits de los más veteranos de su sector, que no es otro que la comunicación, también la gestión. La veterana Chari Carrasco ha terminado adaptando a sus objetivos el uso de las redes sociales, pero se queja de haber tenido que ser, una vez más, autodidacta.
Necesitamos mucha ayuda en todos los sentidos porque hoy en día los grandes establecimientos nos comen y los pequeños están abandonados, es complicado salir adelante. Creo que los políticos saben de sobra lo que nos puede beneficiar, hay medidas que pueden estar bien como aquella en la que se le daba un vale a la gente para que pudieran gastarlos en comercios del centro, una ayuda pequeña pero un detalle para incentivar la compra. Me encantaría ver las calles otra vez llenas de gente y no tiendas vacías… mucha ayuda es lo que pido.
Lo que Chari no podía imaginar nunca era que al colocar un anuncio sobre su jubilación y la liquidación correspondiente de las existencias de la tienda iba a provocar el éxito de ventas que tuvo posteriormente, que le ha animado a seguir adelante, aunque es probable que a final de año ponga fin a su aventura empresarial.
Se queja amargamente de no haber contado con posibilidades de formación y crear así su página web para pedidos online como han hecho otros pequeños empresarios en la ciudad. En plena pretemporada de Semana Santa ha vuelto a constatar que ya se va perdiendo ha perdido en líneas generales ese interés por estrenar ropa en la semana de pasión “lo que no quita que la gente vaya elegante, pero esto ya no es lo que era”.
A su lado, una clienta fiel que acaba de llegar a la tienda, agradece a Chari “su cercanía y humanidad” porque “cuando he pasado malos momentos Chari ha estado pendiente y me ha alegrado, acordándose de mí siempre. Sobre todo cuando llegaban algunas prendas de su estilo. “Es el uso terapéutico de Facebook, me encanta esa fiesta de color de los maniquíes”, dice.
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