Las lluvias de la primavera han provocado que a día de hoy los viñedos presenten un estado excelente, lo que lleva a prever una vendimia que será muy superior a las últimas, las cuales apenas si llegaron a los 7.000 kilogramos por hectárea en 2023, una cifra muy inferior a una producción con una climatología normal.
Según el presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, las lluvias de primavera “han sentado estupendamente a las uvas, tenemos racimos muy vigorosos y están en un estado óptimo, resta ver que sucederá en julio y agoto”.
Recuerda que la pasada vendimia, la producción media por hectárea no llegó a los 7.000 kilogramos, muy por debajo de la media histórica, que se sitúa en unos 10.000 kilogramos, “pero llevamos cinco años con lluvias muy escasas".
Saldaña apunta a que objetivamente habrá más uva que el pasado año, “pero depende de lo que pasen los meses que vendrán que es cuando la uva tiene que madurar. Aunque ahora esté formada, comienza la fase de maduración. Si hay predominio del levante habrá menos y si tenemos poniente, habrá más cosecha”.
La predicción general anuncia un verano caluroso, algo que se puede traducir en que el viento de levante mandará. Desde la Cooperativa Nuestra Señora de las Angustias, que reúne a unos 220 viticultores del Marco de Jerez, su presidente, Salvador Espinosa, se muestra “muy optimista” con la previsión de cosecha. Por el momento, el mes de junio está siendo propicio gracias a las temperaturas agradables y las viñas tienen reservas de agua para aguantar el verano.
Coincide con Saldaña en afirmar que los viñedos presentan un estado magnífico, achacable a las lluvias de marzo. Del mismo modo, argumenta que la producción será magnífica si en los dos meses que quedan por delante, la meteorología no castiga con temperaturas excesivamente altas o periodos de calor prolongados.
La cooperativa reúne la producción de unas 1.200 hectáreas de viñedos. El pasado año, la vendimia la cerraron con una producción superior a los 9 millones de kilos de uva.