Esta semana, Pedro Sánchez recibía en La Moncloa a Mark Rutte, exprimer ministro de Países Bajos y actual secretario general de la OTAN. Asumió el cargo hace apenas tres meses, poco antes de la celebración de las elecciones en Estados Unidos.
Y existe una clave andaluza que muchos pasan por alto. Porque el aumento en gasto militar supone empleo. Unos dicen que el gasto militar previene las guerras, y otros, que así es como se fomentan. En este mundo ante la incertidumbre, armarse parece el camino que tomarán muchos países, entre ellos España.
Todo está conectado. El panorama ahora ha cambiado. El mundo está un minuto más cerca de su final, según el estudio de científicos que prevén el apocalipsis, también presentado esta semana, alertando del aumento de tensiones internacionales y la irrupción de la IA.
Andalucía es uno de los grandes protagonistas de la industria militar. Solo tiene por delante a Madrid dentro de España. Concretamente, si en Madrid superan los 15.000 empleos, en Andalucía rondan los 7.000. En 2021, según un estudio de la Diputación de Sevilla, 4.244 en la provincia sevillana, y 2.131 en Cádiz. Tan solo les rivaliza Murcia, con 1.702, donde España ha puesto las miras para reforzar el llamado corredor mediterráneo de la industria armamentística. En Andalucía, en el resto de provincias, apenas hay unas decenas: 117 en Granada o 91 en Málaga. Córdoba, de tradición en el ejército y un futuro centro logístico, solo 3 empleos de esta industria. Jaén aspira a incrementar su fuerza en el sector.
Hay dos razones en la importancia de Sevilla y Cádiz: el polo aeronáutico del área metropolitana, situado en La Rinconada, y la construcción de fragatas de guerra y patrulleros en Navantia, en Puerto Real y San Fernando. Pero el corredor sur son 124 empresas, que no solo se dedican a lo militar. En Sevilla, en total, emplean a 15.000 personas, tras una leve bajada en tiempos del covid. Facturaciones que van a los 1.700 millones en ese sector amplio, no solo en defensa, de los cuales algo más de un tercio son exportaciones.
Todo está conectado. La mayor pérdida de un valor en la historia de la bolsa estadounidense se produjo esta semana, cuando Nvidia, fabricadora de las tarjetas gráficas de buena parte de los ordenadores de todo el mundo, perdió 600.000 millones de cotización. La razón es que su aumento se debía al incremento a futuro de la Inteligencia Artificial, que realiza sus cálculos en estas tarjetas gráficas, y China ha presentado un modelo más eficiente, con menor necesidad de chips potentes, poniendo en peligro la hegemonía de ChatGPT y otros sistemas que han necesitado a Nvidia para funcionar.
La industria militar se compone de varios subsectores. Están los vehículos y aeronaves de combate, pero también existe un importante sector de electrónica que crea radares, GPS, comunicación militar cifrada... El armamento, los misiles, no son la principal industria en Andalucía, aunque sí crecen otros elementos relacionados como son los drones, principalmente de Airbus, y otros como la simulación, parte clave en la formación de los militares.
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Asimismo, aunque no se menciona directamente, también es de importancia para Andalucía el sector de la minería. Contar con materias primas que luego se transforman es clave. Andalucía es una región de cobre, cuyo precio se ha ido incrementando. El aumento de demanda está relacionado con el boom tecnológico. La Consejería de Industria y Minas está favoreciendo que se reactiven los yacimientos, entre los que destaca el de Aznalcóllar. Pero también Cobre Las Cruces, cuyo yacimiento ya estaba casi finiquitado, pero se va a instalar una nueva tecnología para la recuperación de este y otros minerales. Del zinc al plomo.
Todo está conectado. La llegada de Trump al poder obligará a sus aliados en la OTAN a incrementar el gasto militar. España tiene una potente industria de la guerra, que exporta en grandes cantidades, pero no gasta para sí. Hace una década, con Mariano Rajoy en el poder, España se comprometió a incrementar el gasto hasta el 2% del PIB. Hoy ha incumplido, está en el 1,28%. Trump pide el 5% a todos sus aliados, amenazando con dejar de ser el gran motor militar del Tratado del Atlántico Norte. Salirse de la OMS es solo un precedente menor comparado a las consecuencias que tendría que se saliera de la OTAN y dejara de ‘proteger’ a Europa. Rutte le pidió a Sánchez que incrementase el gasto militar hasta el 3,6%, al menos, aunque no llegue al 5%.
Una vez que está claro que a Europa no le queda otra que incrementar su gasto militar, Andalucía cuenta con las condiciones para salir bien parada. La presencia en Andalucía de estas empresas es variada. Están las multinacionales con sede aquí, pero también una gran cantidad de subcontratas. El 80% de las empresas afirma que no tiene problemas para encontrar proveedores de servicios concretos que necesitan. Mantienen convenios con las universidades de Sevilla y de Cádiz, que les proveen de profesionales, principalmente ingenieros. Airbus y Navantia son las compañías más importante, pero no son menores Tecnobit, Santa Bárbara, Edair, Eulen o Black Bull, entre otras.
Lógicamente, no toda la información sobre sus contratos en Defensa son públicos. Hay contratos importantes, como el de las fragatas para Arabia Saudí. Otras que son ventas directas a aliados, como el C295 fabricado en Sevilla. Canadá en 2021 llegó al avión número 200 y acudió Juanma Moreno al simbólico acto. Un avión de transporte, tanto para misiones como para evacuaciones.
Todo está conectado. Para sacar adelante el incremento de pensiones o las ayudas a la DANA, Sánchez ha alcanzado un pacto con Carles Puigdemont para que Junts apoye una parte del decreto ómnibus que se tumbó en el Congreso días atrás. España no tiene presupuesto. Es el gran encargo que tiene María Jesús Montero, vicepresidenta y ministra de Hacienda, antes de volver a Andalucía: amarrar los apoyos para que los partidos lo saquen adelante. Si no, puede incluso peligrar la legislatura.
En el citado informe de la Diputación de Sevilla, había varias claves sobre hacia dónde podría ir el futuro de esta industria militar. Está realizado unos meses antes de la llegada de Trump al poder en Estados Unidos, pero ofrece varias claves, oportunidades para Andalucía.
Por un lado, las fragatas F-110, que ya se desarrollan en Ferrol para la armada española, una embarcación de la nueva clase Bonifaz especializada en combate antisubmarino, pero también con capacidad antiaérea. Está también el vehículo de combate Dragón, prácticamente un tanque, de la que se van a producir un millar en los próximos años. Santa Bárbara desarrolla el software de estos 8x8.
Los helicópteros NH90 son muy habituales en los ejércitos europeos y podrían contar con una versión naval desarrollada parcialmente en Andalucía. Aunque lo más importante quizá está en continuar con los A400M y los S80, además del Eurofighter. Es lo que ya se hace y se seguirá innovando sobre ello.
Todo está conectado. Mientras Trump quiere expandirse a lo Napoléon, amenazando con adherirse Groenlandia o el Canal de Panamá (retóricas tristes del siglo XX, pero contra sus propios aliados), Rusia y Ucrania parece que podrían encaminarse a una pax romana, que no es paz real, pero es paz, donde Ucrania no entraría en la OTAN, sí en la Unión Europea, y renunciaría a los territorios rusófilos ya conquistados por Putin. Es decir, la amenaza rusa no descenderá hacia Europa porque será una victoria parcial para los rusos, consiguiendo que Ucrania no se alíe militarmente con Occidente. Trump no es beligerante con Rusia, pero sí con China, que es la que verdaderamente rivaliza en la hegemonía estadounidense. Hoy hay que prepararse frente a Rusia, pero en el largo plazo, quizás, ese rival sea China. Andalucía y España intensifican sus relaciones comerciales y hay una amplia presencia de comunidades chinas en el país, que hacen su vida y tienden puentes.
Predecir el futuro es una habilidad que aún no ha desarrollado el ser humano. Pero sí sabe intuir por dónde irán los tiros. Los soldados del futuro, parece, contarán con exoesqueletos, como en las películas futuristas. El avance está en la ergonomía y en incrementar su seguridad. Parece increíble, pero esos robocops no son imposibles, especialmente para situaciones concretas, fuerzas de élite. Es industria militar y en Andalucía se tiene en cuenta. Igualmente, habrá cada vez más robots autónomos. Todo conlleva mejorar el software, basado también en inteligencia artificial. Tesla, de Elon Musk, mano derecha de Trump, está enviando desde esta semana sus coches desde la fábrica a los centros de distribución de forma autónoma, según presumía el propio magnate en sus redes. Ocupando carriles sin nadie al volante.
Aunque una de las claves es robustecer a la industria puramente andaluza. Convertir a las pymes, generalmente subcontratas, en empresas de tamaño medio. Ampliar sus ámbitos de actuación, de trabajar para otros a desarrollar un producto final y cerrado. Andalucía cuenta con plantas de ensamblaje, donde todos los componentes se reúnen y se envían al receptor final, lo que da mayor valor añadido. Pero frecuentemente a mano de empresas multinacionales.
A todo esto ayudará la Agencia Espacial Española ha elegido Sevilla para tener su sede. Una noticia celebrada por el sector y las administraciones. Por sus manos pasarán proyectos de 100 millones con las miras al espacio. Andalucía, de hecho, tiene sus propios satélites, aunque por el momento de cuestiones como la vigilancia climática.
Todo está conectado. Andalucía cuenta con los mejores datos de empleo desde 2008, creciendo en casi todos los sectores. Pero con una pérdida importante: la industria tiene el doble de desempleados que hace un año.
Un informe de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio, encargado a la consultora Price Waterhouse, una de las top mundiales, señala que el impacto total en la economía española es del 1,3%. Es el sector que más innova, y de hecho, es algo históricamente conocido. Internet fue una red de comunicación interna militar que acabó pasando al sector civil y transformando nuestras vidas.
Los empleos que genera son altamente productivos: cada trabajador genera casi 140.000 euros, frente a los 63.000 de cada empleado en España, 76.000 en el resto de la industria. El salario medio de los empleados es de 3.589 euros mensuales.
En definitiva, una industria que, guste o no, es imprescindible. Si los países europeos, y el mundo en general, avanza hacia armarse hasta los dientes, en una especie de nueva guerra fría y una carrera militar donde Estados Unidos deje de proteger a todo Occidente, no es fácil prever qué ocurrirá. Pero en el medio plazo, parece, serán miles de empleos en Andalucía y miles de millones en facturación. Siempre y cuando geográficamente la industria se distribuya como hasta ahora: con Sevilla y Cádiz como las dos provincias, después de Madrid, que llevan la batuta.
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