Tres sindicatos convocantes -CCOO, Ustea y ANPE- han llenado hoy el centro de Sevilla, desde el Palacio de San Telmo hasta las Setas de la Encarnación, reclamando a la Junta un impulso a la educación en Andalucía. El problema de fondo, dicen, es de financiación, de voluntad política, de recursos. Si bien la disparidad entre cifras de seguimiento suelen distar, en este caso los sindicatos hablan de un 60% y la Junta de un 4%: una diferencia enorme.
Lola Escabias, responsable de Enseñanza Pública Docente de CCOO en Sevilla, pide al Gobierno andaluz que se reabra las negociaciones para aumentar las plantillas docentes. "Mesas de negociación, no informativas. Y un aumento para dignificar la profesión docente y apoyar al alumnado". La Junta tiene "competencias y financiación" para arreglar la situación, "y un mandato del Estatuto de Autonomía".
La dirigente de Comisiones insiste en que la situación ha empeorado desde 2019, cuando llegó al poder el actual Ejecutivo andaluz de Juanma Moreno. "Más de 2.000 aulas suprimidas, las ratios sobrepasadísimas, en las ciudades y en el ámbito rural".
Ante aquellas familias que se preguntan hoy en día si llevar a sus hijos a la enseñanza concertada o la privada, ante el deterioro de la pública del que hablan los docentes, Escabias insiste en que "los servicios públicos son un derecho fundamental. Yo que soy docente, llevo a mis hijos a la pública, que es la que garantizan la igualdad de oportunidades para todos. Los derechos se tienen que defender, les animo a que vengan a manifestarse".
Carmen Yuste es la responsable de acción sindical de Ustea, otro de los sindicatos convocantes. "Necesitamos aumentar las plantillas docentes para paliar los déficits de la educación pública andaluza: bajar la ratio, que terminen los cierres de aulas públicas, prestar más atención a los estudiantes con necesidades especiales...", enumera."Desde que gobiernan las derechas en Andalucía, la educación no para de recibir gravísimos ataques".
No olvida mejorar la FP pública: "Hacen falta miles de plazas". "Necesitamos reducir el horario lectivo docente", añade sobre la actual situación, en la que cada vez se exige más burocracia. "Necesitamos tiempo para preparar clases, para corregir, para coordinar, y para cuidar de nuestra salud física y mental. Estamos absolutamente desbordados". A eso se suma la reivindicación por los interinos: "Son miles y miles de compañeros y compañeras en el paro, necesitamos que vuelvan su experiencia y formación".
Porque dar clase no es llegar, explicar y marcharte. Ni mucho menos. "Son muchos niños y niñas en cada clase, y a veces tienen necesidades educativas especiales. Si además de atender como se merecen, nos hacemos cargo de esa burocracia, es inasumible. Supone desborde, por un lado, pero también frustración, porque no podemos hacer nuestro trabajo como las familias se merecen". Pero, insiste, "la educación pública no ha bajado su calidad, que es cada vez mejor porque los y las docentes nos encargamos de que sea, gracias al trabajo en nuestro tiempo libre. Las familias andaluzas saben de nuestra enorme dedicación y energía".
Francisco Padilla, presidente de ANPE, habla también de los mismos puntos: más plantilla, bajada de ratio, una mesa de negociación efectiva, o la bajada del horario docente lectivo "a 23 horas como la mayoría de comunidades, frente a Madrid y Andalucía, las únicas que no lo han reducido". Él es el más veterano de entre quienes portan la pancarta principal en Sevilla. "Hoy afrontamos tareas que hace 30 años no había que llevar a cabo en los centros". Eso permitía a los docentes centrar más su atención en las clases, frente a la burocratización actual. Esa otra forma de dar clases debe suplirse, también, con la llegada de orientadores, para que sea al menos de uno por cada 250 alumnos. "El profesorado de necesidades especiales debe tener también una ratio digna, que superan los 25 alumnos".
Explica que comenzó a dar clases en el 87. Es de los pocos profesores que "al cumplir los 60 años no me he acogido a la jubilación anticipada". Porque, cuenta, su profesión conlleva un alto grado de estrés. "Cada vez, desde la primera ley educativa, y llevamos al menos cinco, se nos exigen funciones nuevas, pero con el mismo horario y con los mismos años. En EGB teníamos 25 alumnos, igual que ahora, pero debemos tener una actuación cada vez más individualizada para necesidades específicas, y no podemos hacerlo si tenemos el mismo número de estudiantes que hace 30 años".
Cuenta que "por cada dos pasos adelante, hemos dado uno hacia atrás. Se ha avanzado bastante" en estas pasadas tres décadas. "Se ha avanzado en edad de enseñanza obligatoria, se ha especializado la educación, pero uno de los grandes problemas es la adecuación de los centros. Muchos tienen 50 años y se caen, literalmente. Es urgente también una solución, un plan general".
Comentarios