Fue algo inédito y no se volvió a repetir en toda la legislatura. A pocos días de las elecciones autonómicas del 19 de junio, no está de más recordar la Ley de Bioclimatización de centros educativos, una norma aprobada por todos los grupos políticos que busca "mejorar las condiciones térmicas y ambientales" de las escuelas andaluzas con "técnicas bioclimáticas y de energías renovables". El texto, propuesto por Adelante Andalucía —antes de la ruptura política en el seno de ese grupo parlamentario—, quería responder a las demandas de madres, padres, alumnos y docentes, ante las elevadas temperaturas en las aulas de los colegios e institutos de la comunidad.
"Nadie pudo oponerse porque la ley es muy transversal, es útil para muchos sectores y oponerse era estar en contra de toda la comunidad educativa", explica sobre el apoyo a la norma Mario Ortega, doctor en Ciencias Ambientales y presidente de la asociación Andalucía y Democracia. Este ambientólogo fue el primer redactor de la Ley de Bioclimatización, resultado de las luchas de las Ampas, sindicatos y colectivos como Escuelas de Calor, que vieron cómo fue aprobada por unanimidad el 3 de junio de 2020. Dos años después, analizamos el contenido de la ley y su estado de aplicación actual.
Una pionera norma con filosofía ecologista
Fue en los primeros días de junio de 2017 cuando a Ortega se le ocurrió echar una mano en la redacción de un borrador para una ley de climatización en las aulas. "Con un calor sofocante, se hizo viral una carta de los niños y niñas del 6ºC del CEIP Pablo VI de Sevilla. Con mucha gracia y simpatía se quejaban del calor en el cole y reivindicaban soluciones", recuerda. Entre las pancartas que los escolares enseñaban frases como "con este calor no podemos sacar matrícula de honor", comparándose con "soles". "Al leerla sentí el impuso de escribir una columna de opinión para una ley bioclimática. El artículo llegó a los ojos de Francis Fernández, asesor jurídico en ese momento de Podemos Andalucía. La propuso al grupo y me llamó para encargarme de redactar altruistamente la ley", dice.
La norma, que se sometió a un proceso participativo con un papel protagonista de diversas Ampas andaluzas y el colectivo Escuelas de Calor, no llegó a tramitarse hasta bien entrada la nueva legislatura, cuando Adelante Andalucía la rescató. "Lo más importante es que se aprobó por unanimidad de todos los grupos parlamentarios. Fue un hito histórico en esta legislatura que acaba, ya que se trata de una ley con fondo claramente ecologista y ambiental que demuestra que se puede potenciar la actividad empresarial y generar empleoen Andalucía en el sector de la construcción y las instalaciones con el motor de la inversión pública", explica el ambientólogo. Su fin no era otro que compatibilizar la climatización de las aulas con el ahorro y la eficiencia en los centros educativos. Sin embargo, poco o nada se sabe de ella desde hace dos años.
"A mí no me corresponde hacer balance de la aplicación de la ley, no estoy en el seguimiento de los programas e inversiones de la Consejería de Educación y Deporte para su implementación", dice Ortega apelando a "la oposición política". No obstante, cree que hay mucha tarea por dlante. "Sería preciso avanzar en las auditorías energéticas de los centros, establecer criterios objetivos para priorizar las actuaciones, crear los equipos de gestores energéticos, los planes de formación en materia energética para los equipos directivos y una guía técnica para la adecuación y rehabilitación ambiental bioclimática y el uso de renovables. Todo eso está previsto en la ley y no tengo noticias de que se esté avanzando", añade.
La norma está atravesada por el concepto del bioclimatismo, un conjunto de técnicas arquitectónicas y de diseño interior y exterior que valora el clima del lugar, la geografía y las características del territorio donde se encuentra el edificio. "Bebe de la arquitectura popular y vernácula pese a todo el avance científico actual. Es fundamental para el cambio climático, pero también para dinamizar la economía y el empleo", recuerda Ortega, insistiendo en que puede "imitarse" en otros ámbitos de la educación como los comedores escolares.
La Junta elige 'a dedo' las escuelas con placas solares
Por su parte, el colectivo Escuelas de Calor, que durante años ha protestado tanto en los centros educativos como en la calle contra las altas temperaturas en las aulas, sostiene que la norma no se ha desarrollado reglamentariamente por el "cuento" del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla. "La Junta se escuda en un plan de infraestructuras anual donde está metiendo actuaciones de climatización y de placas fotovoltaicas en centros educativos. Está vendiendo que está llevando a cabo la Ley de Bioclimatización pero no es verdad”, explica a lavozdelsur.es su portavoz, Teresa Pablo.
El colectivo, que valora la ley por ser un “paraguas amplio”, ve necesario “aterrizar” en el marco legislativo. “Educación se agarra a una disposición transitoria y está ejecutando fondos europeos dentro de esos planes anuales pero no ha movido ni un solo papel”, dice en referencia a la ley. Además, denuncia, la Junta lleva a cabo actuaciones en escuelas determinadas sin saber bien a qué criterios se debe.
Ante la confusión e inacción por parte de la Consejería de Educación, se están dando situaciones algo grotescas. Una de ellas tiene lugar el IES Tartessos de la localidad sevillana de Camas, donde una chica se desmayó y estuvo 48 horas hospitalizada tras sufrir un golpe de calor el pasado 17 de mayo. En este mismo centro, en estado "calamitoso" de ruina según la portavoz de Escuelas de Calor, la Junta de Andalucía ha decidido instalar placas fotovoltaicas. “Se caen los muros, los baños están sin puertas y la instalación eléctrica es un desastre. El centro necesita una reforma integral. No tiene sentido que instalen placas sin arreglarlo, no sé si el techo soportará el peso”, denuncia. No obstante, cree que en el caso de que se lleven a cabo actuaciones en este centro educativo es gracias a la comunidad educativa y el Ampa, "muy reivindicativa". "Lo que piden es que se les preste atención, pero hay un procedimiento", lamenta.
No siempre sucede lo mismo. Ante las necesidades de las chicas y los chicos en las aulas, hay Ampas que han decidido asumir el coste de las instalaciones de climatización así como de parches rápidos, como aires acondicionados y ventiladores. “Somos madres y padres y lo entendemos, pero lo valoramos muy negativamente. Si se tratara de un centro de salud, no se nos ocurriría hacer una rifa o una tómbola, pero en los colegios sí”, dice Teresa Pablo, que rechaza taxativamente el copago. “Las Ampas no tienen por qué sostener los gastos de un proyector que se estropee. Nosotros pagamos impuestos para que tengamos una educación pública de calidad”, reclama. Lamentablemente, las familias asumen lo que no les toca porque no tienen otra opción. En los próximos días, Andalucía llegará a los 40 grados. En muchos centros nohay otra alternativa que abanicarse con un cuaderno.
Comentarios