"Pido perdón, y necesito hacerlo, a todos y cada uno de los opositores de mi tribunal. Antes que nada, sabed que muchos de quienes no habéis superado la primera prueba, ni tampoco superaréis la segunda, no tenéis la culpa de ello. El responsable último es un sistema de selección injusto y opaco que os ha centrifugado", empieza su carta Israel R., vocal de un tribunal de Granada, durante un proceso que ha recibido muchas críticas, e incluso la amenaza de impugnación por parte de los opositores.
"Un funesto azar me ha obligado a formar parte de un tribunal de oposiciones en la presente convocatoria, y aquí he descubierto sus graves deficiencias", relata el profesor. "Para empezar, os confieso que no cuento con ningún mérito ni capacitación específica para seleccionaros, ni me han proporcionado formación previa alguna para este complejo proceso selectivo. Soy un simple docente vocacional y mi oficio es trabajar en el aula con mi alumnado, no seleccionar a mis futuros compañeros", dice.
"Este sistema de selección se construye sobre una enorme deficiencia estructural. Para cumplir con los objetivos y plazos exigidos, los miembros del tribunal hacemos jornadas de 12 a 14 horas y, en ocasiones, sin descanso semanal (de lunes a domingo)", relata Israel. "Este agotamiento físico y mental, así como la falta de coordinación y apoyo logístico general en todos los ámbitos, repercute en el rigor de los resultados. A modo de ejemplo, de un día para otro (de un domingo a un lunes) me encontré con que tenía que calificar unas 3.500 páginas en una semana (500 hojas diarias), además de mecanizar los 38 ítems de cada ejercicio, todo ello sin que el tribunal dispusiera de tiempo material para coordinarse".
"¿Quién garantiza que todos los ejercicios se han corregido con el detenimiento y precisión que este proceso exige?", se pregunta. Y él mismo responde: "Quizás aquí encontremos la razón por la que no se muestran las pruebas escritas a los candidatos que lo solicitan". "Quienes tienen la suerte, digo bien, la suerte de superar la primera parte, se enfrentan a la defensa de su programación y la de una unidad didáctica. Si el tiempo de la primera calificación es ajustado, el de las programaciones con decenas de folios es aún más: el tribunal, en el mejor de los casos, cuenta con un día y una tarde para calificar todas la programaciones antes de empezar las pruebas orales", sigue contando Israel.
"Dentro de jornadas de 12-14 horas, dedicamos entre 7-8 a escuchar y calificar vuestra exposición metodológica sobre diversos aspectos que nada tienen que ver con lo que ocurre un día normal en un aula real, es decir, nuestro trabajo diario. Contrarreloj y exhaustos habláis de normativa, siempre la misma, de secuenciación, objetivos de etapa, de materia, de NEAE, de extraescolares y de complementarias...", recalca el miembro del tribunal. "A mi juicio éste es un proceso tan absurdo como sería seleccionar a cocineros a partir del relato de sus recetas o a pianistas contando, ante cinco personas extenuadas, cómo interpretarían una partitura sin acercarse a su instrumento", dice.
"Pesan sobre mi conciencia las posibles injusticias involuntarias que haya podido cometer en este proceso. Sabed que he sacrificado mucho por hacer lo que consideraba lo mejor y más justo para nuestro proyecto social y educativo común, pero tened en cuenta que el sistema no es justo ni racional", cuenta el miembro del tribunal. "Pesa sobre mi conciencia todo el tiempo que habéis dedicado a estudiar y prepararos para formar parte de esta pantomima. Pesa también sobre mi conciencia cada minuto que os habéis sacrificado por este proyecto y no habéis obtenido fruto. Os digo que muchos no habéis fallado. No os sintáis frustrados".
4.000 firmas contra el sistema
La plataforma Opositores Reclaman, formada tras los exámenes de oposiciones celebrados recientemente, anuncia que ya se han recogido 4.000 firmas para protestar por las "distintas irregularidades" y la "falta integral de transparencia en el proceso con la que funcionarios interinos y aspirantes no estamos de acuerdo".
Los opositores se quejan de que los miembros de los tribunales se niegan reiteradamente a mostrar los exámenes o a proporcionar una revisión de la corrección. "Consideramos que el derecho a la revisión de examen o, al menos, a una explicación de la calificación es un derecho que asiste al opositor en aras de la transparencia del proceso, dado que tras la supresión de las lecturas públicas no existe ninguna otra actuación que garantice la transparencia y justicia en el proceso de calificación", piden.
"Muchos opositores aseguran haber realizado tanto en cuanto al contenido y como en cuanto a la forma ambos exámenes según los criterios de corrección publicados de la oposición, y que sus calificaciones a todas luces no corresponden a los mismos, por lo que debe haber habido claramente error en la calificación o en su traslado al papel, o el empleo de otros criterios diferentes de los publicados. Todas estas incoherencias son resultado directo de la falta de transparencia que debe primar en cualquier procedimiento de selección para provisión de plazas públicas, que la Constitución salvaguarda", reseñan.
"Existe una gran perplejidad en los opositores de toda Andalucía y existe la sospecha común de que hay una norma oculta desconocida por el común de los opositores, puesto que se comprueban las siguientes coincidencias en una gran cantidad de tribunales desde Huelva a Almería pasando por Granada", señalan. Y critican la "sensación absoluta de hermetismo y falta de colaboración por parte de las autoridades educativas que, lejos de luchar por cambiar un sistema a todas luces injusto y que en ningún momento garantiza la elección de los mejores docentes, desmoraliza y juega con las ilusiones y el trabajo de miles de personas año tras año".
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