En los últimos años, la educación en colegios e institutos ha experimentado una transformación sin precedentes, impulsada por la irrupción de las nuevas tecnologías. La digitalización ha permitido el acceso a un sinfín de recursos educativos, ha facilitado el aprendizaje a distancia y ha modificado la interacción entre alumnos y docentes.
Sin embargo, este avance también ha traído consigo desafíos, como la reducción de la concentración, la dependencia de las pantallas y la pérdida progresiva de valores fundamentales como el respeto, la responsabilidad y la empatía. Mientras la tecnología redefine la enseñanza, expertos advierten sobre la necesidad de equilibrar la innovación con una educación que fomente el pensamiento crítico y el desarrollo humano integral.
Y, en el intento de encontrar equilibrio, los docentes son los que están sufriendo las consecuencias. "Está claro que en los últimos años la situación del profesorado ha empeorado drásticamente", han manifestado desde Docentes Unidos Andalucía.
Más agresiones, más burocracia y más cambios de leyes
El problema es serio y merecería que las administraciones se detuvieran a analizar la convivencia y las capacidades en las aulas. "Cada vez nos encontramos en las aulas con menos nivel, menos ganas de trabajar por parte del alumnado, más faltas de respeto, más agresiones, más cambios de leyes, más burocracia absurda, subida de horas y de número de alumnos a los que atender, menos atención a la diversidad y menos formación específica al respecto", han añadido.
Este grupo de docentes andaluces que se han unido para reivindicar una escuela pública digna han puesto de manifiesto que la situación actual "nos lleva mentalmente al colapso y de la que poco se habla, por no decir nada. Los problemas de salud mental se multiplican entre los docentes y no es para menos, el desgaste que sufrimos es brutal, y para colmo, además de estar mal visto, no tenemos profesionales que nos traten como deberían y en la seguridad social ya os digo yo que os podéis morir esperando".