Ana González Herrera es una maestra portuense que apuesta por una escuela viva, entusiasta, con alegría, ruido, ilusión y movimiento. Una escuela fuera de lo tradicional, que sale de los libros y que intenta que las enseñanzas sirvan para construir buenas personas el día de mañana.
Una docente de Infantil y Primaria que lleva más de 25 años en una profesión que disfruta, que siente con pasión y de la que es una gran defensora. Por eso, ante el curso que están tomando los acontecimientos en la educación pública en los últimos años, no se queda quieta. Piensa, crea y actúa en busca de una escuela más empática, con alma, valores y sentimientos.
Y además de trasladar toda su vitalidad a las aulas, Ana también puso en marcha hace tres años un movimiento muy necesario. Oposiciones Vitales es el nombre de una iniciativa que nació en el año 2019, en el Tribunal 16 de Cádiz, en las oposiciones a maestros de Infantil. "Decidí que el sistema tenía que empezar a cambiar y que la forma más inmediata era dotándolo de humanidad, vitalidad y emoción", destaca a lavozdelsur.es.
Miguel Mederos, creador de la Educación Vital, es uno de sus referentes en su profesión y basándose en esa filosofía educativa se inspiró para dar a luz a un movimiento al que, con el paso del tiempo, se han ido sumando maestras y maestros de Valencia, Granada, Madrid, Murcia, Sevilla, Cádiz... "Es una locura maravillosa", comenta esta maestra, que también es escritora de literatura infantil.
'Encerrona', una clase con café y chuches para huir de lo negativo
Ante unas oposiciones, los aspirantes se juegan meses y meses de esfuerzo y sacrificio. Han puesto muchísimo en juego. Horas de familia y ocio que volaron hacia los libros. Y en un examen te juegas, ante un sistema que muchos maestros están considerando muy injusto, el ser o no ser. Y es ahí, antes de esa prueba, donde apareció Ana con Oposiciones Vitales, un movimiento que nace como reacción a un sistema de selección del profesorado que puede definirse como frío, arbitrario, deshumanizado y anquiloso.
"El objetivo para mejorar este sistema de oposiciones está en recomponer los pensamientos y los prejuicios que tenemos en relación con este proceso. Debemos entender que las personas que se presentan merecen respeto y, sobre todo, merecen que seamos capaces de ver más allá, que seamos capaces de valorar que detrás de un montón de folios cargados de materia aprendida de forma memorística y mecánica hay sueños y proyectos, hay emociones y sentimientos; sentimientos y emociones, iguales a los que damos tanta importancia y protagonismo en nuestros niños y niñas".
En este sentido, añade. "Los adultos no dejan las emociones en casa o en la mochila mientras opositan, no se desprenden de su lado humano y vital cuando se examinan; por el contrario, los maestros y maestras son consecuencia directa de sus vivencias, de sus maneras de afrontar y gestionar sus conflictos, de sus experiencias… y, por ende, ofrecen diferentes maneras de entender y de sentir la educación con base en la construcción personal de su sistema afectivo", destaca esta maestra que también es cofundadora del proyecto AdoptaUnMaestro.
"Debemos ser capaces de valorar que detrás de un montón de folos aprendidas de memoria hay sueños y proyectos, emociones y sentimientos"
Oposiciones Vitales se convirtió en toda una revolución en su puesta de largo hace tres años. Los aspirantes a las oposiciones eran recibidos por el referido tribunal con detalles que demostraban que se trataba de un proceso diferente, humano y de calidad emocional. "Los recibíamos con detalles personalizados, con carteles de apoyo y con respeto, algo que debería ser normal y no excepcional viniendo del ámbito laboral que venimos", subraya Ana.
Para los opositores preparan una clase denominada Encerrona que huye de todo concepto negativo y arcaico que pueda estar vinculado al término. La misma está decorada con carteles, pizarras con mensajes vitalistas, y dispone de infusiones, café, agua y chuches. Y también ponen a disposición de los acompañantes, los grandes olvidados del proceso, una clase para que esperen mientras sus parejas, amigos o familiares realizan el examen correspondiente.
"No hice nada extraordinario, simplemente puse afecto y empatía, puse calidad humana y centré la mirada en el compañerismo, en el respeto al aspirante. No podemos olvidar que estamos seleccionando a los profesionales de la infancia, a las personas que marcarán la vida de muchos niños y niñas", comenta la impulsora del movimiento sobre su creación.
"No opdemos olvidar que estamos seleccionando a los profesionales de la infancia, a las personas que marcarán la vida de muchos niños y niñas"
Todo fue tan fácil como entregarles un detalle, regalarles una frase de consuelo y empoderamiento, dedicarles el derecho de escucha, mantener la mirada y, simplemente, estar ahí. ¿Por qué algo tan sencillo no se pone en práctica en todos los tribunales? Tras esa primera experiencia en 2019, González Herrera escribió un Manual de Oposiciones Vitales, con testimonios de opositoras aprobadas, con y sin plaza, donde explica qué son y lo que supone para los aspirantes. "Este manual es el principio de una revolución en este sistema antiguo, arcaico y desfasado", confiesa.
El movimiento tuvo una acogida impresionante en su nacimiento y, desde aquella convocatoria, son muchísimos los compañeros que han contactado con Ana para comentarle que en la siguiente convocatoria también iban a poner en marcha este movimiento. Este año, la historia también se ha repetido. "Me mandan fotos de todo lo que están haciendo y es algo que no puedo explicar con palabras. Lo más importante es el agradecimiento del opositor, el sentirse acogido, en completa tranquilidad, porque hay algo que está muy claro y es que mientras mejor nos sentimos, más talentos proyectamos. Un ambiente seguro, cosecha éxitos para el futuro".
Eliminar barreras entre el tribunal y el opositor
Finalista en varias ediciones de los Premios Educa Abanca, siendo segunda clasificada en la categoría de Infantil en el año 2020, Ana entiende que Oposiciones Vitales es "la proyección y la expresión emocional de la necesidad de empatía entre maestros y maestras". El nuevo sistema educativo está inmerso en una constante necesidad de realzar los sentimientos, de empatizar con el alumnado, de individualizar y dotar de emociones al aprendizaje, de darle un tono afectivo a la escuela; está enfocado a la calidez y al lado sensible del aprendizaje. "Los profesionales de la enseñanza –destaca– creen que están más preparados haciendo referencia a autores reconocidos, mencionando corrientes de tendencia, acudiendo a congresos y a sesiones de formación y, sin embargo, esos maestros y maestras, los mismos que defienden una escuela emocional, cuando son seleccionados para ejercer de miembros de un tribunal de oposición, se olvidan de que los futuros maestros y maestras a los que van a examinar necesitan de esa corriente vital, de ese trato cercano, de esa empatía, de ese compañerismo, de ese sentimiento de pertenencia al grupo como seres individuales e irrepetibles, como seres sociales".
Por desgracia, como se ha visto en las últimas oposiciones a maestros, el procedimiento actual obvia y omite ese lado vital, centrándose por completo en la parte más técnica y olvidándose de la afectiva y de la identidad propia que se necesita poner en práctica en las aulas. En opinión de González Herrera, con el sistema que se sigue empleando "seguimos dando valor a una evaluación selectiva basándose en conocimientos técnicos, dejando de lado el carácter motivacional y las aptitudes y actitudes necesarias para ejercer la labor docente. Este sistema no mide la vocación, ni la entrega, por el contrario, lo que hace es escudarse en la selección, en la criba, en el control y en la clasificación arbitraria y jerárquica de conocimientos que ya nada tienen que ver con la escuela actual. Mide la inmediatez y la efectividad, dejando de lado un modelo de calidad que nos proporcione estrategias sociales que no estén determinadas por intereses políticos o ideológicos".
Ana considera que cuando un docente recibe la propuesta para ser presidente de un tribunal de oposiciones debe plantearse la necesidad de darle la vuelta al sistema para dotarlo de emoción y de humanidad. Con el enfoque vital del movimiento que ha impulsado, pretende que las barreras entre el opositor y el tribunal desaparezcan, creando "un clima de confianza y afectividad que nos permita dar lo mejor de nosotros mismos y ser capaces de expresar conocimientos que inspiren el cambio en la escuela, esa revolución inminente que perseguimos los maestros y maestras de corazón".
"Estamos inmersos en un sistema paralizado por la desilusión y la flojera de los acomodados"
Con esta revolución selectiva, buscan identificar dentro de este sistema frío, duro, deshumanizado y cruel, a aquellas personas que sean diferentes, que busquen una escuela basada en la igualdad, en la experiencia, en el descubrimiento, en la investigación, en el respeto, en la empatía, en las emociones y que busquen el éxito por y para la vida. Esta maestra de El Puerto de Santa María cuenta que, con este sistema vital, "descubrimos que cuando nos sentimos relajados, cómodos, atendidos y respetados, somos capaces de expresar y de transmitir conocimientos teóricos vinculándolos y relacionándolos significativamente con esa parte mágica, innovadora, que impulse el cambio que necesita la escuela. Estamos inmersos en sistema paralizado por la desilusión y la flojera de los acomodados y de los que quieren seguir perpetuando el fracaso escolar, el desinterés, el abandono… con el único fin de justificar esa apatía subyacente sin más interés que el suyo propio y que respalde la falta de implicación y de revolución".
Con frases cotidianas y llenas de positividad como "este trabajo se hace con el corazón", "lucha por tus sueños", "hoy la estrella eres tú" o "saca al niño que llevas dentro", se puede conseguir dotar de emoción, sensibilidad e ilusión al sistema para, como concluye Ana, "seleccionar a personas que tienen la cualidad de mirar con ojos de niño, que tienen el don de la sensibilidad, de la vocación; a personas que tienen la magia de sentir y de vivir la educación desde el corazón".
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