La situación que viven los orientadores en Andalucía es totalmente insostenible. Las necesidades del alumnado no pueden solucionarse con ratios de un orientador por cada 1.500 estudiantes. Es imposible que un profesional pueda detectar, evaluar y atender la problemática de tantos alumnos.
No hay recursos y hay alumnos que llevan hasta tres años esperando a ser atendidos y evaluados por una orientadora. A esto se suma el misterioso caso del PROA+, activo en diferentes comunidades autónomas y países europeos, pero del que no hay noticia ninguna en Andalucía. Ni se sabe el paradero de los fondos europeos y del Ministerio de Educación destinados a la puesta en marcha de este programa para la orientación, avance y enriquecimiento educativo que surgió de la Resolución del Consejo de la Unión Europea 2021/C/66/01 sobre el marco estratégico para la cooperación europea en educación y formación.
Ya el año pasado, la Junta de Andalucía empezó tarde y mal este Programa PROA+, que fue puesto en marcha en marzo de 2021, por lo que se perdió gran parte de la financiación del curso pasado al no ejecutarse la totalidad recibida de los fondos europeos. En el presente curso son más de 470 profesionales de Orientación Educativa los que esperan una respuesta de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía sobre qué es lo que va a pasar con las plazas para este año.
El programa en cuestión está aprobado hasta 2027, pero la Junta de Andalucía no se pronuncia al respecto y Javier Imbroda, el consejero de Educación y Deporte, mostró una versión totalmente diferente de la realidad al inicio del curso cuando, preguntado por este asunto, manifestó que "la pregunta y la reflexión que hacemos nosotros al Ministerio de Educación es qué sentido tiene coger estos recursos para ampliar más plazas públicas cuando no tenemos niños".
¿Cómo es posible que el consejero Imbroda diga que no hay niños cuando la ratio en muchos casos es de un orientador por cada 1.500 alumnos, cinco veces por encima de lo que exige el colectivo OrientaXLaPublica, que lleva más de diez años denunciando la situación de precariedad y abandono de la Orientación Educativa en Andalucía?
Listas de espera de tres años para atender al alumnado
Para desmontar la gran mentira de Imbroda y poner de relieve la preocupante situación en la que se encuentra el alumnado por la falta de profesionales, hemos hablado en lavozdelsur.es con quince orientadores de toda Andalucía que exponen las situaciones de estrés y ansiedad a la que se enfrentan a diario.
Mónica Zaragoza es interina. El curso pasado estuvo trabajando en el equipo de orientación de La Puebla de Guzmán (Huelva). "Fuimos tres orientadoras para cubrir una región bastante amplía. Cada una tenía cuatro o cinco centros. En mi caso tenía cuatro centros, de los cuales eran CPR, colegios rurales, que estaban divididos en dos pueblos diferentes. Cada día tenía que ir a un pueblo diferente y solo una vez por semana a cada centro. A los rurales tenía que ir de forma quincenal. Compañeros de instituto también se ven desbordados porque son uno para todo el instituto, contando también Formación Profesional y Bachillerato. Listas de espera con niños con educaciones especiales sin atender. Cogí casos de alumnos que llevaban incluso tres años sin ser revisados y muchos que se quedan atrás para el siguiente curso sin ser atendidos educativamente".
Ana nos cuenta su opinión sobre una "situación de la orientación educativa de la escuela pública en Andalucía que se explica sola. Estamos hablando de una orientadora hasta por 1.500 alumnos. Y no es por falta de profesionales cualificados en la bolsa de orientación. Hay más de 500 interinos esperando para trabajar y muchísimos aspirantes también esperando para trabajar por la orientación en Andalucía, que atraviesa un momento crítico. La orientación atiende pilares básicos para una educación de calidad y se ven afectados por esta falta de profesionales en los centros educativos".
Otra de las integrantes del colectivo de casi 500 compañeras de OrientaXLaPublica manifiesta. "Estamos esperando una respuesta del consejero Imbroda sobre el Programa PROA+ que esperábamos que se incrementase hasta 2027 con fondos europeos. Estamos esperando la convocatoria de esas 470 plazas que están pendientes. De eso depende nuestro trabajo. Estamos en absoluta incertidumbre. No sabemos si vamos a trabajar este año. Y de esto depende la calidad de la atención de todas las funciones que desempeñamos como orientadores en colegios e institutos. Nos unimos a estas reivindicaciones fundamentales de bajar las ratios ilegales que son de uno por 1.500 a uno por cada 250 alumnos. Que haya al menos un orientador en cada CEIP y que se ejecuten las 470 plazas de orientadores que no se han convocado este año".
Javier fue uno de los orientadores interinos que estuvo trabajando en el Programa PROA+ entre marzo y junio del último curso. "Estuve trabajando en dos centros y desarrollé diferentes programas, de educación emocional, de técnicas y hábitos de estudio, de prevención contra el bullying. Fue bastante provechoso para los alumnos y las familias lo notaron. Los profesores apoyaron en su labor tutorial, pero nos encontramos ahora que ese trabajo no ha tenido continuidad este curso porque la Consejería de Educación no ha tenido a bien abrir este programa PROA+. No hay expectativas de que la Consejería de Empleo quiera abrir de nuevo este programa", relata.
Rafa Mesa estuvo como orientador PROA+ en Palma del Río. "En el equipo de orientación estaban seis orientadoras de referencia para 35 colegios. Así mismo, tres orientadores PROA+ para cinco colegios. Es imposible dar abastos con ese volumen. Las orientadoras de referencia lo único que podían hacer es ir evaluando poco a poco a los alumnos de los diferentes centros. Las intervenciones en las aulas eran nulas porque no daban abasto. Los orientadores PROA+ son necesarios tanto para CEIP como IES. La bajada de radio es urgente y es necesario contar con un orientador por centro".
Ana es una de las casi 500 orientadoras que espera noticias. "El año pasado fui nobel y todo el año pensé que el mes siguiente iba a ser menos estresante y no pasó. Fui una afortunada porque llevé dos coles. Mi cole, uno de ellos, tenía una ratio de casi 800 alumnos y el otro era un centro de difícil desempeño de compensatoria al que iba solo una vez a la semana. Era prácticamente atender las necesidades del alumnado. En el primer centro solo podía evaluar. Las funciones de los orientadores son mucho más extensas y si no bajamos la ratio es imposible hacerlo. Muchos de los orientadores no estamos todavía trabajando y tenemos un mes de trabajo extra que no se ha hecho".
Otra orientadora en un centro pública nos confiesa. "Llevo trabajando desde 2010. Conseguí la plaza en 2016 y conforme han ido avanzando los años me he encontrado cada vez con más funciones y somos menos orientadores en los centros. La situación es inabarcable. Estamos metidos en todo tipo de reuniones y protocolos. En mi centro educativo en cursos anteriores éramos dos orientadoras y este año estoy yo nada más llevando un centro que tiene 1.200 alumnos. Es de bastante desconsideración que no se tengan nada más en cuenta las unidades de la educación secundaria obligatoria para un segundo orientador. Como si en los ciclos o el Bachillerato no trabajásemos".
Roberto, por su parte, estuvo el curso pasado como orientador en tres colegios. "Dos de ellos de compensatorias con innumerables problemas y otro de dos líneas, mucho más grande, al que le dedicaba dos días. Tengo que ejercer todas las funciones de orientador y únicamente he podido hacer de evaluador. El centro de compensatoria es imposible abordarlo en un día. No tengo la suficiente capacidad de llegar a todos como se debería. Hay muchos casos que merecen atención y seguimientos. Según la ley, antes de la evaluación psicopedagógica tiene que haber tres meses para que ese alumno sea atendido y se elaboren estrategias para poder abordarlo. Estando solo un día es imposible hacer un seguimiento".
Imposible solventar toda la problemática de emergencia
Juan Cuenca ejerció como orientador PROA+ el curso pasado en Córdoba, en un "centro amplio que atiende a 700 alumnos y alumnas. Dentro de las características del centro destaca la alta vulnerabilidad del alumnado y su familia. Es necesario un segundo orientador para abordar todos los ámbitos de la orientación, desde la atención a la diversidad a la acción tutoriada a la convivencia y compartir la carga con la orientadora que había. Es imposible de solventar toda la problemática de emergencia detectada".
"Estoy trabajando en educación infantil y primaria. Tengo tres centros asignados y hay muchas necesidades y demandas. Están desbordados y es muy estresante llegar y ver tanto trabajo acumulado. No se puede ir a los centros todos los días. Como mucho vamos un día o dos a la semana", nos cuenta otra de las orientadoras educativas.
"Me uno para reivindicar los orientadores en los centros educativos, que es imprescindible para una educación de calidad. Ocurren muchas situaciones imprevistas, coordinamos todo, pero es muy difícil llegar a todos con todo el trabajo que conlleva nuestra profesión. Esto es una pantomima que espero que con nuestras reivindicaciones podamos ver la verdad", añade otra profesional de la orientación.
Christian, por su parte, apunta. "Si desde la Unesco y la Unión Europea recomiendan que todo alumnado debe recibir una orientación educativa de calidad para dar respuesta a sus necesidades, es más que razonable que la Junta de Andalucía con el señor Imbroda a la cabeza como consejero de Educación apueste por un modelo de funcionamiento estable y no parches temporales. Es necesario regular ya las ratios".
Y otro más de los testimonios recogidos por este medio sobre la situación por la que atraviesan los orientadores. "Trabajo en un IES de la provincia de Sevilla para el cual la consejería estima que con un orientador es suficiente para un centro que cuenta con 19 unidades de la ESO, con sus respectivos PMAR en segundo y tercero, más dos unidades de FP, seis de ciclo formativo, cuatro unidades de Bachillerato y un aula específica. Son cerca de mil alumnos con un único orientador. La Unión Europea recomienda que sean 250 alumnos por orientador. Cuadriplicamos la ratio".
"La realidad es que los orientadores tenemos que compartir varios centros y atender a multitud de alumnos y a veces nuestra labor no llega a ser suficiente. Se llegan arrastrando evoluciones de hace tres años, que pasan de primaria al instituto sin que se puedan detectar sus necesidades. Necesitamos un orientador por cada centro escolar", explica otra orientadora pendiente de que se convoquen plazas para este curso.
Por último, una orientadora que sí está trabajando este curso, pero que se encuentra sobrepasada e indignada por la situación. "En el instituto donde yo trabajo tenemos aproximadamente unos mil alumnos. Como orientadora tengo la obligación de atenderles y es imposible. Me siento agobiada y como orientadora queda muy mal. Un segundo orientador lo pondrían con 21 unidades de la ESO, sin contar Bachillerato. Que contemplen la orientación para toda la etapa y que sean coherentes. Esto está generando mucha ansiedad entre los propios orientadores".