El problema es que la gente quiere que le den algo más. No sabe qué, pero algo. No puede salir el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justo un día después del apagón a decir que, por ahora, se desconocen las causas, si bien concedió que "no se descarta" un ciberataque, hackeo o como se le quiera llamar. Al personal le da igual si ha sido cosa de Putin, de los extraterrestreso de Florentino, pero esta vez tiene que haber un 'alguien', no puede pasar como con la pandemia de covid-19, que a ver quién se acuerda ahora del pangolín del mercado de la ciudad china de Wuhan, que no podemos usar el castizo 'échale un galgo', porque a ver qué posibilidades tiene un pangolín contra un galgo nacional en condiciones...
Eso sí, de las palabras de Pedro Sánchez, que nunca da puntada sin hilo, hay que calibrar el alcance de lo que ha dicho de los operadores privados –como si hubiera públicos: es cierto que Red Eléctrica Española (REE) tiene parte de capital público pero no es operadora–, de la responsabilidad de las empresas eléctricas en lo ocurrido y del motivo por el que, tangencialmente, ha salido a relucir el tema de las nucleares.
Al lector y la lectora que estén un tanto despistados con este tema hay que recordarles que, desde hace unos meses, hay runrún con el futuro de lo nuclear. A ver, que el futuro de las centrales nucleares en España está escrito –su desaparición–, pero ha comenzado a generarse un debate sobre si convendría una moratoria, que es que tirar solo con las renovables, pues... que si va a subir el precio de la electricidad, que si el PP no lo vería con malos ojos (la moratoria, se entiende, no la subida de la luz)...
... Y de repente, zas, toma 'lunes negro'. Apagón nacional. Fundido en negro. Qué casualidad que, a las primeras de cambio y sin pregunta de por medio, el presidente saque el tema nuclear, por cierto, para decir que nanay.
Sánchez debería tomar nota de Portugal, que desde el mismo lunes tiene un culpable. No es tan espectacular como Putin, los marcianos o incluso Florentino, pero a Portugal tradicionalmente no le ha fallado nunca: España.