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Siempre se ha dicho que en la diplomacia y las relaciones internacionales las formas son fundamentales, pero eso es algo de lo que desde ya mismo podemos ir olvidándonos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dice haber recibido del orden de 50 llamadas de otros tantos dirigentes mundiales "dispuestos a chuparme el culo" –literal– para que arregle el tema de los aranceles. Muy fino todo. Como para andar comiendo ostras con champán.

Estas fueron de las primeras declaraciones de Trump después de regresar a Washington tras pasar el fin de semana jugando al golf y, cabe suponer, pidiendo educadamente al caddie que le pasara un hierro del nº 7, la misma educación con la que seguro que se dirigió a la camarera de piso para decirle que sí, que hiciera el favor de cambiarle las toallas...

Está todo el mundo hablando de economía, de cómo pueden afectar los aranceles –que se han aprobado por todas las partes, Estados Unidos, China y Europa– a la vida de millones y millones de personas y el presidente del país más poderoso del mundo se ve imposibilitado para salir del laberinto de la filosofía de tocador de 'caca, culo, pedo, pis'.

 Tampoco es tan extraño. El politiqueo nacional también está encontrando, en el tema de los aranceles, lo que podríamos denominar un 'mercado secundario'. El PSOE le dice a Junts que como el 25% de las exportaciones españolas a Estados Unidos, las empresas catalanas accederán al 25% de las ayudas y ya está liada: Junts por tratar de apuntarse un tanto que realmente no ha negociado... y el PP por ver un nuevo acuerdo oscuro de los socialistas hacia su socio más díscolo –que los ha habido, eh, ahí está la financiación– donde simplemente se ha aplicado una regla de tres con el dinero, otra cosa es que te duela que te llamen para nada.

Por seguir de más a menos terminamos en el Ayuntamiento de Jerez, ciudad desde donde se escriben estas líneas. Aquí tenemos a la alcaldesa Pelayo, convertida en una especie de Agustina (cámbiese Aragón por Jerez), en defensa de los intereses de la ciudad contra "un gigante que esperemos que tenga los pies de barro", vaya, que parece que hay partido. Los problemas de Jerez con los aranceles deben ser considerados "asunto de Estado"... que qué son sino eso, igual que los de Villaluenga, por citar uno de los pueblos más pequeños de la provincia. Repitan conmigo y con la alcaldesa Pelayo, bien fuerte, para que lo oiga Trump, el grito que lanza la Hermandad del Rocío cuando llega a la aldea: "¡¡Ya está aquí Eré!!".

Sobre el autor

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

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