En modo bélico, si Johnny cogió su fusil, Donald (Trump) ha decidido coger su teléfono. El martes hablo con Vladimir Putin, a la hora que quiso el presidente de la Federación Rusa, por cierto, que tampoco es que estuviera esperando impaciente la llamada. Este miércoles se ha dado a conocer que Trump también ha hablado con Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania, y no hace falta que nadie nos diga que, en los últimos días, también ha hablado con Benjamin Netanyahu, al que, a la vista está, le he dado el placet para seguir, desgraciadamente, 'a lo suyo'.
¿Que de qué ha hablado todas estas horas Trump? Pues, hombre, cabe suponer que ha dado prioridad a ese partido USA-Rusia de hockey sobre hielo (lo del hielo en Estados Unidos es redundante). Luego, al parecer, ha pedido que rusos y ucranianos tengan cuidado, modo Gila, con dónde disparan, que luego hay que reconstruir, sobre todo cuando se trata de infraestructuras energéticas... de Zaporiyia, vaya, que es muy grande y a ver si ha llegado hasta aquí tras tres años de conflicto una de las centrales nucleares más grandes de Europa para luego tener un disgusto. De la posibilidad del tan cacareado alto el fuego no ha trascendido nada, así que imagínense del cese definitivo de la contienda: nada de nada...
De la conversación posterior con Zelenski solo ha transcendido que "todo ha ido bien", que es algo equiparable a decir que un mensaje de Trump grabado ha sido debidamente recibido en Kiev. Si los periodistas llevamos tiempo aguantando la fórmula impuesta por los políticos de 'no se admiten preguntas', ahora el presidente Zelenski está experimentando una que va más allá: 'no se admiten preguntas... ni respuestas'. Papelón muy complicado el que está a punto de abrirse para el presidente de Ucrania: todos se quieren quedar con sus tierras, unos con las 'raras' y otros con las 'normales'.
Y que decir del recrudecimiento del conflicto de Gaza. Más de 400 muertos otra vez. De esta llamada, que obviamente ha existido, no se sabe nada, salvo que Netanyahu tiene su propia –y terrible– manera de decir las cosas...