Una joven estudiante de 2º de Bachillerato barcelonesa, Elsa Alcalá, ha realizado una recopilación de cómo se transformará la vida de las mujeres en Afganistán tras la toma del poder por la fuerza de los islamistas radicales talibanes, que ya estuvieron en el poder hasta hace 20 años y que impusieron el burka.
- Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Solo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul", explica Alcalá como la primera de las restricciones.
- Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido).
- Prohibición a las mujeres de cerrar tratos con comerciantes masculinos.
- Prohibición a las mujeres de ser tratadas por doctores masculinos.
- Prohibición a las mujeres de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa (los talibán han convertido las escuelas para chicas en seminarios religiosos).
- Requirimiento para las mujeres para llevar un largo velo (burka), que las cubre de la cabeza a los pies.
- Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram (su marido y guardián).
- Azotes en público contra aquellas mujeres que no oculten sus tobillos.
- Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio (un gran número de amantes son lapidados hasta la muerte bajo esta regla).
- Prohibición del uso de cosméticos (a muchas mujeres con las uñas pintadas les han sido amputados los dedos).
- Prohibición de hablar o estrechar las manos a varones que no sean mahram.
- Prohibición de reír en voz alta (ningún extraño debe oír la voz de una mujer).
- Se prohíbe a las mujeres llevar zapatos con tacones, que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oir los pasos de una mujer).
- Prohibición de montar en taxi sin su mahram..
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Prohibición a las mujeres de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
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Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
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Prohibición a las mujeres de montar en bicicleta o motocicletas.
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Prohibición a las mujeres de llevar indumentarias de colores vistosos. En términos de los talibanes, se trata de «colores sexualmente atractivos».
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Prohibición a las mujeres de reunirse con motivo de festividades como el «Eids», con propósitos recreativos.
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Prohibición a las mujeres de lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
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Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra «mujer». Por ejemplo, el «Jardín de las Mujeres» se llama ahora «Jardín de la Primavera».
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Prohibición de asomarse a los balcones de sus pisos o casas.
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Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
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Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
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Se les prohíbe a las mujeres el acceso a los baños públicos.
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Prohibición a las mujeres de viajar en el mismo autobús que los hombres. Los autobuses se dividen son «solo para hombres» o «solo para mujeres».
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Prohibición de usar pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka.
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Prohibición de fotografiar o filmar a mujeres. No pueden aparecer en fotografías y vídeos. No existen.
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Prohibición de publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.
El trágico avance talibán
El advenimiento de un nuevo régimen talibán en Afganistán hace temer un nuevo recorte de derechos y libertades que podría afectar a las mujeres, principales beneficiadas del fin en 2001 del denominado Emirato Islámico -no confundir con el ISIS, otra organización terrorista, autocalificado como Califato Islámico-, bajo el que no podían ni estudiar ni trabajar.
Los talibán aplicaban entonces una estricta interpretación religiosa según la cual básicamente las mujeres no podían tener ningún tipo de vida pública, ocultas a ojos de cualquiera que no fuese su marido o guardián varón. Quienes incumpliesen sus normas se arriesgaban a castigos bárbaros, incluida la lapidación pública.
Durante estos últimos años, los talibán han tratado de lavar su imagen, hasta el punto de que uno de los representantes en las negociaciones de paz con el Gobierno, Suhail Shaheen, ha asegurado a la cadena británica BBC que ahora quieren que las mujeres sigan teniendo acceso a clases y empleos.
"Respetaremos los derechos de las mujeres", ha prometido este portavoz, que sin embargo ya ha anticipado algunas restricciones, como que por ejemplo las mujeres deberían vestir al menos hiyab, un tipo de velo que cubre al menos la cabeza y el pecho y deja el rostro al descubierto.
Los talibán también han tratado de desmentir las informaciones sobre supuestos abusos contra las mujeres en las zonas que han ido conquistando en estos últimos días, si bien desde la ONU, su Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió la semana pasada de que las informaciones que llegaban del país asiático eran cuanto menos preocupantes.
"Hemos recibido informaciones de mujeres y niñas de varios distritos bajo control de los talibán a las que se prohíbe salir de casa sin un guardián masculino", avisó, en un mensaje de advertencia sobre las consecuencias que podría acarrear para los civiles la ofensiva talibán, especialmente para los colectivos más vulnerables.
Desde Afganistán llegan testimonios de temor pronunciados por mujeres que, como Zeb Hanifa (nombre falso), temen perder las "alas" que lograron con sus estudios superiores y sus trabajos. "Estoy devastada. No sé si podré volver a trabajar o a hacer todo lo que quiera", lamenta en declaraciones a la BBC.
Para ella y "muchas otras mujeres", "las esperanzas de un futuro mejor se están desvaneciendo rápido".