El candidato del FPO austriaco, Herbert Kickl, se convertirá en el próximo canciller y dirigirá así el Gobierno tras quedar primero en las pasadas elecciones del mes de septiembre.
Hasta ahora, el OVP conservador había intentado negociar con el resto de partidos con representación, pero no ha fructificado. Era un intento de imponer un cordón sanitario ante el partido más votado, los ultras del FPO, que obtuvieron el 29,2 por ciento de los votos en septiembre.
Había opciones de un acuerdo, pero implicaba unir a fuerzas muy heterogéneas. Los conservadores necesitaban a los socialistas y a los liberales, que obtuvieron el 21 y el 9 por ciento de los votos.
Pero, finalmente, Kickl accederá al Gobierno regional y será apoyado por los conservadores, que se han abierto finalmente a una negociación, algo que repetirá alianzas ya existentes en gobiernos regionales.
En el pasado, Kickl había ofrecido declaraciones que mostraban ciertos apegos al nazismo, tan importante en la historia de Austria como en la de Alemania. Algunos de sus mensajes, de hecho, tienen esas reminiscencias, como autodenominarse 'canciller para el pueblo'.
Entre sus polémicas más recientes, el rechazo a la vacuna del covid y proponer un tratamiento alternativo que en realidad sirve para desparasitar caballos. En materia de inmigración, propone echar del país a toda persona que no sea de origen europeo.
Con este movimiento, Europa contará ya con el tercer gobierno de marcado carácter ultra, junto a los de Meloni en Italia y Orban en Hungría, además de la presencia de partidos populistas de derechas en la coalición de Países Bajos.