El Papa Francisco ha recibido este domingo 23 de marzo el alta médica tras haber estado 37 días ingresado en el Hospital Gemelli de Roma. Según los médicos que lo atendieron, su estado es ahora "clínicamente estable" y podrá regresar a su residencia en la Casa Santa Marta en el Vaticano. La alta se llevará a cabo bajo un régimen de "alta protegida". El Santo Padre ha querido asomarse a la ventana para saludar a los fieles.
Durante una comparecencia pública, los facultativos informaron que el Papa nunca fue intubado, aunque reconocieron que su vida estuvo en peligro en varios momentos. A pesar de las complicaciones, Francisco se mantuvo "alerta y orientado" en todo momento, y su recuperación se ha desarrollado de forma progresiva, aunque lenta, gracias a diversas terapias y tratamientos.
El Papa ingresó en el hospital el pasado 14 de febrero debido a una insuficiencia respiratoria aguda, causada por una infección polimicrobiana. Durante su estancia en el hospital, sufrió varios cuadros clínicos, entre los que se destacó una neumonía bilateral severa. Los médicos señalaron que las terapias farmacológicas y el suministro de oxígeno de alto flujo, junto con la respiración mecánica no asistida, fueron fundamentales para superar los episodios más críticos.
Los médicos subrayaron que la evolución del Pontífice ha sido favorable, aunque insistieron en que su recuperación requiere un periodo de convalecencia y descanso. El Papa deberá seguir un tratamiento parcial y se le ha recomendado un descanso de al menos dos meses para completar su recuperación.
Con este alta, el Papa pone fin a un largo periodo de hospitalización que generó preocupación entre los fieles y en la comunidad internacional. Su estado actual parece permitirle continuar con su agenda, aunque de manera más moderada en los próximos meses.