¿Por qué ha vuelto a ganar Donald Trump las elecciones de Estados Unidos?

La victoria del candidato republicano aúpa a la extrema derecha al poder y prepara el terreno para otro escenario de incertidumbre a nivel global

Donald Trump, en una imagen de sus redes sociales donde ironiza con las máquinas de helados de McDonalds. "Volverán a funcionar correctamente". El republicano vuelve a ser presidente de los Estados Unidos.

Los analistas se preguntan, a última hora de la noche en la Costa Este de Estados Unidos, y a primera hora de la mañana en Europa: ¿cómo ha podido a volver a ganar las elecciones el candidato republicano Donald Trump? Las explicaciones para la victoria del político ultraderechista y su discurso populista, nacionalista, machista y xenófobo, son diversas, pero tienen una lógica electoral de los electores desencantados con la globalización y que votan de nuevo contra el partido del presidente que está en la Casa Blanca.

La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 ha sorprendido a muchos, pero al mismo tiempo no es del todo inesperada si se analizan las dinámicas políticas, sociales y económicas que han marcado los últimos años en Estados Unidos.

El discurso 'antiestablishment' y la polarización política 

Desde que dejó el cargo en 2021, Trump ha mantenido una base de apoyo leal y creciente, alimentada por su mensaje contra el establishment político. A lo largo de su mandato, se posicionó como un outsider, enfrentándose al aparato político tradicional, lo que le permitió conectar con amplios sectores de votantes que sienten que el sistema político estadounidense no representa sus intereses.

Este año el sentimiento de desconfianza en las instituciones continuó alimentando su candidatura. Con la percepción de que los problemas estructurales del país persisten —como la inflación, la desigualdad económica y la polarización política— muchos votantes vieron en Trump una opción para restaurar el "orden" y "recuperar el país".

Así, la polarización política en Estados Unidos ha alcanzado niveles extremos en la última década. Trump ha sido una figura central en este fenómeno, con sus seguidores viéndolo como un defensor de la libertad de expresión frente a lo que consideran una cultura de la cancelación y el "wokeism" (la obsesión con lo políticamente correcto). En estas elecciones, Trump se posicionó como el campeón de quienes sienten que sus opiniones conservadoras, especialmente sobre temas como el aborto, la identidad de género y la inmigración, que dice "son marginadas por las élites progresistas y los medios de comunicación".

Donald Trump en una fotografía de campaña de hace unos días.

Trump también movilizó a su base con un mensaje de restauración de la identidad norteamericana, apelando a quienes temen que los valores tradicionales estén siendo erosionados. Este enfoque resonó particularmente en los votantes suburbanos y rurales, que vieron en Trump una barrera contra la expansión de políticas de izquierda en temas culturales.

Inflación incipiente

La situación económica de Estados Unidos, marcada por una inflación persistente, precios altos y una recuperación desigual tras la pandemia de la covid, también ha jugado un papel central en la elección. Bajo la administración Biden, la economía experimentó una recuperación parcial, pero la inflación y el aumento de los costos de vida seguían siendo preocupaciones predominantes para los votantes.

Trump aprovechó estas inquietudes, prometiendo políticas que revitalizaran la industria, redujeran impuestos y devolvieran el control económico a los ciudadanos comunes. Muchos votantes sintieron que Trump tenía un enfoque más efectivo para abordar la economía, basándose en su historia de éxito empresarial y su promesa de "América Primero".

La desconfianza en los demócratas tras el mandato Biden

A pesar de los esfuerzos de Joe Biden por posicionarse como un líder de unidad y restauración del orden democrático tras los disturbios de 2020 y el ataque al Capitolio, muchos votantes no estuvieron convencidos de su capacidad para resolver los problemas que enfrentaba el país. La gestión de la pandemia de la covid, los altos niveles de inflación y la crisis en la frontera sur de Estados Unidos fueron puntos de crítica para la administración demócrata. Además, la percepción de un envejecimiento y falta de dinamismo de Biden, sumada a sus dificultades para mantener un liderazgo claro, contribuyó a la falta de entusiasmo entre algunos sectores del electorado demócrata.

Trump, por su parte, utilizó estas debilidades para galvanizar a su base, presentándose como una alternativa de acción y resultados frente a lo que consideraban un liderazgo débil y dividido. Su habilidad para hablar directamente a sus seguidores a través de redes sociales y mitines masivos también fue un factor determinante en su éxito.

La llegada de la candidata Kamala Harris fue visto para muchos como una oportunidad para revertir la situación. Sin embargo, la fórmula no ha funcionado. Los norteamericanos no han confiado en la primera candidata mujer y negra, que llegó a ser vicepresidenta con Biden y que era la esperanza para los sectores progresistas de EEUU y el resto del mundo contra el conservadurismo y populismo de trump.

Una campaña centrada en el desgaste demócrata

La campaña de Trump fue astuta y estratégica, tal y como sucedió en 2016 cuando sucedió en el poder a Barack Obama y no permitió a Hillary Clinton llegar a la Casa Blanca. Desde el principio, se centró en temas clave como la seguridad fronteriza, la protección de empleos, la lucha contra el crimen y la revocación de políticas progresistas que consideraba perjudiciales para el país. Utilizó las redes sociales, particularmente plataformas como X (anteriormente Twitter) y otros canales, para movilizar a sus seguidores y atacar a sus opositores, utilizando un tono agresivo que resonó con muchos votantes cansados de la retórica tradicional.

Además, Trump se presentó como un defensor de la "democracia real", apelando a la desconfianza hacia las élites políticas y corporativas. Aprovechó los temores sobre el impacto de la inmigración ilegal, la creciente presencia de China en el ámbito internacional y la seguridad interna para construir una narrativa de lucha y resistencia. Así, la situación global también influyó en la victoria de Trump. La relación con China, la guerra en Ucrania y los problemas de seguridad internacional fueron temas recurrentes en la campaña. Trump prometió adoptar una postura más dura contra China y reducir el involucramiento estadounidense en conflictos extranjeros, lo cual atrajo a aquellos votantes que se oponen al "intervencionismo" estadounidense y desean un enfoque más aislacionista.

La candidata demócrata Kamala Harris.

La creciente percepción de que la administración Biden no estaba manejando adecuadamente la guerra en Ucrania o la competencia con potencias como Rusia y China ayudó a que Trump fuera visto como un líder más capaz de garantizar los intereses de Estados Unidos en el escenario mundial.

Las elecciones de Estados Unidos en directo

La victoria de Trump llega fundamentalmente a partir de la victoria muy clara en Carolina del Norte y fundamentalmente en Georgia, donde hace cuatro años Biden le sacó poco más de 10.000 votos a Trump, sacándole de la Casa Blanca y que le sirvió como pretexto para decir que hubo amaño electoral por parte de los demócratas.

Una conspiración que fue seguida y que aún es creída por parte de sus votantes y seguidores más acérrimos. El resto de estados clave, como Wiscosin, Pensilvania y Wiscosin, indican que Trump ha ganado las elecciones norteamericanas en esta nueva elección del 5 de noviembre de 2024. El voto popular también confirma la derrota de Harris, ya que Donald Trump le saca a las 07:20 hora española, casi cinco millones de electores, 66.2072.9 (51,2%) ante 61.428.225 votos (47,4%) de Harris.

De hecho, Donald Trump parece que va a ganar en todos los estados clave, también en Arizona y Nevada, en el oeste del país, y donde el recuento es algo más lento por el cierre posterior de los colegios electorales.