Francia vive un clima de crispación total. La tensión es máxima en el país galo tras la muerte el martes de un joven tras los tiros que recibió de un policía. Desde entonces, las manifestaciones se están sucediendo en las ciudades más importantes del país vecino.
El clima de violencia va en aumento y los actos vandálicos se están convirtiendo en protagonistas, con saqueos de tiendas y supermercados, así como quema de coches y contenedores.
Uno de los hechos más graves que ha dejado la última noche de disturbios ha sido el ataque a la biblioteca más grande Marsella, que ha sido devorada por las llamas. También un grupo de manifestantes han intentado incendiar el ayuntamiento en Clichy.
El Gobierno francés ha desplegado a más de 40.000 policías por las calles de las grandes ciudades, pero la presencia policial no ha sido suficiente para frenar las protestas por la muerte de Nahel, que fue abatido en un control de tráfico.
El transporte público ha quedado suspendido en todo el país en respuesta a los disturbios y saqueos que se están produciendo a lo largo de toda la nación.