Trump, un millonario rodeado de multimillonarios que dice ir contra la élite y que ahora busca revancha

Europa afrontará una nueva guerra comercial y los países OTAN incrementarán el gasto militar. Ucrania y Palestina contemplan cómo celebran Rusia e Israel. Trump irá libre de cargas, porque no puede volver a presentarse y porque controla las dos cámaras legislativas

Donald Trump, elegido de nuevo presidente de EE UU.
Donald Trump, elegido de nuevo presidente de EE UU.

El próximo mes de julio hará 10 años de aquella imagen de Donald Trump descendiendo por una escalera mecánica al hall de la Torre Trump, el edificio en Nueva York que lleva su nombre. Era su anuncio de que se presentaría a las primarias del Partido Republicano, la mayor maquinaria del poder del siglo XX en Estados Unidos. Hoy, el partido del elefante rojo, el que aupó a Eisenhower, a Roosevelt o a Reagan, apenas existe. Ha sido totalmente carcomido por Trump y el llamado Movimiento MAGA (Make America Great Again).

En aquel tiempo de hace una década, Estados Unidos salía con cierta desilusión de la era Obama, un presidente con Nobel de la Paz no se sabe bien por qué. En los republicanos surgía el Tea Party, un movimiento ultraconservador y negacionista sin liderazgos claros. Un exponente era Sarah Palin, quien en 2008 había acompañado a John McCain en el ticket como contrapeso ultra frente a un McCain moderado, el que cayó frente a Obama. Ya en 2016, en las primarias republicanas que eligieron a quien sería candidato, Trump enfrentó a dos ultras, Ted Cruz y Marco Rubio, ambos hijos de cubanos emigrados. Ya entonces se había enfangado la política estadounidense.

Trump venció a Hillary Clinton, primera mujer con opciones reales de llegar a la Presidencia en toda la historia, haciendo uso de técnicas electorales dudosas. El escándalo tiene nombre: Cambridge Analytica. Un uso de la tecnología para bombardear a votantes con mensajes falsos y muy personalizados, lanzando falsedades justo en lo que sus instintos, según su perfil de redes sociales, más le harían sucumbir. Mucho de aquello tuvo detrás a Steve Bannon, pseudoperiodista y uno de los personajes más siniestros de la política y que acaba de salir de prisión.

Pero si algo perseguirá a Trump toda su vida, haga lo que haga en este segundo mandato, es el asalto al Capitolio cuando perdió las elecciones. Se desentendería después de los mensajes que enardecieron a ultras llegados de todo el país y que acabaron entrando en la sede de la democracia estadounidense. Ya no tiene que preocuparse de las consecuencias legales de la investigación por los hechos de 2021, porque cuando tome posesión en enero podrá aplicarse a sí mismo el perdón presidencial. Ahora, además, ya ha avisado: busca la revancha después de insistir en que le robaron la elección hace cuatro años.

En Estados Unidos, el mensaje que ha calado, parece, es el de que hay que acabar con el globalismo, con la cultura woke y terminar de drenar el pantano, una expresión, drain the swamp, que significa acabar con los excesos de los burócratas. Estados Unidos nació como resistencia frente al rey de Inglaterra, en la libertad individual incluso para empuñar y emplear un arma, en su seno desconfía de la política y nunca se ha subido al carro del estado del bienestar. No tiene apenas sanidad pública, los demócratas Obama y Biden apenas pasarían a ojos europeos por miembros de partidos de derechas tradicional. Y en ese temor a un estado omnipresente, Trump ha sabido comunicar sobre dónde está el camino. Y no hay que olvidar que EE UU, como todas las economías occidentales, ha afrontado un aumento del gasto en la cesta de la compra que los demócratas no han sabido controlar a tiempo. Trump ha hecho campaña de que podría arreglar la economía, convenciendo de que estaban encaminados a la ruina.

Lo que promete Trump es arreglar todo desmontando la política, apenas aplicando unos mínimos. El estado está para tener fronteras duras, expulsar inmigrantes y defender los intereses del país en el extranjero y frente al extranjero. El gran esfuerzo será el de seguir destruyendo cualquier reminiscencia de defensa de la igualdad, el feminismo, la integración social, la ayuda a quien más lo necesita. Cada cual que se busque la vida y punto. 

Sobre todo, la habilidad de Trump para convencer a tantos millones de personas de que él es el único que puede derribar a las élites es asombrosa. Un millonario rodeado de negacionistas, del acientifismo, y sobre todo, de multimillonarios de su lado. El apoyo de Elon Musk, dueño de Twitter y de Tesla, ha sido fundamental. Sus cambios en los algoritmos de la red social han favorecido los mensajes conspiranoicos que se cuelan cada día en millones de teléfonos sin posibilidad de elección. Un hombre que no es ni siquiera estadounidense, sino sudafricano. Un tecnólogo antiwoke que le debe buena parte de su fortuna al interés de muchos particulares por no contaminar el mundo.

En lo que respecta a Europa y al mundo, la Comisión Europea lleva desde el verano con un grupo de trabajo preparado por si accedía Trump al poder. No quedará ni rastro de Estados Unidos en acuerdos a nivel mundial como el de París para reducir las emisiones y reducir el cambio climático. Es de esperar que vuelvan los aranceles duros del 10% a mucha producción, lo que en la práctica debería ser respondido por Europa de nuevo y desatar otra guerra comercial. Del anterior mandato de Trump aún resuena el daño al sector olivarero andaluz. 

Por otro lado, se hace inevitable ya que los estados europeos incrementen su inversión en armamento. El gasto en defensa deberá llegar al 2% del PIB de cada país. Si no, EEUU amenaza con marcharse de la OTAN, la gran alianza del Atlántico Norte. Trump, además, ha prometido acabar con la ayuda militar y económica a Ucrania, lo que abocaría quizás al fin de la guerra, pero directamente con victoria sobre el mapa para Rusia, que lograría finalmente hacerse con el control de las regiones conquistadas. Putin celebra este 6 de noviembre. Asimismo, en el Mediterráneo, quien más celebra la victoria de Trump es Netanyahu. No es que la actual administración Biden haya impedido a Israel cometer el genocidio de más de 40.000 personas, pero ahora tendrá un aliado total.

Además, el movimiento MAGA, antes conocido como Partido Republicano, tendrá el control del Congreso (compuesto por la Cámara de Representantes y el Senado), los mayores contrapesos al poder presidencial. Victoria abrumadora que certifica también que el Supremo, cuyos miembros son elegidos de por vida por el presidente, estará muchos más años plagado de ultras. Además, salvo cambio en la Constitución, Trump no podrá ser reelegido, así que afrontará su último mandato sin la coacción natural de querer resultar reelecto. Apenas tendrá la motivación de pensar que alguno de sus hijos le suceda en el cargo cuando no esté. Una especie de familia real de la que ya se rodeó en el primer mandato, colocando a familiares en cargos de relevancia. Tan solo los gobernadores de los estados que aún son demócratas podrán plantar cierta batalla, pero sin capacidad para impedir nada a Trump fuera de sus límites geográficos. El riesgo, en realidad, es que Trump erosione la democracia y se haga con un poder excedido, autoritario, que haga uso de la desunión. Hay que tener en cuenta que hay estados, especialmente los más urbanitas, que rechazan absolutamente lo que Trump representa.

Entre tanto, el Partido Demócrata vuelve a salir derrotado. Ha perdido no solo el colegio electoral, sino también el simbólico voto popular. No es ya que Trump tenga más representantes para ser electo, sino que, a diferencia de las otras dos ocasiones en que se presentó, esta vez tiene más votos que su contrincante. Kamala Harris deja la vicepresidencia después de ser nombrada candidata exprés cuando el deterioro físico de Joe Biden era inocultable. Además, se marcha Nancy Pelosi, líder demócrata que a sus 84 años deja de ser presidenta de la Cámara de Representantes. Tendrá el partido que buscar un nuevo rumbo que movilice a todas las sensibilidades en el espectro, desde la izquierda de Ocasio-Cortez hasta posibles republicanos que se desencanten con el trumpismo. Un sudoku de difícil solución, quitarse la vitola de ser el partido de la turra woke.

La victoria de Trump es la victoria del populismo, y tendrá consecuencias directas en la política española. No es de esperar que Trump torpedee a Sánchez por ser socialista, pero no hay que olvidar que la presión del extremismo será mayor. No es lo mismo para Vox tratar de desafiar el sistema con Milei como aliado que con Trump. Algo de esto ya vio venir Abascal, que tras las elecciones europeas abandonó el grupo en el Europarlamento de Meloni para adherirse al de Orban, gran aliado húngaro de Trump en el seno de la Unión. Ahora, los discursos negacionistas tendrán un nuevo altavoz. El de aquel hombre que en la crisis sanitaria sugirió que la lejía curaba el covid tiene hoy millones de adeptos en formaciones como Vox y SALF.

Contaban que lo que pasara en Estados Unidos tardaba un lustro en suceder en Europa. La tendencia mundial es la del triunfo negacionista y del desmontaje de cualquier avance social en derechos. Más allá de la acusación de ineficiencia de los gobiernos progresistas, de las desilusiones de las marcas que promueven cambios pero nunca es suficiente, el triunfo de Trump es el de la antipolítica. Las emociones frente a las decisiones. La simplificación de un mundo que, se quiera o no, es complejo. La derrota para la empatía. Trump gana la batalla en el campo ideológico. Quizás no haya que esperar cinco años para verlo en Europa y en España.

Sobre el autor:

pablo fernandez quintanilla 0002 4 1000x574 (1)

Pablo Fdez. Quintanilla

Subdirector de lavozdelsur.es. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz, licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria en cabeceras de Grupo Joly, con varios años de experiencia también en empresas de marketing.

...saber más sobre el autor

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído