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El día que se cumplen mil días de la guerra de Ucrania, el país dirigido por Zelenski ha atacado por primera vez territorio ruso con misiles estadounidenses de largo alcance.
Una acción esperada, puesto que Joe Biden había dado el ok antes de dejar su puesto a Donald Trump. El ataque no ha llegado en un buen momento, ya que, pocas horas antes del lanzamiento de los misiles, Moscú había aprobado una nueva doctrina nuclear que da luz verde al uso de bombas atómicas para responder a ataques que puedan poner en peligro a Rusia.
Cinco de los seis misiles ATACMS lanzados por Ucrania fueron derribados por los sistemas antiaéreos rusos. Un sexto proyectil impactó contra un arsenal militar, pero no ocasionó víctimas mortales. Hasta 110 kilómetros profundizó el ataque ucraniano en territorio ruso.
"Sin los americanos es imposible utilizar estos misiles de alta tecnología", ha señalado Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores ruso desde Brasil, donde participa en las reuniones del G20.
Putin considera que Ucrania ha atravesado con esta acción una línea roja y el Kremlin ha afirmado que ya está preparando una respuesta contra este ataque.