Compareció este pasado martes por la tarde el ex ministro de Fomento y ex secretario de Organización del PSOE —y más pronto que tarde ex afiliado socialista— José Luis Ábalos para explicar fugazmente las razones que en las últimas horas le han llevado a desobeceder a su partido, que le pedía que renunciara a su acta de diputado en el Congreso, y consecuentemente mantener su escaño pasándose al Grupo Mixto.
El llamado Caso Koldo o Caso Ábalos implica a su ex mano derecha en el ministerio, Koldo García, en el cobro de mordidas —que fueron posteriormente ocultadas y blanqueadas en Brasil y Luxemburgo— en la compra de mascarillas en lo peor de la pandemia. Una nueva fuga de agua para Pedro Sánchez, esta vez salpicado por primera vez por un caso de corrupción bajo su mandato, que, además, le ha dejado con un voto menos en el Congreso. El PSOE queda con solo 120 escaños en el Congreso al perder el de Ábalos, y todo lo que podía complicarse y retorcerse un poco más lo ha hecho.
Quizás Ábalos simplemente ha echado un ojo a Manual de resistencia, el libro de Pedro Sánchez donde curiosamente aparece el ex asesor, y se ha aferrado al sillón y al aforamiento como alma que lleva el diablo.
Algunas de sus frases en su rueda de prensa en el Congreso ya forman parte de la historia política española de la primera mitad del siglo XXI. "Quiero que los que me quieren echar me miren a la cara"; "vengo solo en mi coche, no tengo secretaria, no tengo a nadie detrás ni al lado"; "soy un mero peón que se inserta en una lucha política sin reglas que se fundamenta en la alineación de cualquiera y de cualquier modo"; "me enfrento a todo el poder político, de un lado y de otro. Quién me lo iba a decir"; "sé perfectamente lo que es un apestado político: con mi renuncia no acabaría la cacería contra otras personas"; "no puedo acabar mi carrera política ni mi trayectoria como un corrupto cuando soy inocente".
Aparte de las perlas anteriores, una síntesis como amenaza latente: "Les advierto que no voy a responder a preguntas, sé que tenéis muchas, y yo tengo muchas respuestas; pero como tengo tantas peticiones, las voy a ir dando, y saben ustedes que dar la cara es una costumbre en mí. Pero hoy quiero cerrar este episodio, que el pleno empiece y yo cumplir con el trámite administrativo que me corresponde". En ese momento, emocionado visiblemente, ha dedicado el final de su alocución "a las magníficas diputadas y diputados que conforman el grupo parlamentario socialista".