Después de tres semanas deshojando la margarita, "un pasito pa'lante y un pasito p'atrás", dijo la portavoz socialista Ángeles Férriz en uno de los últimos plenos, Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta, ha pulsado el botón de las elecciones. Una potestad que recaía en él en exclusiva, como se ha encargado de recordar en sus últimas intervenciones y que llega tras un cambio radical en el discurso del Gobierno andaluz durante el último mes.
Serán el 19 de junio, fecha que, en un primer momento, cuando se barajaban los domingos del 12, 19 y 26 de junio, parecía la menos probable de todas por la cantidad de opositores que hay citados ese día en la comunidad autónoma para examinarse. Sin embargo, finalmente, ha sido la elegida por Moreno. En el Partido Popular, la semana pasada, estaban seguros de que convocaría para celebrar el 12. En ese momento, su vicepresidente, Juan Marín, señalaba que no se le había comunicado nada y que tenía un pacto con Moreno para ser el primero en conocer la fecha.
La decisión llega tras un Consejo de Gobierno extraordinario de urgencia para informar a su equipo de la fecha elegida. Sobre todo a su socio de coalición, Juan Marín, líder de Ciudadanos y vicepresidente de la Junta que no se encontraba en Sevilla durante la tarde del lunes y ha tenido que regresar. Ambos han presumido de una gran relación a lo largo de la legislatura. Ciudadanos, eso sí, es contrario al adelanto de los comicios porque, presumiblemente, va a suponer que los naranjas pasen a la irrelevancia política en Andalucía.
"Andalucía necesita seguir avanzando, pero debemos ajustar el paso a la realidad de un camino", ha afirmado Moreno para justificar. La pandemia y la guerra de Ucrania con la correspondiente subida de los precios han sido los argumentos utilizados por Moreno. Según el presidente, el presupuesto prorrogado de 2021 no es suficiente. "Es vital para Andalucía comenzar 2023 con unos presupuestos", ha vuelvo a remarcar. Moreno ha repetido, como viene haciendo toda la semana, que celebrar en otoño le hubiera dado beneficios personales por las inauguraciones que están previstas para el verano, pero esto hubiera impedido tener presupuestos al empezar el año. Con la convocatoria, que busca "una participación masiva", Moreno se ha comprometido a volver a llevar al Parlamento todas las iniciativas que van a decaer después de que se haya disuelto el Parlamento.
Las opciones del domingo 12 se esfumaron para que Moreno tuviera una semana más de "reflexión". Durante estos siete días ha sembrado la incertidumbre diciendo, incluso, que existían posibilidades de que los comicios fueran entre semana, tomando como modelo el adelanto electoral madrileño que convocó Isabel Díaz Ayuso. Parece que aquello simplemente fue un globo sonda y, como es habitual, serán en domingo.
De esta forma, Andalucía cumplirá una década sin que sus gobiernos sean capaces de agotar las legislaturas. Desde la que completó el PSOE entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán - ni siquiera hubo un solo presidente - se han vivido tres adelantos electorales: 2015, 2018 y, ahora 2022. De hecho, esta legislatura será más corta que la última de Susana Díaz, cuyo adelanto fue de tres meses. En esta ocasión tocaban en noviembre y, sin embargo, serán en junio, cinco meses antes de la fecha límite.
A la tercera fue la vencida
Sobre el adelanto electoral se lleva hablando mucho tiempo. Sobre todo por las constantes tensiones con Vox, la formación que daba apoyo al Gobierno de PP y Cs y aportaba la mayoría necesaria. Pero el presidente de la Junta tan sólo lo ha mencionado en tres ocasiones. La primera de ellas en octubre, cuando no consiguió el apoyo para los presupuestos de 2022.
Posteriormente, una vez iniciado el nuevo año, pospuso su decisión a febrero, cuando pudiera palpar el ambiente parlamentario. Moreno se refirió entonces a la pinza y el bloqueo. Lo dijo en Fitur, presentando el pabellón de Andalucía. Allí abrió la puerta a celebrar las elecciones antes de Semana Santa. Finalmente no hubo bloqueo parlamentario porque cuando no tuvo a Vox, tuvo al PSOE. Aunque lo que realmente no tuvo fue estabilidad en su partido.
Las elecciones de Castilla y León jugaron un papel fundamental en un nuevo aplazamiento ya que, las elecciones anticipadas de Alfonso Fernández Mañueco para deshacerse de Ciudadanos y ampliar su mayoría se convirtieron en una victoria donde el PP pasó a ser dependiente de Vox. Poco después, el Partido Popular saltó por los aires internamente con el conflicto entre Ayuso y Casado.
Hasta marzo, el discurso oficial de la Junta de Andalucía, tanto de la parte popular de la boca de Elías Bendodo como de la parte de Ciudadanos por la boca de Juan Marín, era que el compromiso de ambas formaciones se sustentaba en finalizar la legislatura. Era la vocación de la coalición. Bendodo señaló que la ciudadanía se merecía un Gobierno estable que durase los cuatro años de mandato. Marín hasta hace dos días ha repetido sin cesar que "los ciudadanos no quieren elecciones".
Pero las intervenciones de Moreno cambiaron su sentido en abril presionado por la parte económica de su Gobierno. Juan Bravo, consejero de Hacienda, ha sido el más insistente en el adelanto electoral. En cada entrevista señalaba la necesidad de unos presupuestos para 2023 lo antes posible ya que, en caso de continuar con el calendario electoral ordinario, hasta marzo o abril no se podrían aprobar las cuentas públicas.
Estas palabras las ha asumido Moreno en las últimas semanas. "Un Gobierno lo antes posible", argumentaba el líder del PP sin confirmar todavía que habría adelanto electoral. "Necesito un Gobierno a finales de agosto o principios de septiembre para tener presupuestos", continuaba Moreno. En paralelo, Juan Marín quería convencer a los imposible de convencer que unas elecciones no garantizaban unos presupuestos para antes de 2023. Este domingo, el presidente de la Junta, ya dio una pista más, "antes del verano". El lunes por la mañana eran los "últimos pasos" de la legislatura. Presupuestos no sabemos si habrá. Elecciones sí.