Las 10 razones que pueden haber llevado al PSOE a tocar fondo en Andalucía

El grado de conocimiento, la falta de una narrativa propia, el abuso del cuento del monstruo de la ultraderecha, los grandes medios en contra... Argumentos que justificarían el peor resultado de la historia del PSOE en las autonómicas andaluzas

Juan Espadas junto a María Márquez en una de las noches electorales recientes.
Juan Espadas junto a María Márquez en una de las noches electorales recientes.

El PSOE, después de 143 años de historia, está acostumbrado a caer y resurgir de sus cenizas. Aferrado a eso que decía Saramago de que la derrota tiene algo de positivo: nunca es definitiva; mientras que la victoria tiene algo de negativo: jamás es definitiva, el socialismo andaluz comienza este lunes de resaca del 19J a lamerse las heridas tras el estrepitoso e inédito fracaso del pasado domingo.

La peor derrota en una contienda andaluza en más de 40 años de historia autonómica. Se perdió la provincia de Sevilla, como se barruntaba, y se dejaron provincias como Cádiz, otro bastión histórico, en un suelo insólito de parlamentarios: 3. Se perdió en todas las provincias, en grandes ciudades —hasta en la capital hispalense, de donde Juan Espadas partió como alcalde entre 2015 y 2022—, y se perdieron 130.000 votos frente a la victoria de Susana Díaz en 2018, que ya perdió 400.000 apoyos hace tres años y medio.

Juan Espadas no solo no ganó, sino que empeoró en tres parlamentarios menos los resultados de aquel aciago diciembre. Algunas voces del partido en Andalucía ya han dado la cara, como el ex diputado andaluz Carmelo Gómez. El sevillano publicó anoche un tweet sin anestesia: “La realidad es la que es. Lo que empezó como una operación "para gobernar" termina perdiendo 130.000 votos con respecto a 2018, y la pérdida de 3 diputados. Se quiera justificar lo que se quiera: un desastre. Urge reflexionar”.

En el otro extremo de las valoraciones, la número 2 de Espadas, la jienense Ángeles Férriz, que nuevamente será parlamentaria andaluza por Jaén, escribía en la mañana de este lunes: “No hemos conseguido movilizar a la izquierda y así era muy difícil. Ha sido una campaña muy difícil. Hay que reflexionar y actuar sin perder tiempo. Gracias Juan Espadas por haber unido a este partido y haberle dado un rumbo. Gracias por haberlo dado todo desde el minuto uno, por ilusionarnos, por dejarnos ser… pero sobre todo, gracias por no rendirte nunca. Serás presidente como fuiste alcalde. Al tiempo”. Visto desde fuera, ¿cuáles han sido las razones que podrían haber llevado al PSOE de Andalucía a tocar fondo? ¿Este es su suelo, ya solo queda volver a crecer, o aún se puede seguir cavando el agujero?

Aquí, diez razones que podrían explicar que el PSOE haya tocado fondo en su granero histórico de votantes, la comunidad más poblada de España.

  1. Desconocimiento del candidato: el grado de conocimiento de Juan Espadas más allá de Sevilla ha estado en cuestión en todos estos meses. Que era una cara desconocida para el común de los andaluces era algo que su equipo rebatía con argumentos asociados al poder de la marca socialista y a que, poco a poco, se iría conociendo. Pero no, el grado de conocimiento no ha alcanzado para mejorar el resultado de Susana Díaz.
  2. Escaso carisma y discurso sin sangre: el poco carisma exhibido y la falta de sangre a la hora de buscar resquicios por los que atacar al presidente Moreno se pusieron especialmente de manifiesto en los dos debates de la campaña del 19J, pero han sido una constante en todos los meses en los que Espadas pudo haber crecido. Quiso ser moderado y constructivo, pero a la vista está que la estrategia falló calamitosamente. Cuando quiso mostrar un perfil más agresivo, no solo era tarde, sino que apenas había por donde tirar. “Juan es buena gente, pero no le votaría”, ha dicho más de un elector. En Sevilla, donde ha estado siete años como alcalde, también ha perdido el PSOE.
  3. Campaña sin imaginación: esto no es responsabilidad exclusiva del candidato Espadas, ya que consta que es un hombre que escucha y atiende a consejos. Sin embargo, no ha habido una campaña disruptiva, adaptada a los tiempos. Se ha jugado a una campaña de las grandes mayorías del PSOE, a campañas demodé sin que haya habido capacidad de movilización. Contentarse con una buena entrada en un acto con Pedro Sánchez en Cártama era autoengañarse. Se manejaron fórmulas que colocasen a Espadas a nivel nacional, con personajes cercanos a la gente joven, pero no hubo tiempo, ni margen. Hasta en redes como Instagram se ha movido mejor el PP de Moreno.
  4. Sin foco parlamentario: unido al punto uno está la ausencia de foco parlamentario que ha sufrido Juan Espadas. Cuando dejó la Alcaldía de Sevilla para centrarse en el reto de recuperar San Telmo fue nombrado senador, pero su voz estaba lejos de los debates parlamentarios. Solo dio el salto nacional hace unos meses cuando se aprobó el plan para legalizar acuíferos en Doñana. Y encima, aquello fue negativo para los intereses electorales del PSOE-A.
  5. El trauma de los ERE andaluces: el PP estiró toda la legislatura el filón de las prostitutas y la cocaína —un caso particular en la extinta Faffe convertido maliciosamente en generalidad—, y las corruptelas de los ERE en Andalucía vinculados a las etapas de Chaves y Griñán. El PSOE, ya metidos en campaña, publicó un argumentario para exigir a todos los socialistas que se mostraran orgullosos de 37 años de transformación de Andalucía que no podían manchar casos de prevaricación “para ayudar a empresas en crisis” y con los que “ningún socialista se llevó un euro”. La mirada desacomplejada al pasado llegó demasiado tarde. Todo lo malo que ha pasado últimamente en Andalucía ha seguido pesando al PSOE, y por ende a Juan Espadas, como una losa. En todo caso, queda claro que la corrupción política es un asunto que cada vez desgasta menos cuando toca ir a las urnas.
  6. Incapacidad de armar una narrativa propia: el discurso de Espadas ha ido a remolque en toda la campaña. Frente a un Moreno convertido en yerno perfecto, al que se le puede llamar Juanma de lo cercano que es, el candidato socialista ha estado atado de pies y manos, lanzando algunas promesas electorales que, en estos tiempos, ya no se cree nadie. No hay argumentos, hay imagen de marca, y eso se vio incluso en los debates, donde Espadas apostó por no llevar corbata, nada más lejos de un candidato ‘presidenciable’.
  7. Exceso de discurso del miedo a la ultraderecha: vinculado a lo anterior, y otra de las cosas que han ido reprochándole propios y extraños en la pasada campaña, es el uso y abuso de un relato que ha pivotado sobremanera en presentarse como freno a la ultraderecha. "O derechas, o derechos", dijo en un debate como una de las frases más creativas —por decir algo— de su campaña. Al parecer, no era el único que podía evitar ese "gran mal", pues la gente ha entendido que, entre otras cosas, mejor votar para ese fin a Juanma Moreno. El relato terrorífico de que viene el lobo se estiró tanto que acabó en cuento infantil con moraleja, sin presentar muchas más opciones para ganar confianza y credibilidad.
  8. Desmovilización del partido: otra cuestión que no atañe exclusivamente a Espadas. Hay candidatos del PSOE que se han quejado en privado de la desmovilización que “nuestra gente” ha tenido en los territorios. Algunos alcaldes y concejales no se pusieron las pilas hasta bien entrada la campaña, y así era imposible. Que un partido con más de 400 alcaldías en Andalucía no haya sido capaz de mejorar el resultado de 2018 dice mucho de lo solos que han estado los candidatos, y el propio Espadas, en una contienda donde el poder de los grandes medios ya estaba subido a otra ola.
  9. Los grandes medios en contra: hilando con lo anterior, muchos expertos sostienen que si Espadas ganó la Alcaldía de Sevilla fue gracias al trabajo de exposición pública en positivo que le brindaron medios como ABC de Sevilla. Ahora a este periódico, y eso lo dice todo, le negó una entrevista en la pasada campaña, según denunció su director en redes. Así las cosas, los grandes grupos mediáticos —incluidos algunos de ámbito nacional que tradicionalmente eran considerados de izquierda o, como poco, progresistas— han dejado clara cuál era su apuesta en estas autonómicas y con tanta poca neutralidad informativa en campaña —sin que tampoco el PP haya hecho sangre, pues su campaña de perfil bajo ha sido impecable— era muy cuesta arriba remontar las encuestas que esos mismos medios se encargaban de publicar día sí, día también.
  10. No partir desde el poder andaluz: por primera vez en 40 años el PSOE no ha partido desde el poder andaluz en las autonómicas. Eso no es baladí. Es más, eso es una gran faena, puesto que Moreno, por ejemplo en el incendio forestal de Pujerra, utilizó su doble condición de presidente-candidato para reafirmar su compromiso de gestión, y para potenciar su imagen pública. Ser candidato desde el poder otorga los privilegios de manejar la institución y arrimar cosas como Canal Sur, siempre útil y decisivo a los intereses partidistas del gobierno de turno, para influir en el resultado final de la contienda electoral.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Fundador y Director General de ComunicaSur Media, empresa editora de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero'.

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