Desde el puente de la avenida La Revoltosa puede verse un skyline de bloques relativamente nuevos. A bote pronto podría ser cualquier lugar de la ciudad, a excepción del centro, pero nos encontramos en la barriada más joven del distrito Cerro-Amate de Sevilla, La Negrilla. Construida en 2005 con un 80% de viviendas de protección oficial, dirigidas especialmente a familias y personas con dificultad para acceder a una vivienda. Sus inicios coincidieron con la burbuja inmobiliaria y la inauguración de los pisos con la crisis del 2008. No obstante, en este lugar, se respira tranquilidad y cierta prosperidad.
En La Negrilla viven aproximadamente 10.000 habitantes de los 72.000 totales del distrito. Se observa mayor población joven que en otros barrios y las plazas están habitadas por niños y niñas jugando. Esta barriada es obrera con ingresos, procedente mayormente de la construcción, el sector servicio y la industria, nada que ver con las zonas más deprimidas de su vecino Los Pajaritos. Comercios llenos y terrazas concurridas dejan entrever el carácter próspero de esta barriada, que la completa un buen pavimentado y limpieza en sus calles.
Los centros educativos –IES Leonardo Da Vinci y el colegio Valeriano Bécquer– son también los colegios electorales. En Cerro-Amate la izquierda saca entre un 70-80% de voto y cuando baja la participación por abstención, alcanza un 60, mientras que el voto conservador es residual. En las elecciones andaluzas de 2018, registró 34.661 votos (52,18% de participación frente a un 41,82 de abstencionismo). El PSOE sacó un 39,1 %, seguido de Adelante Andalucía con un 23,2%, C's con 14,11, PP 8,88% y Vox un 7,77%.
Debido a su reciente creación, el barrio no cuenta con un movimiento asociativo sólido. "Por el contrario que otras zonas del distrito, que de forma vegetativa se ha ido manteniendo", apuntan desde la Plataforma Cerro-Amate 41006, que lo achaca a que "la gente joven no se ha podido organizar sobre todo por el trabajo". Es por eso que la representatividad de este barrio en el distrito la tiene Padre Pío.
En los primeros bares nadie quiere saber de política. "Aquí estamos muy tranquilos, no se habla de política, solo se habla de fútbol", responden como si de un mensaje aprendido se tratase. Llegados a la calle Santaella, donde se respira vida de barrio, las familas ocupan terrazas y veladores. Es la hora del final de la jornada y los monos de trabajo descansan sobres las sillas con un cañita o refresco. Dentro del ultramarinos Mamá Luisa se encuentra Yolanda, que asegura que los vecinos están cansados de politiqueo. "Por lo que escucho mucha gente se va a abstener", comenta esta trabajadora.
"¡Perdona! ¿Qué quieres saber?", pregunta el dueño de la tapería de al lado. Al poco sabemos que se llama José Javier y su establecimiento Alcaiza. Preguntado por las elecciones del 19J, responde directo y convencido: "Yo voy a votar al partido de los autónomos de nueva creación". Surgido de una plataforma que se formó durante la pandemia en redes sociales, que cuenta ya con más 280.000 afiliados. "Aquí en el bar se habla de Rafa Nadal, del Betis y del Sevilla, y cuando empiece el tour de Francia, pues del Tour de Francia", indica el José Javier.
Este autónomo asegura haber votado a todas las opciones políticas, pero admite que en las últimas votó al PSOE, "aunque no los volvería a votar". A su parecer, "la gente está cansada de las corruptelas, la política queda más como tema coloquial o de barra de bar", opina. Sin embargo, destaca el fenómeno de aquí nadie vota a Vox, pero está subiendo: "Eso parece el misterio del Triángulo de las Bermudas". Eso sí le huele a chamusquina a este trabajador, que irá a votar al partido que representa a su gremio e intentará convencer a su padre y a su madre, para que también los vote. "Durante la pandemia fuimos los desheredados de la gloria de este país y nadie se acordó de nosotros", recuerda.
Un parroquiano del Alcaiza interviene para decir que no votará a ningún partido. "Yo votaría a políticos como Tierno Galván o Juan Barranco", asegura este madrileño, que lleva 23 años en Sevilla, "uno menos de los que pasé en Madrid". Él confía en las personas y no en los partidos. Finalmente se moja con una política actual a la cual votaría: "A la vicepresidenta... ¿Cómo se llamaba? ¡Yolanda Díaz! A esa sí la votaría, pero no a su partido", aclara tras darle un sorbo a una Cruzcampo recién tirada.
Dentro de la Asociación Deportiva Padre Pío hay dos currelas recién llegados de faenar. Cuando sale el tema de las elecciones, exclama uno de ellos: "Yo voy a votar enseguía". David, el camarero del lugar, conversa tranquilo. "Aquí se respira desilusión con la política, la gente está cansada de los políticos", afirma al igual que el resto de entrevistados. El cansancio parece ser un lugar común entre la ciudadanía de cara al 19J. Mientras los currelas charlan entre ellos, David se arranca a decir: "Yo voy a votar a Vox por cambiar radicalmente". Este camarero es de los que les "da igual izquierdas que derechas", de hecho, asegura haber votado con anterioridad a PSOE y PP, como buen hijo del bipartidismo. E insiste: "No me sé el programa de ninguno, pero por fastidiar y no dejarlo en blanco, los votaré, verás tú", concluye.
La tarde cae y el campo de fútbol está lleno de equipos y padres y madres esperando el fin del entrenamiento. El instituto del barrio queda al fondo, en escasas dos semanas, tendrá su correspondiente ambientillo electoral. En La Negrilla no quieren mojarse, quién sabe si por aburrimiento, cansancio o duda en la votación. Quedan 15 días para decidirse, aunque mientras tanto, la vida siga igual.