A estas horas dentro de una semana viviremos en Andalucía la jornada de reflexión, esa antesala a la cita con las urnas que tan poco sentido tiene ya en de una sociedad con hiperinflación informativa y en la que las redes sociales siguen jugando un papel clave hasta el último minuto, incluyendo por supuesto esa jornada en la que los candidatos vuelven a ser runners o vuelven a ir al mercado a hacer la compra. Es decir, retoman más o menos sus quehaceres cotidianos.
Con todavía una semana de campaña por delante, esta recta final, debate clave del próximo lunes mediante, se viene con calor de verano y un clima político tórrido, donde los partidos redoblarán esfuerzos de sol a sol para hacer que su mensaje cale entre el votante potencial. Muchas veces, en todo caso, da la impresión de que estas campañas se las toman como aquel concejal de Turismo que va a Fitur para que lo escuchen en un stand a 600 kilómetros de su pueblo los mismos que le escuchan todos los días. Parece difícil, así las cosas, que quien decidió no ir a votar pueda convencerse, que aquel que consideró que tal o cual eran voto útil lo modifique, y tampoco parece muy probable —la campaña arrancó con una horquilla de indecisos del 25 al 30%— que quienes vayan a ir a ejercer su derecho al voto no tengan ya clara su papeleta a una semana vista.
Sin embargo, como diría un tertuliano que se precie, en un ecosistema social, político y económico tan volátil como el actual todo puede ocurrir. La primera semana de campaña se ventila con los Fouché de Ali Express trazando estrategias de última hora para llegar donde antes no se pudo o no hubo tiempo, y con los candidatos comprobando cómo aquellos mitines multitudinarios ya no volverán, sobre todo cuando el termómetro está alcanzando este nivel sin que aún se haya decretado oficialmente el verano. Si lo que se quería era desmovilización, la fecha no ha podido ser más propicia. Eso sí, tanto Moreno como Espadas (líder del PSOE-A) se mostraron preocupados por cómo pueda afectar el calor a la jornada del 19J. A Olona le afecta menos, eso sí, porque a tenor de su galería diaria de fotos, parece que sí consigue llenar plazas y vías públicas. Para ser decisivo no basta con créerselo, te lo tienen que decir. Y a Olona la mencionan tanto (o al lobo de la ultraderecha) que engordan su cuenta de escaños por momentos.
La primera semana de campaña ha pasado con un candidato a la reelección, Juan Manuel Moreno, que tiene el partido, aparentemente, donde lo que quería: un primer debate en el que hizo lo que tenía que hacer (no perderlo), ir quemando días de campaña sin ruido grave ni escándalos, y de remate, sortear una catástrofe, el incendio de Pujerra, con el traje de presidente de la Junta bien medido. El colofón lo puso en una entrevista este pasado viernes en la SER, donde se oyó a un Moreno extremadamente amable y ufano con su entrevistadora, Ángels Barceló, y comprando un discurso transversal y progresista (los populares estiman que pueden ‘robar’ un 20% de voto socialista), a años luz de cualquier postura que le acerque al método ultra de Vox.
Sin pausa de hidratación, no obstante, nadie da por segura la victoria. Ni siquiera Moreno, que se ha grabado a fuego el mensaje que hace apenas siete días le legó su líder nacional: "Hay dos formas de perder unas elecciones: dándolas por ganadas o dándolas por perdidas”. Euforias las justas, vino a decir Feijóo, que acompaña pero no tutela a un Moreno que sueña con una victoria a lo Ayuso —como la llaman los suyos—, pero sin el mensaje exaltado y, a ratos, demencialmente demagógico de Ayuso. Difícil.
Desde este sábado y hasta el cierre de campaña, el desembarco desde Madrid será masivo para apoyar a los candidatos y candidatas de todas las formaciones: cabezas de cartel como Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo (acto con Moreno este sábado en Málaga), Yolanda Díaz (este sábado con Inma Nieto en Córdoba), Inés Arrimadas y Santiago Abascal (ayer en Jaén y este sábado en Huelva con Olona, a diferencia de hace una semana en Jerez, donde estuvo sin su candidata andaluza), arroparán a sus candidatos con la mente puesta en 2023, pues ya está dicho que el cambio de ciclo puede empezar en poco más de siete días.
En el caso de Espadas, que cerró este pasado viernes con un acto en Cantillana —un objetivo clave de los socialistas el 19J es no perder la provincia de Sevilla—, su campaña viaja de menos a más. O eso intenta. Las llamadas a la movilización parece que van dando frutos palpables, con un aumento del 98% de las solicitudes de voto por correo, y aunque parte de los suyos le instan a que retuerza el colmillo o busque algún golpe de efecto —"ojalá lo entrevistara Ibai o Broncano", dice alguno—, su campaña sigue centrada principalmente en las propuestas.
En Ciudadanos, rumbo a la desintegración, cuentan desde dentro que incluso ya hay prometidos cargos, independientemente del resultado, en la hipotética administración Moreno que saliera de las urnas el 19J. Cuesta creerlo, pero lo que sí es constatable es el desánimo y la indiferencia que reina en muchas agrupaciones locales y provinciales. En Cádiz, por ejemplo, son muchas las voces críticas con la elección de Rocío Ruiz como número 1. La onubense, según cuentan, “no conoce la provincia, ni sus particularidades”. Marín ha vuelto a repetir esta semana que con 1 o 2 escaños no tendría sentido seguir defendiendo el proyecto en primera línea. Ha estado en actos institucionales como todavía vicepresidente de la Junta y fue entrevistado por Carlos Herrera después de que hiciera un gran trabajo para Moreno Bonilla en el debate de RTVE. Otra cosa es que todo eso le sirva para sobrevivir.
Mientras Teresa Rodríguez ponía este pasado viernes en la plaza de Las Angustias de Jerez la velocidad de crucero, ya con la senadora Pilar González haciendo campaña en suelo andaluz, para amarrar un objetivo mínimo de 3-4 escaños, la izquierda a la izquierda del PSOE, Por Andalucía, sigue navegando en una campaña que no precisamente está siendo sosegada, por mucho que el tono pausado y conciliador de su candidata, Inma Nieto, hagan pensar otra cosa. Aparte de la presencia de este domingo en San Fernando de Pablo Iglesias, que acude a la calle Real de La Isla para, estrictamente, hablar de su libro, es indisimulada la tensión interna que penetra de arriba a abajo entre Podemos e IU-PCE, agravada esta semana por la destitución de Amanda Meyer como jefa de gabinete de la ministra Irene Montero.
Aunque esta misma semana La Base, el podcast de Iglesias en Público entrevistaba a Inma Nieto y todo eran llamadas al “hay partido”, hay quienes no ven claro hasta qué punto a los morados se le ha atragantado la campaña andaluza desde el punto y hora que perdieron el control de la misma tras la no designación de Juan Antonio Delgado como cabeza de cartel. La implantación territorial de IU está permitiendo tirar del carro, pero hay muchos compromisos y alianzas que ya es evidente que serán revisados a fondo el 20 de junio, con vistas a un nuevo ciclo electoral donde Yolanda Díaz pasará a coparlo casi todo, con permiso de las municipales. Antes de eso, el 19J, no bajar de los 10 parlamentarios parece que sería un éxito.
Y por último, Macarena de Salobreña, Macarena Olona, la gran rival, de la que nadie quiere saber nada, pero de la que todos hablan. Que hablen mal de mí, pero que hablen, decía el lobo de Wall Street en la peli de Scorsese. La candidata que tras el debate de RTVE pidió una prórroga de campaña de tres días, pero que rápidamente su equipo rectificó y la puso de nuevo en circulación, como una musa de Romero de Torres, como una cazadora nata del voto a extrema derecha y a extrema clase obrera. Si el PP anda centrado con mantener que estamos ante una contienda andaluza, sin reverberación nacional, Olona mencionó, según los analistas del debate del pasado lunes, 45 veces la palabra “España” frente a las dos veces que aludió a “sanidad” o las cero veces que habló de “educación” y “medio ambiente”.
No atender a lo que las encuestas reflejan como los problemas reales de los andaluces no está siendo óbice para que vaya de llenazo en llenazo —revisen sus fotos de este pasado viernes en Jaén— en cada uno de sus actos electorales. Su vídeo de la Macarena remix andaluz o el de un nuevo votante de mercadillo que rompe su antiguo carné del PP causan sensación en las redes, el territorio donde el populismo campa a sus anchas. Este domingo estará en Marbella en un mitin junto a Giorgia Meloni, la periodista líder de ultraderecha italiana que hace sombra a Salvini y que es jefa de los ultras Hermanos de Italia, dispuesta a sellar pactos con Berlusconi. Todo eso, hasta el futuro de Europa, está en juego. Y quedan algo más de siete largos días.
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