Hasta hace unos días, cuando se celebró el segundo debate de la campaña electoral, ni siquiera había ambiente de elecciones. Ha sido casi un año con la amenaza del adelanto y este viernes se cumple 54 días desde que Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, apareció en San Telmo para anunciar que disolvía el Parlamento de Andalucía para convocar elecciones autonómicas. Lo hacía bajo el argumento de que necesitaba unos presupuestos pero, sin embargo, con el paso de las semanas ha comenzado a deslizar la posibilidad de que esos presupuestos no lleguen por una repetición electoral de la que no se responsabiliza porque "sería el Parlamento" el que no habría llegado a un acuerdo.
No sé si se dice en todos lados, pero el primer debate diríamos aquí que fue 'paraíto'. Moreno no quiso entrar al trapo de nada y dejó que el tiempo pasara. Seguramente era el candidato, junto a Teresa Rodríguez, que más claro tenía cuál era su papel. Una porque no tenía nada que perder y el otro porque no tenía nada que ganar. El resto eran incógnita, salvo Marín, cuya situación era un poco como la de Rodríguez. Inmaculada Nieto, Juan Espadas y Macarena Olona estaban por descubrir en este ambiente y optaron por pasar desapercibidos. Aunque la candidata de Vox estuvo más desubicada que el resto.
Quizás por ello, vimos un segundo debate en el que Olona pasó al ataque desde el primer momento. Su campaña estaba siendo tal decepción que incluso optó por el apagón informativo y dejó de dar entrevistas. El lunes previo a la jornada electoral fue una Olona más parecida a lo que hemos visto en el Congreso, aunque su incapacidad para despojarse de la clave nacional en estas elecciones provocó que le perfil beligerante acabara convirtiéndose en un meme de torrijas. Su campaña no le ha cogido el pulso en ningún momento a las elecciones y lo que parecía que iba a ser la consolidación de la extrema derecha puede convertirse en el principio del fin de su crecimiento. Si eso, lo más destacable de sus dos semanas por Andalucía ha sido que ha dejado claro que Moreno no va a gobernar en solitario. Y es algo que se han encargado de dejar claro en Vox a todos los niveles. Sea cual sea el resultado. Siempre y cuando Moreno no sume una mayoría absoluta.
Esta advertencia de la extrema derecha al candidato del PP ha provocado que los populares modulen su discurso también durante esta última semana. De estar plenamente confiados, el partido que lidera Juan Manuel Moreno ha comenzado a introducir varios matices. El primero de ellos ha sido hablar de la posibilidad real de que Vox esté en el Gobierno. Lo hizo Moreno en Onda Cero aunque con la coletilla habitual de que es una coherencia porque la formación de Abascal no cree en la autonomía. Más tarde fue responsabilizar a la izquierda. Algo en lo que ha participado el propio Alberto Núñez Feijóo. El PSOE dio su negativa desde el inicio, aunque el primer discurso de Por Andalucía hablaba de la necesidad de "una reflexión". Esa reflexión se ha convertido también en negativa.
En paralelo a esto ha emergido la mayor preocupación de Moreno y su equipo. Cuando se convocaron las elecciones se hizo bajo el discurso de buscar la mayor movilización posible, algo que luego no se ha reflejado en las acciones llevadas a cabo por los populares, cuya campaña parece más diseñada para adormecer a los votantes. El 19J era la fecha elegida porque los niños aún no estaban de vacaciones e iban a permitir a los padres votar.
Todo esto se ha derrumbado en la última semana. Cuando Moreno convocó las elecciones no esperaba que el tiempo de junio fuera como el de la semana más crítica de agosto. Para colmo, coincidiendo con el Corpus, una fiesta en Sevilla y Granada que muchas familias han podido aprovechar para irse de puente. Y, normalmente, de puente se van aquellos con segunda residencia. Una gran parte de este perfil está fuertemente ligado al electorado del Partido Popular, lo que ha provocado cierta intranquilidad en las filas del presidente de la Junta de Andalucía. El lema que ha acompañado esta intranquilidad es que días de playa hay muchos, pero sólo el 19 de junio se puede "consolidar el cambio". La frase hasta ha ocupado grandes vallas publicitarias por las autovías andaluzas. Síntoma de que el riesgo que existe es real. "Le tengo miedo al Corpus y a la playa", ha expresado este viernes en LaSexta el presidente de la Junta. Aunque por otro lado Moreno ha insistido en la cercanía de una "mayoría suficiente", un término que tampoco ha explicado con claridad.
A esto hay que sumar que muchos opten por ni siquiera votar al ver el panorama completamente decidido tras el escenario que ha mostrado de forma continuada el bombardeo de encuestas que hemos sufrido. Lo que parecía completamente amarrado puede quedar a merced de Vox o, por qué no, dar un vuelco. Ya ocurrió en 2018 cuando todas las encuestas daban una gran mayoría al PSOE.
La tendencia a la izquierda de los socialistas ha sido completamente opuesta a la que ha habido a la derecha. Al menos de puertas para afuera. En Por Andalucía avisan que las encuestas nacen viejas para ellos porque no recogen lo que supuso la participación de Yolanda Díaz en tres actos. Todos a partir del jueves. Ese subidón se notó en Inmaculada Nieto en el debate, donde ofreció su faceta de parlamentaria, pero adaptada al show televisivo. Fue la que más y mejor hizo frente a la gestión de Moreno Bonilla. La formación es optimista y advierte con un mensaje claro, se puede dar la vuelta a las encuestas porque "las urnas están vacías".
En la izquierda ha habido un pacto de no agresión tácito que en gran medida se ha respetado. Teresa Rodríguez lo verbalizó en su último minuto del primer debate donde pidió el voto para cualquier fuerza progresista, "ningún autobús te deja en casa, pero coge el que te deje más cerca". Adelante Andalucía ha hecho una campaña austera pero efectiva. Enfocada al principal valor que tienen, su candidata, y centrada en la Andalucía Occidental, su principal caladero de votos. Aspiraban a conseguir grupo propio antes de comenzar la campaña y están convencidos de que así será. Quién sabe si sus votos serán decisivos para cambiar el color del Gobierno andaluz. Rodríguez ya ha dejado claro que no va a formar parte del mismo por la presencia del PSOE pero que en ningún caso dejará gobernar a las derechas.
Precisamente, en el PSOE el ambiente es más confuso. Quieren creer hasta el final de que "si votamos, ganamos", lema que han usado durante toda la campaña con el objetivo de movilizar a algunos socialistas adormecidos. Sin embargo, no hay muchos síntomas de que realmente esto pueda ocurrir. Espadas cumplió en los debates, pero no brilló. Su perfil de gestor lo hace una fotocopia de Moreno Bonilla cuando quizás los socialistas necesitaban otra cosa en esta etapa atípica sin el poder de San Telmo. Mientras, la formación comparte intervenciones de María Márquez y Ángeles Férriz. Las número dos y uno, respectivamente, en el Parlamento durante la última etapa de la legislatura. Dos perfiles mucho más emocionales y movilizadores.
En cualquier caso, Ferraz no se borra. La participación de ministros ha sido constante, sobre todo la de María Jesús Montero, con el objetivo de vender la recuperación económica por las políticas del Gobierno de España. Pedro Sánchez también ha acudido a más de un acto, incluido el cierre de campaña, para respaldar al candidato que bendijo para las primarias. El objetivo es salvar los muebles, pero preparados por si la sorpresa en esta ocasión cambia de bando.
Comentarios