Las elecciones municipales son distintas porque importan más las personas que los partidos, los candidatos que las siglas. Los ayuntamientos podrían labrar en piedra, sobre su fachada, este tópico. Es el número uno de los hits en las convocatorias de carácter local. Primer mandamiento del catálogo manido y redicho, del catecismo para elegir alcaldes. Como todo lugar común tiene una base de experiencia compartida, de realidad reincidente y obstinada. Luego llega el manoseo, la reiteración, la generalización, para quitarle fuerza y sentido a una idea comprobada que tiene mucho de certera.
Que si es personal, dicen. A veces, con un exceso que cuesta creer.
Los que viven o vivieron en un pueblo pequeño, “infierno grande” según otro cliché, saben que resulta bastante difícil evitar a una persona que repele, o a la que se detesta, en un municipio de mil y pico habitantes. Mucho más difícil que entre los casi 213.000 de Jerez o los 20 millones de Ciudad de México. Es una cuestión que pertenece tanto a Perogrullo como a las matemáticas.
"Sigo fuerte. No estamos muertos en Ciudadanos. Seguimos vivos"
En el segundo pueblo con menos habitantes de la provincia, 700, se reparten el domingo 28 de mayo de 2023 siete concejales. Cuatro es la frontera de la mayoría absoluta que ahora no tiene nadie. En las últimas elecciones de 2019 fueron tres al PSOE, dos al PP y dos a Ciudadanos. Los dos últimos pactaron. El más votado se quedó sin bastón. Populares y naranjas se repartieron las concejalías.
Empezó la nueva etapa con la Alcaldía el PP, Ana Belén García, pero una serie de desdichas propició su dimisión. Así que poco después de la mitad del mandato tomaba el relevo Ciudadanos (Cs). Eso convierte este Ayuntamiento en una rareza en la provincia. No hay ninguno más en manos de Ciudadanos.
La mañana nubosa en Benaocaz permite ver hasta qué punto el carácter personal de la política y la compresión social de formar parte de una comunidad reducida pueden mezclarse para crear tensión electoral. Hasta dónde llegan los hilos que descosen conflictos familiares, voces de ausentes, amistades rotas y enemistades eternas. “Es un pueblo muy pequeño pero rencillas, todas las del mundo”, confiesa Olivia Venegas, alcaldesa desde enero de 2022 por dimisión desasosegada de su predecesora: Ana Belén García (Partido Popular).
García, la que fuera alcaldesa hasta hace año y medio, no tiene ni una línea de diálogo en este drama electoral serrano pero su personaje resulta esencial, omnipresente. Aparece rotunda, por elipsis, por omisión, en cada escena. Su recuerdo lo preside todo. Como Dorian Gray desde el retrato. Pero aquí es un póster electoral en casa de su padre. Guarda y luce el fotón electoral de su hija dentro de su casa. Sí, en el comedor. Desde esa foto grande y brillante, el recuerdo de Ana Belén persigue al observador por dónde quiera que vaya en la habitación. Donde se ponga, le mira fijamente. Pero eso aparece luego.
A flote tras el hundimiento
El objeto principal de interés electoral de Benaocaz es estar bajo control de Ciudadanos. Recordarán: aquel partido de Albert Rivera que iba a arrasar, como Podemos. Aquello de hace un millón de años. Ahora es Olivia Venegas la que recibe en su despacho municipal y, por primera vez, menciona a la ausente: "Dimitió. Cayó mala. Depresión".
Ante la sensación de soledad por el deterioro de Cs a todos los niveles de representación, la regidora defiende que "el partido sigue respaldándonos. Presentamos candidatos en diez municipios de la provincia. Hace unos días estuvimos en Cádiz con el candidato a la Alcaldía y con Inés Arrimadas, que puede venir a visitarnos en Benaocaz esta última semana de campaña. Sigo fuerte. No estamos muertos. Seguimos vivos. Y los que quedamos no hemos cambiado de chaqueta".
A pesar de que ha tenido ofertas: "Me han llamado de Ubrique, me ha llamado Vox, y algún otro partido pero yo nunca he tenido duda. El voto de Ciudadanos es un voto útil y aquí estoy. En un pueblo se trata de la persona, de la gestión". La tendencia en toda Andalucía, en España, es que el PP se trague a Cs, que haga propios los militantes y representantes naranja.
En el caso de Benaocaz, a pesar de que gobiernan juntos, de que se han dado el relevo, accidentado, en la Alcaldía, concurren a las elecciones cada uno por su lado: "Cada uno va por su camino y forma su lista. Yo tengo mi equipo. La gestión es bastante buena y lo van a demostrar las urnas".
"El candidato socialista nunca se ha sentado a dialogar conmigo. Es un tío muy frío"
Si el primer fantasma invisible y omnipresente es la exalcaldesa del póster, autoexiliada, el segundo aparece pronto en la conversación. Antonio Venegas (ningún parentesco pese a la coincidencia de apellidos) fue alcalde por el PSOE de 2015 a 2019. En las últimas municipales volvió a encabezar la lista más votada pero la suma de PP y Cs le arrebató la Alcaldía. Venegas admite que nunca hubo opción de apoyar la lista del socialista, ni siquiera de abstenerse: "El candidato socialista nunca, nunca, se ha sentado a dialogar conmigo. Es un señor que no tiene... No sé. En los plenos es un tío muy frío. No hay conexión. Siempre ha sido imposible, desde el primer día".
La alcaldesa del PP se fue para no volver pero está muy presente. La relación entre alcaldesa y líder socialista de la oposición va mucho más allá de la disparidad política, es bastante más visceral. "Hace apenas unos días tuvimos un debate en TeleSierra y fue muy tenso. He visto los debates de otros municipios y, bueno, había sus críticas, normales, la disparidad política, pero no la tensión que hubo en el nuestro". Benaocaz is different.
El padre ermitaño y su hija exiliada
El turismo rural, con un patrimonio de senderos y paisajes absolutamente imbatible, se ha convertido en la primera industria del pueblo por encima de la ganadería y la agricultura. Para demostrarlo, Olivia Venegas dirige un paseo por el barrio nazarí. Es un prodigio histórico en proceso de rehabilitación. La cultura musulmana que le da nombre habitó esta zona hasta 1485, cuando fue conquistada por los cristianos. Sobre las edificaciones romanas del siglo IV construyeron los árabes antes de ser expulsados y ahora se trata de reconstruir, revivir hasta donde se pueda, aquel entramado de calles y casas. Los trabajos ya están en marcha y cuando queden culminados será un gran atractivo, con poco parangón en la zona.
Allí, en sus calles con adoquines milenarios y ladrillos con siglos de vida, viven dos personas. Un artesano, que no está, y Manuel García Peña, El Gaché. Recibe a la alcaldesa y a los reporteros con alegría. A pesar de que le separan unas decenas de metros de la zona más habitada del pueblo, tiene aire de ermitaño, todas sus cosas reunidas en una sola habitación, en una pequeña casa que es toda su vida. Se libró por los pelos del derribo.
No se podía construir cuando lo hizo, hace más de 20 años, en zona con protección arqueológica, histórica, pero usó sin saberlo piedras de otras construcciones colindantes, cercanas, que se habían derrumado. No usó ni un ladrillo nuevo "así que me salvé por eso, al usar los mismos materiales, consideraron que formaba parte de lo mismo, que no había estropeado nada". La alcaldesa, ocupada y constantemente requerida por teléfono, se marcha. En el comedor de Manuel, El Gaché, destaca una foto pero electoral. Con sus logotipos, su nombre, "populares". Ana Belén García. El apellido es común como pocos pero no lo es que alguien tenga un póster de ese tipo dentro de su casa.
"¿Y esa foto?", preguntan los visitantes.
"Ah, es de mi hija, la pequeña, tengo dos. Era la alcaldesa hasta hace año y algo", dice Antonio.
Ni planeado con una docena de guionistas. La mujer a la que todos mencionan está ahí, representada por su padre. Con palabras entrecortadas deja claro que la ausente y predecesora, protagonista invisible e intangible de toda la conversación electoral en el pueblo, se largó harta de todo, herida. Admite Manuel que no pudo con la presión, que no estaba bien de ánimo, que lo dejó. No le gustó lo que se encontró en el Ayuntamiento, dice.
Trámites con diez años de retraso, desidia, informalidad, inercias negras según este relato. "Sufría mucho porque ella es muy así", pone la mano en vertical para marcar una línea de rectitud y firmeza. Ana Belén García, la exalcaldesa del PP y de Benaocaz hasta enero de 2022, se marchó entonces pero dice su padre que "no ha vuelto ni por fiestas, ni para ver a las amigas, nada, dice que no pisa más Benaocaz. Mantiene contacto con su madre y conmigo, pero no ha vuelto a pisar Benaocaz. Ni lo pisará". Esa promesa parece superar mucho cualquier situación política y llega a lo personal. "Está en Marbella, tiene allí su vida hecha". En el pueblo casi se la deshacen, se puede pensar según esta versión.
El candidato socialista y exalcalde defiende que saneó las cuentas
El Gaché también pasó muchos años trabajando en la hostelería en la Costa del Sol. Desconocido y fuerte el vínculo laboral, social, de miles de familias de la Sierra de Cádiz con la costa malagueña. Antes de acaba su inesperada versión política y electoral, el padre de la exalcaldesa deja caer que los actuales dirigentes municipales tampoco se portaron del todo bien con su hija.
Entre unos y otros, entre contemporáneos y anteriores, entre informalidades y presiones, lo cierto es que ella cogió las bolsas para nunca más volver. Fuga. Autoexilio. Vida nueva. Admite muchos nombres una historia que Almodóvar podría convertir en un buen guión. Si acaba de estrenar una del Oeste, por qué no una de la Sierra.
El villano y la festera
El personaje que cierra el círculo es Antonio Venegas (nada que ver con la alcaldesa, insisten ambos con cierto susto). Fue alcalde antes de la exiliada y antes de la actual. Fue el más votado en 2019 pero se quedó sin bastón de mando. Ahora vuelve a por él.
Manuel, el semiermitaño, señala el camino para encontrarle. Por allí, hacia Villaluenga del Rosario, a media hora. El paseo que hace el padre de la mentada cada día para mantener la forma: ocho kilómetros de ida y ocho de vuelta.
"Aquí se queda el que no tiene formación. El que se va a estudiar a Málaga, a Jerez, a Cádiz o a Sevilla... Ese no vuelve"
De su etapa como alcalde (hasta 2019) destaca un gran desvelo por arreglar las cuentas públicas: "Hicimos un esfuerzo muy grande por sanear las cuentas del Ayuntamiento pero eso no luce. Los vecinos no se dan cuenta de que estás ahorrando, no lo ven. Es más lucido hacer más fiestas, como la alcaldesa actual, es más agradecido el pan y el circo pero yo tuve que ahorrar. No podíamos ir ni a la ferretería a comprar desde el Ayuntamiento. No nos daban a cuenta. Ya estábamos pagando a 90 días. Eso no era normal y lo arreglé". También se queja de la tensión: "En el debate de TeleSierra, me atacaba la alcaldesa y el candidato del PP a mí, que soy la oposición. El presentador me dijo que no recordaba una cosa igual. Que lo normal es que la oposición critique a los alcaldes".
Olivia Venegas, la regidora del presente, ya se rebelaba al inicio del recorrido ante la acusación de organizar demasiados eventos lúdicos: "Hay una información por ahí que dice que somos el municipio que más fiestas organiza pero tenemos los mismos presupuestos en Fiestas que tenían en 2015 y 2019". Muestra facturas de la época del socialista con las que demostraría que ha conseguido organizar algunas citas festivas por 16.000 euros menos que antes. "Pero esas fiestas reactivan el pueblo, activan el turismo, el comercio, las casas rurales, todo el entramado económico del pueblo.
Ana Belén García no dice nada. No está. Siempre aparece en todas las conversaciones pero para dar su versión, no está en Benaocaz. No parece que vaya a volver ni a recoger algo que se le hubiera olvidado.