La nostalgia es una industria. Multimillonaria. Juega con el miedo a la vejez, y a lo otro, de unas generaciones que tuvieron, por lo común, infancias y juventudes cómodas y gozadas. Películas, ropa, cacharros, libros, podcast, música, todo. Cualquier venta cuela si promete recordar los viejos tiempos que ni fueron tan idílicos ni volverán por una cuestión de física imbatible.
El truco, aún así, atrapa a un altísimo porcentaje de población de cualquier lugar e ideología. Cuando los protagonistas de un acto se autodenominan conservadores, para qué hablar. Es imposible poner puertas al campo semántico. El calificativo ya habla de pasado, de retener y regresar. El plan era recordar lo que bien que le va al PP ahora, en presente, en Andalucía para ver si se contagia en Cádiz. Pero se colaba una y otra vez el pasado, aquellos tiempos de Alcaldía. 20 años, nada menos. Para que digan que no son nada.
Juanma Moreno, Bruno García León y Teófila Martínez ni pueden, ni saben ni quieren evitar la trampa. Presidente de la Junta de Andalucía, candidato por el PP a la Alcaldía de Cádiz y exalcaldesa gaditana -actual presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía- protagonizaron el acto del primer sábado de campaña electoral celebrado en el Parador Hotel Atlántico de la capital gaditana.
Bruno García: "Presidente, eres un modelo a seguir. Me dicen que soy un poco Juanma"
El guión debía mostrar al triunfante Moreno Bonilla como referencia, guía y modelo. Cada candidato, en cada ciudad o pueblo, debe resultar un clon, un derivado más o menos puro del vencedor por mayoría absoluta del mítico 19 de junio. El legendario dorsal 58 que lleva tatuado. Ese libreto fue interpretado correctamente durante una mitad del metraje. En la otra, el flash back involuntario, la oración en pretérito pluscuamperfecto que cada pureta lleva encima -unos más que otros- se impuso de forma clara.
Sincronización perfecta
Empezó bien porque Bruno García León esperó al presidente al pie del hotel y se acompañaron hasta la balaustrada. Fotos y vídeos con la Bahía de Cádiz el fondo. Al otro lado, El Puerto, Rota y luego, el Océano Atlántico. La compenetración entre líder y aspirante era tanta, ni Zelig, que propició un episodio que hizo reír a los colaboradores y asesores que les acompañaban. Camino del salón y el escenario, en camino conjunto, dialogado y grabado, Juanma Moreno, la sonrisa de Andalucía, encontró unos aseos a mano derecha y le dijo a Bruno: "Perdona un momento". El alcaldable se quedó algo desorientado en la puerta pero a los 20 segundos reaccionó: "Pues voy a aprovechar yo también". Y entró. Mayor ejemplo de sincronización en la política española es improbable.
Con la sala abarrotada, y no era pequeña, la presidenta del PP local, Mercedes Colombo, abrió las cordialidades. Al presentar a los presentes, al dar la alineación de las primeras filas de sillas, descubrió el meollo del evento sin querer. Al pronunciar Teófila Martínez se produjo una ovación más fuerte y más larga que cualquiera de las muchas que se oyeron luego. "Hemos estado ocho años sin ver gobierno y buena gestión, como los de Teófila Martínez, en la ciudad de Cádiz. Ocho años sufriendo mucho el sectarismo", resumió la delegada de la Junta en la provincia en referencia a los dos mandatos de José María González Santos, Kichi. Volvió al plan previsto, comparar a Juanma con Bruno y viceversa: "Que traigas a Cádiz la confianza que nuestro presidente le está dando a Andalucía. Eres nuestro particular Juanma Moreno de Cádiz". Esa era la idea de inicio, la premisa.
"Ya que viene a Sevilla, le pediría a Pedro Sánchez que no vuelva a pactar con un partido que lleva asesinos en sus listas. ¡Nunca más! ¡Nunca más! ¡Jamás!"
Bruno García, que gasta fama de persona afable como el gran invitado, se volvió a salir enseguida del carril y se fijó como objetivo "seguir la estela de Teófila Martínez", aunque trató enseguida de regresar al camino: "Presidente, eres un ejemplo a seguir. Me dicen que parezco un poco Juanma" y deseó ante los partidarios "generar confianza como hace él". Probablemente de forma involuntaria, ambos habían escogido el mismo color de camisa, cinturón, pantalón y, casi, de americana. El exconcejal gaditano aseguró que "nunca va a hablar mal de Cádiz" pero su papel le obligó a contradecirse una frase después para criticar "el modelo político basado en enfrentar" o el deterioro "en limpieza, transportes, gestión, servicios" que habría vivido la ciudad en los últimos ocho años.
El propio Moreno fue el orador final. Fiel seguidor de su papel, agrandó la cercanía y la campechanía cuanto pudo desde su primera palabra. Incluso recurrió al célebre y viral "cómo están los máquinas" de Bisbal en el arranque. Trató de aferrarse a su brillante presente de mayoría absoluta pero la tentación era demasiado fuerte, "cuánto he aprendido de Teófila Martínez". De nuevo al argumentario principal: "Dicen que Bruno y yo nos parecemos, que él también invita a la serenidad. Pero, ojo, no hay que confundirla con la falta de determinación". Buenos pero no tontos.
El presidente ensalzó la experiencia del candidato por tener un pasado "como teniente de alcalde de Teófila Martínez", otra vez ella. Eso le convertirá, según Moreno Bonilla, en un gestor eficaz "desde el primer minuto, desde la noche del 28 de mayo cuando le llame para felicitarle". Regreso al programa pactado: "Dicen que Bruno se me parece o que me parezco a él pero Bruno no es Juanma Moreno. Tiene una personalidad, una gran inteligencia, un ángulo personal y una forma de ver la vida, un estilo propio que me gusta. Tiene humildad. No es de esos altivos que nos tienen hartos, que parece que nos miran desde arriba, como ese en el que estáis pensando". Pausa cómica. Murmullos. Pero lo tenía que soltar: "Como el inquilino de La Moncloa". Risas y vítores.
Cádiz es Nueva York con más cangrejos moros
De nuevo el baile de la yenka. Otro paso atrás: "Bruno, serás el primer alcalde de Cádiz que tendrá un Gobierno de la Junta del Partido Popular. Con la de cosas que hizo Teófila en Cádiz con la Junta de Andalucía en contra ¿qué no habría hecho con el PP en la Junta? Cádiz sería Nueva York". Desde ahí se lanzó a la política nacional, que estos actos siempre reservan unos minutos para grabaciones dignas de informativos más allá de El Cuervo y Despeñaperros.
Recordó Moreno que Pedro Sánchez estaba este sábado 13 de mayo en Sevilla. "Encantado de que venga pero, ya que está, le pediría que dijera que no va a volver a pactar con un partido que lleva terroristas y asesinos en sus filas". Experto, pese al griterío y el clamor que despertó esa frase, pudo imponer su voz con micrófono para añadir otros lemas del pasado: "Nunca más. Nunca más. Jamás. No se puede permitir. Nos hiela la sangre que haya partidos que integren asesinos en sus listas", gritó enardecido el presidente a un público volcado.
Bildu y el sanchismo
"El sanchismo, que antes era conocido como PSOE, no puede volver a permitirlo. Hago un llamamiento a esos dirigentes socialistas, a muchos votantes socialistas de buena fe, para que digan: yo por ahí no paso". El argumento electoral del recuerdo a ETA es tan legítimo como antiguo. Lleva al oyente a regresar 12 ó 15 años atrás, más que con Teófila Martínez. Otra victoria de la nostalgia. El presidente, incluso, llegó a recordar que entre las víctimas del terrorismo vasco eran mayoría los andaluces "que forman una gran parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, o del Ejército".
El bloque dedicado a la sequía cerró su intervención. El incumplimiento en obras de infraestructuras del Gobierno durante los últimos cuatro años o la necesidad de aplicar medidas urgentes "porque Andalucía es la primera potencia agrícola de España y sin agua no hay agricultura, no hay ganadería, no hay turismo, no hay futuro". No mencionó la palabra Doñana. Eso es cosa del pasado, reciente. Y fue un acto electoral que buscaba celebrar el presente pero registró demasiadas incursiones a lo de antes, lo que fuera. La nostalgia. Qué peligro tiene. Ni el mejor presente autonómico puede con ella.
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