Puerto Serrano está considerado, con plena justificación estadística, uno de los municipios más abstencionistas de Andalucía. Y la abstención tiene asociados conceptos negativos: indiferencia, hartazgo y conformismo, además de conceder ventaja a los oponentes políticos de cada cual. Algunos pensadores, desde el doméstico Antonio García-Trevijano al universal José Saramago, han expresado por diversas vías que la negativa a ejercer el voto de forma consciente, voluntaria y soberana es un posicionamiento político legítimo. Tanto como cualquier adhesión a un partido, un programa electoral o a un grupo de candidatos.
Esas voces que defienden el derecho al silencio son pocas por más que prestigiosas y respetadas. El sentido general es que la abstención revela un enajenamiento ciudadano que ha de ser evitado, una suerte de fracaso democrático colectivo. Esa percepción provoca que Puerto Serrano haya sido protagonista de una decena de reportajes en medios de comunicación de ámbito nacional en los últimos 15 años. Esas informaciones destacan una parte del fenómeno, corroborada por los números, pero omiten otra: en las elecciones municipales el abstencionismo no se da en la misma medida. Desciende, como media, a la mitad.
El récord de 2022
Las cifras de renuncia entre la población de Puerto Serrano (6.971 habitantes según el INE en 2022, de los que tuvieron derecho a voto 5.525 en la última llamada a las urnas) han alcanzado cotas llamativas en distintas ocasiones pero se agudizan en los últimos ocho años y en las elecciones autonómicas de forma particular. Sin parar, cada cifra de abstencionistas es mayor que la anterior. La tendencia es evidente. En la convocatoria andaluza de 2022 se quedaron en casa casi siete de cada diez votantes (67,6%).
La cifra no ha dejado de crecer, en este tipo de convocatorias, las vinculadas al Parlamento de Andalucía, en 14 años. El gráfico parece una escalera y de las empinadas, con escalones bien altos. En 2008 se quedó sin votar el 31,6 pero cuatro años después era ya el 47%, rozando la mitad del censo. En 2015, el salto es hasta el 52 pero las alarmas (para los que consideren alarmante estos datos) saltan en las dos últimas autonómicas: 60,5 en 2018 y el mencionado 67,6 en la cita que dio la mayoría absoluta a Juanma Moreno con 58 diputados en Sevilla.
En las elecciones generales, la progresión es similar porque crece sin cesar la abstención, pero las cifras son mucho menores. En 2011, en Puerto Serrano dejó de votar el 35,7%. En 2015 ese dato se fue al 42,7 y al año siguiente, al 44%. La frontera simbólica del 50% -la mitad de la gente se queda en casa o donde sea- sin votar, no se ha superado. En 2019, subió al 48,7% que está rozando esa cifra pero aún no la supera. Habrá que esperar a finales de este 2023 para comprobar si se salta el 50% y la tendencia abstencionista sigue al alza o llega un descenso.
La mitad de votantes en unos pocos meses
La conclusión más simple señala que las autonómicas interesan muy poco a la población de Puerto Serrano en lo que va de siglo XXI. Menos que las elecciones generales, que tampoco logran una movilización notable. Esas dos realidades numéricas chocan con el nivel de abstención en las municipales. A la hora de elegir concejales y alcalde o alcaldesa, los habitantes de Puerto Serrano con derecho a voto se muestran más interesados y activos. El factor de cercanía debe de jugar un papel esencial porque las cifras son muy diferentes. En 2007 y 2011, la abstención ni siquiera llegó al 30% (21,3 y 26% respectivamente). La renuncia de votantes se agudizó en 2015 (36,9%) pero la participación subió de nuevo en 2019 (34%).
En ningún caso, en todas las municipales de este siglo, se ha llegado a situaciones electorales vistas en autonómicas y generales: que más de seis de cada diez censados ignore la llamada al voto. En el caso de las elecciones locales, ni siquiera se ha llegado al 40% de abstención. Si se hacen comparaciones entre convocatorias distintas pero cercanas en el tiempo, como las municipales de 2011 y las autonómicas de 2012, el contraste es notable: en las primeras se abstuvo el 26% y en las andaluzas, el 47%, casi el doble de ausentes con solo meses de diferencia.
Daniel Pérez: "Los ayuntamientos son la última frontera de la resignación"
Daniel Pérez es el alcalde de Puerto Serrano y aspira a la reelección este domingo 28 de mayo por Izquierda Unida. Como uno de los responsables de la coalición en la provincia, los altos niveles de absentismo le perjudican en las convocatorias autonómicas o estatales y le benefician en las locales. En ambos casos, encuentra la misma explicación: la lejanía o cercanía que el votante percibe en cada convocatoria.
"La gente necesita identificar la política con algo útil; útil para su pueblo, para su familia, para ellos mismos. Puerto Serrano tiene una de las rentas familiares más bajas de España. La gente trabaja casi en las mismas condiciones desde hace décadas. Sienten que gobiernen quien les gobiernen, a nivel nacional o a nivel autonómico, en Sevilla o en Madrid, nada va a cambiar, que sus vidas continúan prácticamente igual", afirma el regidor serrano.
Pérez entiende que "en sus cabezas, en las de los votantes, se ha roto la relación causa-efecto. No acaban de percibir que las políticas que ejercen unos o que ejercen en los parlamentos otros tengan repercusiones distintas en todo: servicios públicos, derechos sociales... En política municipal, a cambio, la relación es directa, es cotidiana. El trabajo o la dejadez de un equipo de Gobierno se traduce en cosas medibles: mejor o peor limpieza, más o menos actividades, parques más o menos decentes... De alguna forma, ahí la relación causa-efecto continúa viva. Los ayuntamientos son la última frontera del abstencionismo y la resignación".
Comentarios