Algunos llevaban mucho tiempo esperando este momento – más de un año – y por fin ha llegado. Aunque hablo de la puesta de escena de España, me refiero a Carolina, no a la selección. La consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía se ha subido a la tribuna del Parlamento andaluz para defender los Presupuestos de 2023 en el debate a la totalidad.
El día y la hora no eran los más acertados, pero lo que toca, toca. No para todos, eso sí. Mientras en el Parlamento se debatía, la selección española debutaba en el Mundial de Catar y ello ha provocado que dentro del hemiciclo hayamos visto ordenadores de consejeros encendidos con el partido puesto ante la indignación de los diputados socialista. Eso en los que se quedaron, porque conforme se acercaba la hora del debut de la selección cada vez había menos escaños ocupados.
En cualquier caso, España no ha tenido problemas en su primera gran prueba. Tampoco los ha tenido en el Parlamento de Andalucía gracias a la mayoría absoluta que respalda al Gobierno que dirige Juanma Moreno. Un presidente que, por otro lado, tan sólo escuchó la exposición de Juan Espadas, el líder socialista. Las tres enmiendas a la totalidad presentadas por los tres grupos de izquierdas han sido rechazadas por el Partido Popular y también por Vox.
A pesar de que el debate iba sobre las cuentas de 2023, lo cierto es que se ha hablado más del pasado que del presente y del futuro. Más de Pedro Sánchez que de Juanma Moreno. Volviendo al símil, en el calentamiento – la exposición de la consejera durante la mañana sin un tiempo limitado – no ocurrió nada relevante. El sinfín de datos que ya ha expuesto la Junta de Andalucía durante estas semanas volvieron a resonar en el Parlamento de Andalucía. España habló de la Educación, la Sanidad y los servicios sociales como ejes vertebradores. Sacó los datos de los autónomos, se refirió a los presupuestos como los más ambiciosos y, cómo no, se refirió al Gobierno del Partido Popular como la “Andalucía del cambio”. Del infierno fiscal a la autopista para la inversión. Metáforas que, desde luego, no son las más originales del mundo.
Por concretar, cada una de las partidas descritas durante la hora y media de discurso es “histórica”. Una inversión nunca vista que coincide con un momento “de incertidumbre económica”. Coincidiendo con la polémica de estos días también mencionó que había en las cuentas un “enfoque de género”. Tampoco podían faltar los reproches por el bloqueo en el sistema de financiación autonómico. Algo en lo que, todo sea dicho, el Gobierno de Moreno insiste con razón. Por si no había quedado bien ilustrada la queja de España, se permitió recitar unas palabras de María Jesús Montero durante su época de consejera en la que exigía una reforma que, ahora que depende de ella como ministra, no termina de impulsar. Las partidas económicas se iban sucediendo en una mañana donde no había réplicas hasta el punto de que, quién sabe si como fruto de la emoción, la consejera se apuntó el Bono Joven Alquiler, cuya dotación económica es del Gobierno central.
Comunistas, independentistas y proetarras
Por la tarde llegó la competición. Los cara a cara y los intercambios de argumentos. Juan Espadas fue el único afortunado de la izquierda que pudo intervenir sin que coincidiera su primer turno con el partido de la selección. Fue entonces cuando España dejó más dudas como parlamentaria usando un tono más habitual en el Congreso, Cámara de la que procede, que del Parlamento de Andalucía, donde los decibelios suelen ser menores y los debates más constructivos.
Fue entonces cuando el partido (perdón, el debate) se embarró. A un discurso de Espadas en el que recriminaba al Gobierno de Moreno no haberse sentado a negociar con la oposición, donde achacaba que los datos que ofrece el Ejecutivo son propaganda y donde aseguraba que la mayor parte del incremento presupuestario se debía a fondos llegados del Gobierno central y la Unión Europea, la respuesta de la consejera se basó en hablar de los ERE en su primer minuto de réplica o mencionar a independentistas, comunistas y herederos de ETA en el resto de su intervención. No ocurrió en una única ocasión, sino en varias. El partido creo recordar que ya iba 3-0, pero el hemiciclo seguía con su media entrada. Entre tanto, antes de finalizar, Espadas dejó claro que no apoyarían algo en lo que apareciese “bonificación para las víctimas de violencia doméstica” en lugar de “víctimas de violencia de género”.
Los argumentos dejaban a todos un poco en fuera de juego. Cuando Carolina España hablaba de Pedro Sánchez, los socialistas respondían hablando de Rajoy. Si la consejera mencionaba la herencia recibida, Espadas se escudaba en que el Partido Popular ya llevaba cuatro años. En medio de todo, aunque escorado hacia la bancada popular – lógico, por otro lado – estaba Jesús Aguirre como presidente del Parlamento. Aguirre, consciente de la que tenía que aguantar en una tarde como esta, dijo suspirando en un par de ocasiones, “nos quedan cinco horas”. No fue la única intervención de Aguirre, que también pidió a Espadas que controlara los murmullos de su grupo cual profesor de instituto.
El debate fiscal
Ante el nerviosismo, Inmaculada Nieto, de Por Andalucía, se subió a la tribuna dejando claro que “sí, efectivamente va ganando España”. En su intervención insistió en lo que ya había mencionado Espadas aunque con especial incidencia en un modelo fiscal que, según Nieto, sólo beneficia a los más ricos. Luego lo completaría Teresa Rodríguez, portavoz de Adelante Andalucía, diciendo que la Junta le ponía una “alfombra roja” a los millonarios extranjeros. “Me preocupa que se tengan que ir los jóvenes”, afirmaba Nieto a la pregunta de la consejera sobre si no quería que vinieran extranjeros. La líder de Izquierda Unida también aprovechó para dejar claro que el incremento en el presupuesto venía, principalmente, por transferencias de otras instituciones. “Tienen estrategia para lo privado, no para lo público”, concluyó.
En una línea similar intervino la propia Teresa Rodríguez, eso sí, dejando claro que ella no era defensora del Gobierno central y dando la razón a la Junta en que lo que le llega a la comunidad es lo que le corresponde. Sin embargo, la gaditana también mostró su rechazo al modelo fiscal. “El resto de comunidades han recaudado más que nosotros por no bajar el impuesto a las grandes fortunas”, decía la de Adelante mientras acusaba al Ejecutivo de pedir dinero en Madrid con “una mano agujereada”, en referencia a la eliminación de determinados impuestos. En ese momento, España ya había arrasado a Costa Rica, pero la otra España, la consejera, era incapaz de encontrar argumentos diferentes a los que ya había manifestado en anteriores intervenciones.
La mano tendida de Vox
Faltaba Vox, que no había presentado enmienda a la totalidad. Era ya el descuento del debate, aprovechando que en el Mundial están siendo bastante generosos. Gavira se subió a la tribuna con un objetivo: tender la mano al Partido Popular para construir una alternativa para el Gobierno de España como él mismo ha dejado claro en más de una frase. “La mayoría absoluta no es un cheque en blanco”, señalaba al inicio de su intervención. Acto seguido arremetía contra el “globalismo” y la “agenda 2030” porque provocan que los agricultores andaluces vendan a perdida. Esto, por cierto, se votó en el Congreso para prohibir que así ocurriera y Vox lo rechazó.
“Estamos en un examen”, “el presupuesto es una demostración de que es posible una alternativa”, volvía a expresar desde la tribuna en lo que ya parecía casi una súplica para que el Partido Popular se desprendiera de complejos y reconociera abiertamente que Vox es su único socio posible. El adoctrinamiento en las clases se mezclaba con las esperas en la sanidad o las promesas incumplidas de Juanma Moreno, “yo todavía voy al Puerta del Mar”, en referencia a la no construcción del tercer hospital de Cádiz.
Lejos de ser beligerante y con el partido ya ganado desde antes de empezar, Carolina España también dejó claro que no descarta un entendimiento con el partido que se sitúa a su derecha. El incremento de altos cargos lo defendió diciendo algo así como que trabajan mucho y hacen la gestión administrativa más eficiente. Por si el argumento no tenía la suficiente fuerza, el nombre de Pedro Sánchez volvió a relucir antes de que España volviera a hablar de independentistas, proetarras y comunistas o señalara las líneas rojas del Gobierno: subir impuestos y bajar gasto social. “No nos gustan su presupuesto. Nos gustan dos cosas de usted, sus apellidos: España y Reina”. Ha sido un buen día para las dos Españas, aunque una de ellas ha dejado alguna duda para cuando las cosas sean más complicadas.