El último debate político de la provincia de Cádiz en 2024 contuvo todos los elementos que han caracterizado cada trámite institucional, a cualquier escala, durante el año que termina.
Pareció un resumen de esos que hacen los programas o las revistas con los momentos clave, las fotos señaladas. Aquí serían sectarismo, distracciones partidistas, exageraciones y pescado vendido, todo decidido de antemano. Quizás en orden inverso pero sin sorpresas ni aprietos.
El pleno de la Diputación Provincial para aprobar los presupuestos de 2025, celebrado este lunes en el Palacio de la Aduana de Cádiz, tuvo todas las piezas de la política española de mediados de la década de los 20.
Algo de chisme y bulo; mucho lugar común que cualquiera habría recitado 48 horas antes; el llamativo silencio de los que deciden (La Línea 100x100) pero hablan en foros más discretos e influyentes y, por último, abundancia, mucha abundancia.
Porque las cuentas aprobadas son "las más altas, las más sostenibles y las más inversoras", proclamó la presidenta Almudena Martínez del Junco en el remate. Hay de todo y para todos, como es habitual en estos tiempos de bonanza económica y material.
Son 389,4 millones los que contiene el presupuesto aprobado, el segundo del gobierno PP-La Línea 100x100, el mayor de la historia de la institución. Ese es el llamado "consolidado". Si se atiende al denominado ordinario también es el más elevado de siempre de su categoría con 377,5 millones.
Con el sorprendente y testimonial apoyo de IU, que sólo tiene un diputado (Ramón Galán) y decidía dar "un voto de confianza", salían adelante unas cuentas que dan forma a todo el ejercicio de 2025 en la Corporación provincial.
Los del próximo año tienen 45 millones más que en 2024 y 66 millones más que en 2023. Siempre adelante. Vista al frente. Más alto y más fuerte, como si fuera una cita olímpica.
A la hora de las explicaciones llegaron los detalles morbosos. Juan José Ortiz defendió la postura del Partido Popular en su papel de vicepresidente especializado en números: "Estos presupuestos dan a la Diputación un papel protagonista como gran motor de cohesión y desarrollo de la provincia".
Fue el primero en utilizar un adjetivo luego repetido. Las cuentas son "expansivas", dijo, que debe de significar que son muy grandes, que crecen sin parar. Para el concejal gaditano reducen "la brecha pueblo-ciudad y pone a los municipios menos poblados en el centro".
Al menos evitó recurrir a la manida declaración ('son los presupuestos más sociales de la historia') que utiliza sin pausa cada administración al margen de su dirección política cada año de los últimos.
Sí aseguró que "blinda las políticas sociales" ya elevadas en las cuentas de 2023 y mantenidas intactas en su nueva edición. Es decir, se quedan donde estaban. Muy altas para los autores y no tanto para los opositores.
Ana Carrera tomó la palabra por el PSOE, único grupo político de los cuatro en el pleno que acabaría votando en contra. PP, linenses e IU acabaron por formar una alianza digna de estudio.
La portavoz socialista calificó los presupuestos como "una anomalía enorme, un verdadero desastre que no contempla ni una partida para el transporte público ni atiende a la vivienda, el mayor problema de los españoles en estos momentos".
Carrera intentó meter el dedo verbal en la llaga rural: "Se nota que los diputados que forman el equipo de gobierno son de La Línea, de El Puerto, que la presidenta es de Jerez, el vicepresidente, de Cádiz, otros, de Algeciras".
Así trató de justificar que este proyecto presupuestario "pisotea a los municipios de menor población porque es una competición a ver quién se lleva más, si El Puerto, si La Línea y machacan al resto".
"Se nota que los diputados son de La Línea, de El Puerto, que la presidenta es de Jerez, que el vicepresidente es de Cádiz, o de Algeciras"
"Lo menos que se podía pedir es que los planes provinciales de empleo crecieran en el mismo porcentaje que el presupuesto. Y se quedan igual".
Todo parecía transcurrir por el infrecuente y reconfortante terreno de la crítica sobre la gestión, con argumentos, cifras y datos, hasta que la diputada socialista pronunció las dos palabras malditas: Pedro y Sánchez.
Al presidente del Gobierno achacó que el presupuesto provincial pueda elevarse en 45 millones de euros, los mismos que el Ejecutivo del líder socialista ha elevado en las transferencias que hace a las administraciones regionales, provinciales o locales.
A quién se le ocurre mentarlo. Juan José Ortiz, en su respuesta, ya se dejó deslizar por la tentación: "Si las transferencias tienen 45 millones más es por el sablazo que Pedro Sánchez da a todos los españoles con 81 subidas fiscales".
Hasta la moderada presidenta, Almudena Martínez, sucumbió: "Si hoy Pedro Sánchez esquía es gracias a los españoles". Mientras los asistentes se preguntaban si esa práctica deportiva presidencial es real o inventada, exagerada o común en los predecesores, el debate provincial se esfumó.
"Queremos ser útiles y estimular la actividad económica en la provincia", resumió la máxima responsable de la institución para cerrar. Para entonces, por más que calificara de "disparate" las críticas socialistas, la discusión sobre tratamiento a necesidades y poblaciones gaditanas había desaparecido.
"Ponemos el empleo en el centro, atendemos a los municipios y blindamos el gasto social, porque cada municipio cuenta y cada persona importa", añadía mientras los escasos asistentes, apenas una docena de asesores, se seguía preguntando si Pedro Sánchez está esquiando y dónde. Ah, en Sierra Nevada.
Durante toda esta hora y pico de pleno y debate, los que han decidido cada partida, los que han participado en cada decisión, los diputados de La Línea 100x100 ni piden la palabra ni la toman. Silencio que retumba.
Ya han hablado en los despachos adecuados, ante los foros que deciden. Sus amenazas y quejas a lo largo de 2024 han quedado en lo que parecían: órdagos y avisos legítimos para conseguir sus objetivos.
Una vez logrados no hay más que hablar, mucho menos en público. Los localistas, como los nacionalistas, están amparados en el derecho de sus votantes, los que justifican sus actuaciones y su capacidad de influir.
Así es el juego de la representación política en España. Está por ver que haya otras tácticas mejores o más honestas. Estas parecen serlo. Por ahora, estas son las que funcionan en la Carrera de San Jerónimo y junto a la Plaza de las Tortugas.
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