Fue un golpe de efecto que introdujo Pablo Casado para amortiguar el trompazo de las pasadas elecciones catalanas —donde el PP sacó solo tres escaños—, pero la operación inmobiliaria, que pretendía romper con todo lo oscuro del pasado reciente de los populares, no ha llegado a buen puerto.
La venta de Génova, 13 no se llevará finalmente a cabo. "Los edificios no tienen la culpa de nada, y la sede nacional del PP es de sus afiliados", vino a decir este pasado lunes Elías Bendodo, coordinador general del partido, a preguntas de los periodistas.
Génova, 13, con al menos un par de plantas en desuso, seguirá siendo la sede nacional del PP —una planta está reservada a los populares madrileños—, por lo que el pelotazo inmobiliario con el que se pretendía borrar la historia de un inmueble reformado con dinero negro, según ha probado la Justicia, no se producirá. Y eso que el partido incluso contrató los servicios de una consultora para que le asesora en el proceso de venta del inmueble e incluso tenía previsto mudarse a un edificio del Paseo de la Castellana.
El nuevo presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ya no contemplaba en abril pasado la venta de la sede sita en la madrileña calle Génova, después de que su antecesor anunciara que la formación dejaría el histórico edificio para romper con el pasado y la corrupción. Como se ha dicho, lo hizo justo tras conocer la debacle del PP en las elecciones catalanas y la misma semana que arrancaba en la Audiencia Nacional el juicio por el presunto pago de las reformas de la sede con dinero negro.
En octubre pasado, la Audiencia Nacional condenó al extesorero Luis Bárcenas a dos años de cárcel y al PP como responsable civil por pagar las obras de Génova con la 'caja B'.
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