El liderazgo de Pedro Sánchez dentro del PSOE no tiene apenas contestación. Convergen muchos elementos. Pero el principal es que apenas hay barones autonómicos fuertes, presidentes de comunidades que venzan en sus respectivos comicios con holgura. Está Emiliano García Page y nadie más. Y es precisamente una de las pocas voces críticas con Sánchez. En el resto del país, hay liderazgos sostenidos en provincias y municipios, personas respetadas, pero que en principio se muestran alineadas con las posturas del presidente del Gobierno.
Y la razón es que es el mayor activo del PSOE. Mantener La Moncloa casi contra pronóstico en verano de 2023 ha dado un poder enorme dentro del partido a Sánchez. Y es una persona que limita mucho sus posicionamientos, por lo que se gusta de que las personas a su alrededor interpreten cada palabra. No se toma prisas para decidir en asuntos internos.
Es lo que está ocurriendo en estos momentos para determinar el futuro del PSOE de Andalucía. Miles de militantes, centenares de altos cargos, están a la espera de que Sánchez, de forma activa o solo sugiriendo, decida un nombre para dirigir el partido, para ser el próximo secretario o secretaria general.
Este siete de enero comienza el proceso oficialmente de presentación de precandidaturas, y a partir del día 11, la recogida de avales para ser proclamado candidato. El crítico Luis Ángel Hierro ya ha anunciado que volverá a presentarse, como hizo en el último proceso interno.
En aquella ocasión, el ganador fue Juan Espadas, quien finalmente acabó con la carrera política en Andalucía de Susana Díaz. Hoy, las malas perspectivas electorales ante un imbatible Juanma Moreno han insuflado en una mayoría de dirigentes la necesidad de repensar el futuro del partido y buscar un cambio de liderazgo.
Estas horas son clave, porque Pedro Sánchez se queda sin margen para posicionarse y marcar el camino. Hay varias opciones. Ya en diciembre, Ferraz señaló que su apuesta era el jiennense Juanfran Serrano, como adelantó lavozdelsur.es.
Hay otro nombre sobre la mesa, el de María Jesús Montero. Es la vicepresidenta del Gobierno y una persona sobre la que recae gran parte de la acción política de La Moncloa. Ejerce en la práctica de portavoz sobre muchos asuntos y sobre ella recae la Hacienda pública, ganando peso político desde la marcha de Nadia Calviño. Desde que empezó el runrún andaluz, varias fuentes insistían en que a Montero no le convencía volver a Andalucía.
La opción de que Juan Espadas se mantenga se ha ido diluyendo semana tras semana desde que se celebrara en Sevilla el Congreso Federal que reeligió a Pedro Sánchez como jefe de los socialistas de España. El presidente del PSOE andaluz, Manolo Pezzi, insistía este 5 de enero en que el mejor líder sería Espadas, por su "larga experiencia de gobierno y oposición, que conecte con los jóvenes por sus conocimientos del medio ambiente y cambio climático, capaz de llevar bien estrategias de vivienda, municipalistas de primer nivel, trabajador incansable, conocedor a fondo del territorio andaluz y de su gente, honesto a carta cabal".
Este mensaje vendría a desmentir que el núcleo duro de Juan Espadas dé por finiquitada la batalla, como en algunos momentos se ha deslizado. Apunta a que Pedro Sánchez no le ha comunicado aún que quiere que dé un paso al lado y facilite su relevo.
Por lo pronto, Luis Ángel Hierro se va a presentar y, si logra los avales necesarios, habrá proceso electoral interno. Pertenece a un sector autodenominado crítico con la gestión del PSOE de los últimos años, pero dentro de una corriente sanchista. En 2021 logró el 5,5% de los votos de la militancia en aquellas primarias, y no ha cambiado nada que haga pensar que sus apoyos se han incrementado de forma importante desde entonces.
Existe otra corriente crítica heterogénea que durante meses aspiró a encontrar un candidato de consenso, pero no ha prosperado esa opción en la que el parlamentario Mario Jiménez estuvo involucrado, como él mismo señaló en sus redes sociales. El reto resultaba imposible: unir a todos los descontentos municipio a municipio para salirse del guión y encontrar un nombre que satisficiera a todos. No ha sido posible tejer esas complejas alianzas y a seis de enero tan solo se mantienen a la espera.
En cualquier caso, desde Espadas hasta esos críticos, todos esperan que Pedro Sánchez se pronuncie públicamente.
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