La presidenta de Diputación de Cádiz y secretaria general del PSOE gaditano, Irene García, ha replicado a miembros de su ejecutiva provincial que abiertamente apuestan por una renovación del liderazgo del partido tras el congreso provincial del próximo mes de diciembre. Entre los críticos se han manifestado abiertamente Juan Carlos Ruiz Boix, que encabezó la lista alternativa que venció en las primarias para elegir delegados al congreso federal de este mes, y también la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, y el alcalde de Alcalá de los Gazules, Javier Pizarro. Tanto Ruiz Boix como Pizarro son, además, miembros del Gobierno que preside García en la institución provincial.
A preguntas de los periodistas tras un encuentro con el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, y escoltada por su mayor valedor entre las familias socialistas gaditanas, el vicepresidente de Diputación y alcalde de Chiclana, José María Román, García ha ofrecido el clásico recurso político de esto que ustedes están escuchando no es una valoración pero la contundencia de sus palabras contra sus críticos, que le ganan —a tenor de los resultados del pasado 26 de septiembre por 288 votos—, resuena aún entre las paredes del palacio provincial.
"No hago valoraciones de ese tipo y menos en sede institucional", ha prologado García su alocución. Lejos de callarse —aunque oficialmente no concederá entrevistas hasta pasado el congreso federal—, la dirigente sanluqueña sí ha aseverado que "creo que se está hablando mucho, y demasiado, de cuestiones que para nada preocupan a los ciudadanos".
En este punto, ha ido a más: "Como es obvio, más allá de valoraciones, creo que hay un cierto nerviosismo nada razonable por parte de determinadas personas que conforman la dirección provincial del partido actualmente, que además conforman el gobierno de la Diputación". Aquí se ha referido a la filtración de una reunión que mantuvo con afines en Puerto Real en la que dio orden de captar antes del congreso provincial a unos 500 afiliados, tal y como reveló lavozdelsur.es. No ha negado abiertamente que este no sea el objetivo, aunque sí ha denunciado, "con toda sinceridad", que "no debiera de haber ninguna preocupación con lo que ocurrirá en el censo, sino que esta preocupación debiera haber existido previamente. El censo no es que pueda ser inflado, es que ya hubo determinadas agrupaciones que se encargaron de inflarlo y, sorpresivamente, agrupaciones muy pequeñas han multiplicado hasta por tres su militancia en apenas dos meses".
Ceses de asesores: "A lo mejor lo razonable es que se hubiese dimitido desde el primer momento en el que no se tenía esa confianza"
"Imagino —ha dicho en tono amenazante— que estarán preocupados porque a eso sí se le tiene que hacer un seguimiento y, por tanto, controlar e inspeccionar qué ha ocurrido en determinadas agrupaciones en las que ha habido ese baile de militancia". En todo caso, sobre las reflexiones de Ruiz Boix en una entrevista este pasado lunes en lavozdelsur.es, o la nota conjunta de miembros de su ejecutiva que se lanzó este pasado martes, "me van a perdonar, pero últimamente leo poco, escucho menos y me gustaría ver menos. Se están escribiendo tantas cantidades de tonterías que faltan a la verdad...".
En cuanto al otro espinoso asunto que rodea estos meses previos al decisivo cónclave de diciembre, el cese de dos de sus cargos de confianza vía SMS con la baja de la Seguridad Social, inmediatamente después a su derrota en el proceso orgánico del pasado septiembre, García ha dicho que las críticas "sostienen el argumento razonable de algo que es competencia de esta presidencia. Cuando en su momento hace equipos, en cuestiones de confianza hay una figura legal que es la del asesor, que se basa precisamente en la confianza, y hay una cuestión obvia, cuando se rompe la confianza, se cesa. Ya casi no tengo yo ni que explicarlo, lo ha explicado él mismo (por Ruiz Boix)".
"Lo que no es normal es que si alguien sustentaba su cargo público, o con una liberación de dinero público en base a una confianza que no existía, a lo mejor lo razonable es que se hubiese dimitido desde el primer momento en el que no se tenía esa confianza. No tenía que haberse llegado al cese", ha remarcado.
En todo caso, ha insistido, "entiendo e interpreto que hay mucho nerviosismo por parte de algunos que han intentado que esto colme el debate y, por mi parte, ni va a haber aspavientos, ni ningún mensaje en contra de ningún compañero ni compañera porque cada uno se retrata por sus propios hechos, acciones y palabras". Continuará...
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