100 días para una provincia
Javier Fernández de los Ríos (La Rinconada, 1972) cumple justo este domingo 14 de octubre 100 días como presidente de la Diputación de Sevilla. Un tiempo en el que ha podido repensar, reconoce, muchos asuntos en clave provincial. Un tiempo en que ha ido redescubriendo su provincia. La conocía, claro, como secretario general del PSOE en Sevilla, e incluso como alcalde de La Rinconada. Pero ahora es diferente. Le ha dado tiempo a visitar multitud de localidades, tejer nuevos planes y mantener los ojos bien abiertos hacia problemas como la acuciante falta de agua en Sevilla. Además, a pesar de tomar el relevo desde un presidente anterior del PSOE, ha tenido tiempo para ofrecer su propia visión. Eso pasa, por ejemplo, por mantener propuestas y proyectos hacia Sevilla capital.
Hay que hacer referencia a varias cuestiones. La primera es que este septiembre, el jefe del Estado encargó a Feijóo que intentara formar Gobierno. Lo ha intentado pero no ha podido. Una vez que esa página se pasa, hay que buscar un Gobierno que dé estabilidad a España. Esto no va de ganar, sino de gobernar para dar estabilidad, para tener presupuestos, para avanzar en dar equilibrio al país. Las consultas del rey dan como resultado que el PSOE, Pedro Sánchez, intente formar Gobierno. En eso estamos. El PSOE quiere gobernar por varias razones. Porque todavía no se ha desplegado al 100% la agenda social, lo que supondrían muchas mejoras de la gente. El PSOE quiere gobernar para que no lo haga la derecha, porque ya vemos cómo se comportan en muchas comunidades autónomas. PP y Vox eliminan avances en igualdad y en libertad de un plumazo. Y porque el presidente no solo tiene el derecho de presentarse la investidura, tiene la obligación de intentar buscar un clima de convivencia. Significa entrar en el debate territorial, y que todos sientan esa concordia, la que ha funcionado desde la Transición. Merece la pena intentarlo.
"Felipe y Alfonso formaron parte del Gobierno en una etapa muy importante. Pero cada etapa es diferente"
No estamos en una situación de debilidad, sino de oportunidad de jugar un papel intermedio. En España ocurre algo tremendo: el PP es una fábrica de crear independentistas. Porque cuando gobiernan, crispan. Están los que quieren irse a la fuerza, y están los que quieren obligar a quedarse a la fuerza. En medio, está el PSOE, una vía amable a favor del diálogo, en la que intentamos reconectar con una parte de la sociedad catalana que se ha ido. Eso es bueno. Del diálogo nunca salió nada malo. ¿Por qué no intentar tener un país donde tengamos hechos diferenciales? España es plural desde la unidad. La derecha no nos va a quitar más el himno, la bandera y la Constitución, que representa al PSOE como a cualquier otra fuerza política. En reconocer esas diferencias hay un éxito que viene de la Transición, y aquel tiempo nos dio mucho. Hoy España es una democracia absolutamente consolidada.
Tanto Felipe como Alfonso son sevillanos y socialistas, pero son ambas cosas por casualidad. Es decir, existe el orgullo de que sean de aquí, pero su reconocimiento en la socialdemocracia y de la izquierda trasciende a Sevilla, a Andalucía y, si me apuras, hasta a España. No nos molesta. El PSOE es un partido democrático, donde toda opinión es bien recibida, aunque no estemos de acuerdo con algunas posiciones. Felipe González y Alfonso Guerra formaron parte del Gobierno en una etapa muy importante, donde se tomaron decisiones controvertidas. Gobernar es muy complicado, complejo. Ahora es el momento de otros gobiernos, porque la realidad sobre la que trabajan es diferente, muy diferente a la de los 80, igual que también era diferente cuando hace 150 años Pablo Iglesias fundó el PSOE. La realidad cambia. ¿Quién iba a decirle a Pedro Sánchez cuando ganó las primarias que sería presidente y lidiaría con una pandemia y una guerra en Ucrania? El 99,9% de los que opinamos no tomamos esas decisiones. Quien toma las decisiones es el que valora y equilibra la balanza. Pedro Sánchez es el líder del PSOE y la persona en la que hemos depositado nuestra confianza.
La política ha cambiado mucho, sobre todo en cuanto a comunicación. La política es más compleja porque hay que comunicar permanentemente. Hay horas de tertulias en radio, tertulia en redes sociales, que lo cambian todo. Eso genera crispación. Pero cuando la gente visualiza las cosas desde fuera, se ve que la política es útil, que resuelve problemas. Nos piden que no nos pasemos hablando de cosas de políticos. Si la gente ve que los políticos nos preocupamos por la falta de empleo, la vivienda, el salario mínimo, o que tenga un mínimo para vivir, entonces sí se recupera a la gente y se recupera la credibilidad en política. Hacías referencia al 15-M. Llevamos 12 o 15 años en que la política ha cambiado, porque la sociedad ha cambiado. Los jóvenes hoy no son los de los 80. Hay demasiada crispación, y todos quizás tenemos un poco de responsabilidad en eso. Hay que hacer alguna reflexión para intentar quedarnos con la parte buena de la política, la que cambia la vida a la gente.
No ha habido conflicto ni acuerdo. Me he dado cuenta en estos 100 días de dos o tres cosas. Nosotros tenemos 560 millones de presupuesto para 2024, lo que puede ser una gran palanca de acción y de equilibrio territorial y social. Imagínate lo que suponen esos millones repartidos por la provincia. Yo pido, entonces, lealtad institucional. Pero no como palabra de cortesía, porque no quiero lealtad vacía, sino una lealtad que suponga complementar proyectos. Necesito que la Junta mire a Sevilla. Los alcaldes vienen y me hablan de sus problemas, me hablan de Sanidad, de que tenían cinco médicos en el pueblo y hoy quedan dos. Me preguntan por los planes de empleo de la Junta. En mí, la Junta verá una mano tendida, pero necesitamos hechos. He coincidido con consejeros y con el presidente andaluz, por eso hay cortesía, porque no es que nadie se vaya a pegar ni nada así. Pero pido proyectos. La Junta tiene 700 millones del canon del agua, mucho de ese dinero es de Sevilla, y hay depuradoras que se necesitan. Estamos para cambiar la realidad de la gente y necesitamos que la Junta invierta en la provincia y nos tome en consideración, porque es lo mínimo que merece la provincia donde está la capital de Andalucía.
"A la Junta pido un compromiso para Sevilla tan importante como el del Gobierno con la SE-40 o el Metro"
Tengo esperanza de que no sea así. No quiero ni imaginarlo, porque no se lo permitiríamos. En mayo, el PSOE ganó con una diferencia de 55.000 votos en la provincia. En julio, también ganamos al PP por 35.000 votos. No quiero ni imaginar que se centren en la confrontación. Quiero pensar que están estudiando los proyectos que hemos puesto sobre la mesa. Queremos planes de empleo, que la Sanidad vuelva a la que era antes de la pandemia, que se desarrollen oportunidades empresariales en el sector aeronáutico, el área de logística, un compromiso como el del Estado por la SE-40, o el del Gobierno de España comprometiendo por escrito alrededor de 600 millones para el Metro de Sevilla. Eso es lo que queremos que ocurra.
Tampoco voy a partir de esa base. La Diputación trabaja en todos los niveles, en todos los municipios. Pero claro, si tenemos 550 millones de presupuesto, recordemos que el Ayuntamiento tiene uno de 1.000 millones. Tiene mayor capacidad de acción. Nuestro presupuesto no es pequeño, pero no llega al nivel de la capital. Hay relaciones con el Ayuntamiento. Vamos a terminar el proyecto de San Luis de los Franceses, trabajamos por nuevos equipamientos como el Cortijo de Cuartos. No sé si esas inversiones las reciben mal. Los socialistas pensamos en la gente, en el desarrollo de los barrios, y tenemos un carácter muy institucional. Siempre nos alegramos de las cosas que pasen en Sevilla, vengan de donde vengan.
La Diputación tiene mucho potencial para ser un motor de cambio. Nuestro diagnóstico de estos primeros meses, creo, es el acertado. Tenemos que trabajar y buscar la cohesión social, territorial y digital de la provincia. No podemos ir a tres velocidades. El Área Metropolitana va como un tiro porque tiene muchas posibilidades, pero tenemos que seguir buscando esa discriminación positiva para que, por ejemplo, la Sierra Sur y Sierra Morena, o la Campiña o el Corredor de La Plata, tengan esas políticas que permitan no solo vivir bien, sino que se pueda seguir viviendo ahí. Aparte de eso, creo que hay que elevar el nivel político. Tenemos que echarle una pensada a muchos asuntos para tener una visión global. Hablo de la energía, del agua, de los residuos... Pensamos a medio y largo plazo. No puede ser que 24 municipios sigan sin estar conectados a un sistema de agua. Hay que hacer inversiones. El 5G debe llegar a toda la provincia. Todo eso implica pensar como provincia, y que Diputación sea la que busque esos compromisos más allá de lo local.
Estamos ante una sequía brutal fruto del cambio climático. Eso nos obliga a pensar en el corto plazo, y dificulta pensar en el largo plazo, porque es un problema actual. Los 82 municipios inscritos en el sistema de agua sobrellevan mejor la sequía que los que no lo están. El primer objetivo es que tengan agua todos los municipios para que la gente viva. Eso no es un objetivo partidista, es indispensable. Tenemos que trabajar por esos 24 municipios sin sistema de agua. Eso supone inversiones a medio plazo. En paralelo a ello, hay que evitar que Sevilla tenga cinco sistemas de agua. Todas las empresas son públicas, lo cual lo facilita, y debe seguir siendo así. El agua debe ser tratada como un bien escaso y necesario, por lo que hay que plantear el asunto desde la solidaridad.
"Moreno debe dar gracias al Gobierno por sacarle del lío de Doñana"
No debe demonizar a una empresa, no es justo. Es que esa empresa lleva agua a puntos repartidos por toda la provincia. La transporta a Sierra Morena y a Utrera. Eso hace que sea más caro dar servicio. Precisamente por eso, para tener mayor músculo y una economía de escala, es necesaria esa empresa única. Tenemos cinco gerentes del agua en Sevilla. Esto no es una lucha política, al contrario. Porque, llegado el momento, sería normal que el presidente o presidenta de la empresa pública de aguas de Sevilla sea el alcalde o alcaldesa, ya sea José Luis Sanz o Antonio Muñoz.
Moreno Bonilla debe dar las gracias al Gobierno por sacarle de un lío increíble. Era imposible prometer lo que prometía en una situación en que el agua no existe. Propuso una ley para ampliar regadíos para contentar electoralmente a esas personas. El Gobierno es coherente en ese asunto y nunca ha cambiado de posición como sí ha hecho la Junta. Puedes cambiar de opinión si cambian las circunstancias, pero no si las circunstancias son las mismas, y es la falta de agua. Ahora, Moreno deberá explicar en Doñana por qué propuso lo que propuso y por qué propone lo que propone ahora. Bienvenido al camino de la coherencia.
El Gobierno lo intenta. Hay que escuchar a los científicos, las restricciones actuales de agua. Hablamos en Doñana de una de las reservas naturales más importantes de Europa. Doñana no es de Andalucía, es patrimonio mundial. El Gobierno ha puesto recursos económicos para ofrecer compensaciones, para que Doñana se desarrolle sin necesidad de expoliar el parque. No puede haber mayor compromiso que el del Gobierno.
Hablo con Juan Espadas casi todos los días. El PSOE ha pasado una travesía del desierto. El 2 de diciembre de 2018 fue un antes y un después, fue un cataclismo. Pero nos hemos levantado del golpe. Yo veo a Juan fuerte, lo sigo en el Parlamento y quiero recordar que ha jugado un papel muy importante en el asunto de Doñana. El medio ambiente es su especialidad. Es verdad que en otros asuntos también es especialista, pero ha desarrollado su carrera profesional y política en el medio ambiente. Además, ha realizado una propuesta muy interesante rechazada por la junta, que es analizar los niveles de autogobierno en Andalucía, para desarrollar un modelo de financiación autonómica. Veo al PSOE con rumbo. Yo en política creo en el 2G, porque aquí no hace falta 5G: gestión y gobierno. Gestión para hacer un buen uso de los recursos públicos, del dinero. Y gobierno, para saber adónde nos dirigimos. Juan tiene ambas cosas. El PSOE progresa adecuadamente, y el liderazgo de Juan, poco a poco, va consolidándose, no solo hacia dentro del partido, que es muy importante, sino también hacia fuera, hacia la gente.
"El sector debe guiarnos sobre cómo regular el turismo"
La marca Sevilla es una marca muy consolidada. La capacidad de atracción permite aún más margen de crecimiento. Sevilla tiene una historia que la hace de por sí atractiva, a eso se suma el aeropuerto y la capacidad hotelera. Ahora es el momento de pensar en un crecimiento cualitativo. La capital sí está consolidada, pero hay margen de mejora. El sector nos tiene que decir por dónde tenemos que ir las administraciones. La nota actual del proyecto turístico de Sevilla es de un notable alto. La provincia es el complemento perfecto para el turismo de la capital. Es una provincia de paisajes, de mucha cultura, e incluso de un turismo relacionado con la industria que atrae turismo activo. Hablo de bodegas, del mantecado... El turista que viene para una semana a la capital debe tener la posibilidad de conocer la provincia al menos uno o dos días. Hay muchas cosas que se hacen bien. Porque La Giralda no sonríe, sonríe el guía turístico, que te atiende, te da los buenos días. La gente de Sevilla es un gran hecho diferencial y parte del gran valor turístico existente.
No debemos concentrar todo el potencial económico en el turismo, que sí es clave, porque sería torpe no aprovechar el turismo. Pero la marca empresarial de Sevilla debe ser superior al turismo. Y respecto a otras provincias, siempre defiendo que somos complemento de una gran costa andaluza, muy rica en historia, cultura... De lo que se trata es de pulsar las teclas claves con los turoperadores, para trasladar al mundo Sevilla, que es una marca amable.
Tenemos sobre nosotros la espada de Damocles del cambio climático. En octubre hemos llegado a los 37 o 38 grados. Tenemos que ser capaces de encajarlo, porque eso afecta al turismo. Los veranos son más largos y hay meses que te condicionan, porque apenas puede salirse a pasear en horas de sol. Sevilla tiene la capacidad de mantener un turismo estable, desde la Sierra y el interior hasta otros momentos del año. Es difícil que venga alguien del Reino Unido a conocer un municipio, pero sí puede servir Sevilla como imán de atracción. Podemos trabajar para que sea un turismo más estable todo el año gracias a esos destinos.
Un cierto control siempre es bueno. No vale un turismo donde quepa todo, pero tampoco vale un turismo de regulación absoluta y encorsetado. Hay que buscar equilibrios entre turista y residente, porque el turismo nunca puede ser el problema. El sector, que es el que más sabe de esto, es quien nos debe dirigir sobre qué políticas aplicar.
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