Seis años han pasado de aquella noche electoral en la que Juanma Moreno logró los votos suficientes para convertirse en presidente de la Junta de Andalucía. El mundo era diferente en 2018. Pedro Sánchez acababa de llegar al Gobierno y parecía que finalizaba el ciclo electoral conservador en España, que llevaba una década de victoria en victoria electoral. Aunque siempre se le resistía Andalucía, el gran anhelo del Partido Popular.
En 2018, la entonces presidenta de la Junta, Susana Diaz, adelantaba las elecciones para ganar fuelle tras su intento de dar el salto a Madrid. Para entonces, trataba de mostrar sintonía con Pedro Sánchez, un valor al alza. Juanma Moreno, en cambio, no parecía rival. Hace solo unos días, noviembre de 2024, Moreno le dijo en el Parlamento a Espadas que empatizaba con él ante la batalla interna del PSOE andaluz, porque él mismo había estado muy cuestionado.
Y es que Moreno, en aquel 2018, fue candidato por los pelos. En el PP entonces reinaba una corriente más conservadora y liberal, la de Pablo Casado, frente al sorayismo, por Soraya Saez de Santamaría, corriente en la que se inscribía el líder andaluz. Cuando la exvicepresidenta del Gobierno de Rajoy perdió las primarias populares, un derrotado fue Moreno. Solo una victoria le salvaba. Y la lograba en diciembre de 2018.
Para aquel final de hegemonía socialista confluyeron varios factores. Casi cuatro décadas en el poder del PSOE, muy castigado por el caso ERE, suponían un enorme desgaste. Susana Díaz no pasaba por su momento de mayor popularidad. Podemos ya anticipaba que acabaría siendo un polvorín, lo que restó opciones a la izquierda. Pero, sobre todo, ayudaron al PP el crecimiento de Ciudadanos y, sobre todo, la rápida irrupción de Vox. En aquellas elecciones de 2018 en Andalucía, fue la primera que Santiago Abascal rascaba escaños. Doce, necesarios para decantar la balanza. Por primera vez, era posible una mayoría para sacar al PSOE de la Junta.
Cuando no llegaba al año y medio en el poder, llegó la pandemia. Fue ahí cuando, quizás, los andaluces empezaron a conocer a Juanma Moreno. Varias mañanas de domingo metiéndose en las casas de los andaluces para anunciar medidas. En aquel entonces, aunque fue crítico con la gestión de Pedro Sánchez, en la desescalada se distanció enormemente de otras figuras de su partido como Isabel Díaz Ayuso. Moreno se presentaba moderado al no 'correr' demasiado para el final del confinamiento.
De recién llegado, pasó a entrar por los ojos a millones de andaluces que no le habían votado en 2018. En 2022, cuando los andaluces fueron llamados de nuevo a las urnas, el PP logró una holgada mayoría absoluta. 58 escaños, un número que el propio Juanma se tatuó, literalmente. Los barómetros le daban mayoría, pero todo apuntaba que, tras el desplome de Ciudadanos, el PP necesitaría a Vox para gobernar.
La campaña de los de Abascal en Andalucía fue un horror. Así lo reconocen incluso personas que pertenecieron al equipo de Macarena Olona, una 'paracaidista' sin apenas relación con la política andaluza, que había ganado consideración interna tras su dureza contra Sánchez en el Congreso durante la pandemia. No conectó Vox y Olona acabaría marchándose del partido, sin pasar al Parlamento ni siquiera.
Al frente, Moreno ha encontrado desde que llegó una oposición que no logra convencer. Lo demuestran los barómetros y lo demostraron las elecciones de 2022. En las últimas elecciones, su contrincante fue Juan Espadas, con muy malos resultados. El Partido Popular manda principalmente dos mensajes para dañar las opciones de los socialistas: el presunto 'maltrato' de Pedro Sánchez a Andalucía, y, cuando toca, recordar de vez en cuando el caso ERE.
Pero, independientemente de eso, Moreno es hoy por hoy el mejor activo electoral del PP andaluz. En estos seis años, ha ido cambiando de núcleo duro. Si en la primera legislatura fue Elías Bendodo, ahora su consejero de Presidencia es Antonio Sanz. En la primera parte de esta legislatura, su portavoz fue Ramón Fernández-Pacheco, con un discurso tranquilo, en la línea del propio Moreno. Ahora lo es Carolina España, más política, más directa, más dura.
La sensación es que ahora mismo, a Moreno no hay quien le tosa. No tiene ni un rasguño, según los últimos sondeos. La oposición cree que la sanidad es el verdadero talón de Aquiles de la actual Junta. Primero, porque por más que se invierta en el SAS, la sensación de la ciudadanía es que la sanidad va empeorando. O, al menos, que está entre sus primeras preocupaciones. De hecho, le inquieta, porque tras el último barómetro del llamado CIS andaluz, reunió a todo su equipo en la sede del partido a desgranar datos y a buscar soluciones. El próximo presupuesto de la Junta, para 2025, se incrementa en 2.000 millones. Pues la mitad irá directamente a sanidad. Ese es el nivel de interés, prioridad máxima. Sin embargo, en segundo lugar, los tres gerentes del Servicio Andaluz de Salud nombrados por el PP están imputados, debido a los contratos de emergencia, bajo investigación. Apenas lleva unas semanas de instrucción desde que el juzgado admitiera a trámite la querella del PSOE, ahora impulsada por una investigación de la Fiscalía Anticorrupción.
Quizás, el mayor logro de Juanma es haberse convertido en una marca más fuerte que la del propio PP. En algunos aspectos, el presidente de la Junta ha querido deliberadamente alejarse de lo que solía hacer y decir su partido. Véase, por ejemplo, que ha sido un presidente de un partido de derechas quien ha instituido el 4 de diciembre como 'Día de la Bandera andaluza'. Un presidente alejado de dogmatismos y que ha construido su propia personalidad.
Con la mirada puesta en 2026, fecha en la que los andaluces volverán a ser llamados a votar. Queda como mucho un año y medio. Ya ha pasado el ecuador de la segunda legislatura. Si no cambia la tendencia, hay Moreno para rato. El hombre que, inesperadamente, logró sacar de la Junta al PSOE. Y que hoy le cierra las puertas.