El consejero de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía, anunció este martes tras el Consejo de Gobierno en el Palacio de San Telmo que el Ejecutivo otorgará varias ayudas a empresas con fondos propios. Ayudas millonarias para grandes proyectos, entre los que se encuentra el de Cobre Las Cruces.
Esta mina es una de las 'joyas' de la faja píritca. Se ubica muy cerca de la capital sevillana, entre las localidades en Gerena, Salteras y Guillena, además de otras instalaciones en La Algaba. Es propiedad del gigante canadienste First Quantum y, al igual que el futuro proyecto de Aznalcóllar, cuenta con una tubería que realiza vertidos al río Guadalquivir desde hace más de dos décadas. De hecho, parte de la controversia científica sobre los vertidos de Aznalcóllar tiene que ver con un posible problema en el cálculo del impacto sobre el medio ambiente al no haberse previsto bien las consecuencias de que ambos vertidos confluyan, señalan informes científicos como el del catedrático de la Universidad de Sevilla Jesús Castillo.
El yacimiento de Las Cruces es uno de los más potentes por la enorme presencia del cobre. Por cada tonelada extraída, la presencia del cobre es de alrededor del 6%, mientras que habitualmente, en las minas alrededor del mundo, suele ser del 1%. Según indicaba semanas atrás El Confidencial, el gigante canadiense First Quantum estaría barajando la posibilidad de vender la mina para lograr liquidez. Aunque el problema de fondo es que se está acabando el cobre.
Hace unos años, First Quantum ya empezó con un proyecto para alargar la vida útil de la mina otros 15 años. El objetivo, ampliar la mina hacia el subsuelo en busca de cobre, zinc, plata y plomo, ya que los sondeos indicaban que habría más vetas. Y, en paralelo, cambiar el proceso para la extracción. Un proceso, por cierto, el de separar los metales, con un gran coste energético. Pero seguiría saliendo a cuenta extraer hasta el último kilo de cobre. Porque su precio, desde mediados de la primera década del milenio, ha doblado su valor. La razón es evidente, el incremento de usos para tecnología. Un incentivo secundario son esos otros elementos como el zinc, la plata y el plomo.
Habrá que emprender trabajos como la puesta en marcha del yacimiento subterráneo, y construir una nueva planta. El total de inversiones, según Las Cruces, es de unos 500 millones de euros. Para la instalación física donde separar minera, el coste es de unos 193 millones de euros. Esto último es lo que subvencionará el Gobierno andaluz con 3,44 millones de euros. Concretamente, para nueva planta hidrometalúrgica polimetálica, clave para alargar la vida útil unos 15 años más.
En defensa del proyecto, Las Cruces asegura que gastará un 90% menos de CO2 de lo que suele necesitar la minería, "contribuyendo así al objetivo de descarbonización de nuestra economía". La razón es sencilla: no habrá que trasladar el material a una fundición, sino que se fundirá en el lugar. La planta contará con energías renovables y se promete "la rehabilitación ambiental progresiva de todos los espacios afectados por la operación minera", sin entrar en más detalles.
Aunque señalan un verdadero incentivo para seguir trabajando en la que es la mayor mina de cobre a cielo abierto en Europa, y que, dicen, convierte en estratégico el interés por ampliar la vida útil con la nueva planta polimetalúrgica: "Los metales que se producirán en Las Cruces suministrarán a la industria europea materias primas estratégicas para la transición energética y digital, reduciendo la dependencia de mercados externos como China". Seguir extrayendo en Andalucía va más allá de generar empleos, vienen a decir. Por lo pronto, la Junta va a poner su grano de arena, 3,44 millones, para que continúe en marcha.